Todo bien en Alvarolandia

garcialonera No contento con ser el traductor oficial del presidente, que transmuta el valor de las palabras de Evo Morales cuando éstas complican la imagen del régimen, Álvaro García Linera también busca traducir la realidad, interpretando los hechos para que signifiquen algo distinto a lo que percibe la ciudadanía en carne propia. En una extensa entrevista concedida a un matutino de Cochabamba, el vicemandatario ejercitó su “interpretación libre” de la realidad. Según esta versión de las cosas, el crecimiento del 92% del gasto burocrático durante el actual gobierno sería un ejemplo de “austeridad monástica, franciscana”. De la misma forma, los gritos de días pasados en el estadio Siles de “¡Fuera Evo!” en realidad significaban que “Evo es insustituible”. La catástrofe política del “gasolinazo”, que tuvo a García Linera como protagonista destacado, fue apenas “una raspadura en nuestra relación con ciertos sectores sociales”. El proyecto del MAS no estaría en fase terminal, ya que “el gobierno no está en su peor momento”. El narco-escándalo del general Sanabria sería en verdad una confirmación de que el gobierno “hace todo lo que está a nuestro alcance” para combatir al narcotráfico, “en la ley, en la erradicación, en el uso de dinero, en el cambio de mandos, en la búsqueda de nueva tecnología para controlar precursores, en aviones…”. Si el 70% de los bolivianos dice que el país va por mal camino, esto quiere decir que “hay que dejar que la gente reelija a Evo en el 2014”. Y en medio de tanta maniobra envolvente con la realidad, un lapsus de sinceridad y una confesión de partes: “Juan Ramón se fue hasta Pando para ejecutar la toma”. Es el reino del relativismo empoderado, donde no hay una verdad objetiva sino una interpretación establecida desde el Estado. Como en aquel diálogo clásico de Alicia en el país de las maravillas:

“Cuando yo uso una palabra -insistió Humpty Dumpty- quiere decir lo que yo quiero que diga, ni más ni menos.

La cuestión -insistió Alicia- es si se puede hacer que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes.



La cuestión -zanjó Humpty Dumpty- es saber quién manda. Eso es todo”.

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