El gobierno perdió el norte de la economía

Carlos Hugo Laruta Bustillos

laruta 1. Desde 2006 el Gobierno se dedicó a realizar cambios en el papel, que hoy son invisibles para nuestro pueblo pues no los siente ni en el pan de cada día ni en su bolsillo en forma de salarios dignos. El Gobierno se dedicó sólo a la política y los aliados que cogobernaron MAS-MSM dividieron a los bolivianos y se pleitearon con la Iglesia Católica, con los medios de comunicación, con varias regiones (Cochabamba, Pando, Caranavi, Potosí, Santa Cruz, Tarija, Chuquisaca). Los aliados se olvidaron de apoyar a los productores y emprendedores agropecuarios, agroindustriales, OECAS y asociaciones productivas del altiplano, los valles y el oriente boliviano. No se hicieron acciones coordinadas con ellos para evitar la escasez de alimentos. Hoy quieren culpar al clima y a los mercados internacionales.

2. Pero el pueblo siente que han sido traicionadas sus esperanzas de mejores días. Después del gasolinazo, el Gobierno se asustó del pueblo y retiró su decreto pero el desorden de la economía y la subida de los precios de la canasta familiar se quedaron. Las familias que comían 5 panes hoy solo comen 2 panes. Los pobres se empobrecen cada vez más. La economía se ha descontrolado y en vez de arreglar la situación, el Gobierno aprovecha sus reuniones con los productores de alimentos sólo para sacar sus millonarios spots de TV. Inmediatamente después sigue pleiteándose con ellos, en vez de buscar un dialogo sincero para la seguridad alimentaria de nuestro pueblo.



3. El Gobierno ha perdido el norte de la economía. No sabe a dónde va ni que hacer. Y el que paga los resultados de esa incapacidad es el pueblo boliviano. Volvemos a observar a varios sectores sociales (mineros, trabajadores en salud, universidades, etc.) en las calles protestando en contra de las políticas de gobierno. Este no otorga un adecuado incremento salarial acorde con la subida del 20 % o más en los precios de los alimentos. No atiende a los trabajadores en salud que reclaman un trato salarial adecuado. No termina de atender a las universidades que exigen que el gobierno no meta la mano al Seguro Universitario de Salud y que se reponga el recortado IDH que permite realizar investigación e interacción social. En fin, de nuevo el pueblo está en las calles.

4. Las organizaciones van recuperando la independencia sindical robada por el masismo. Y parece que esta vez no habrá tema marítimo que distraiga a la gente. Y tampoco avanzará la intención de inhabilitar a líderes nacionales con juicios injustos y políticos. El desencanto popular está en las calles y el gobierno no demuestra que puede hacer algo más que propaganda televisiva. Los tiempos cambian, sin duda.