El 21060 ha muerto, ¿quién vive ahora?

Álvaro Riveros Tejada

riveros_thumb Víctor Paz Estenssoro, padre y autor del decreto supremo 21060, a tiempo de anunciarlo manifestó: “Este decreto tendrá al menos, una duración de 20 años”. Ha transcurrido más de un cuarto de siglo y esa normativa legal sigue vivita y coleando. Tal es así, que la prueba más patente es la obsesiva determinación de asesinarla a toda costa.

Que la normativa haya durado 26 años significa que cumplió superabundantemente el objetivo y el propósito para el que fue creada. Esa espantosa inflación del 24.000% fue superada y, a través de los mecanismos establecidos, la estabilidad monetaria permanece incólume hasta el día de hoy, como fundamento esencial de la política monetaria.



Es más, el incremento del precio de los hidrocarburos que fue otro de los puntos fundamentales de su creación, volvió al escenario político hace apenas tres meses, en la forma de un fallido gasolinazo que estuvo a punto de llevarse por delante al propio gobierno.

Cuál sería la magnitud e importancia de este decreto que, lejos de ser desechado como inútil por todos los gobiernos que sucedieron a su promulgación, se convirtió en bandera de los movimientos de una izquierda nostálgica, que se propuso como sublime objetivo su ajusticiamiento. Es así que la lucha social contra el 21060 se concentró en matar a su fantasma, ya que el artículo 55 que trata de la libre contratación y el despido, y que se supone afectaba a la clase trabajadora, había fallecido hace muchos años atrás.

Sin muchas conquistas que anunciar este próximo día del trabajador, el gobierno ha centrado su atención en el simbólico linchamiento del decreto. Quizás una de las medidas consista en aniquilar el “bolsín”, un ingenioso mecanismo de regulación cambiaria de la moneda, que sigue siendo utilizado hasta el día de hoy. Para tal efecto, el súper ministro de economía nos ha sorprendido con el lanzamiento de un dispositivo adicional: el “crawling peg” o paridad móvil en cristiano, que es la misma dama originaria, pero con otra pollera. (No confundir con crawling pig).

No sabemos todavía si como emergencia de dicha medida morirá también el boliviano, como paso previo a la resurrección del peso, representado por un cheque de gerencia, delicadamente impreso sobre papel bond, con un valor de 10 millones de pesos.

El ministro también ha manifestado que ya no hay libre exportación ni importación en el país, éstas han sido abandonadas desde el año 2006. Al parecer, el dignatario se refería a la nueva política de importación emprendida por algunos miembros de las FF.AA. obviando trámites aduaneros. Lo cierto es que el 21060 ha muerto, y como Melgarejo, solo nos resta preguntar: ¿y quién vive ahora?