El tiempo de los infundios

manfredo-kempff-2Manfredo Kempff Suárez

Si el gobierno del MAS ha cometido inconcebibles errores a lo largo del último lustro por su falta de sagacidad y de conocimiento en los asuntos de Estado, lo peor que ha hecho ha sido fomentar el resentimiento entre bolivianos. Es digno de censura la habilidad con que los masistas han podido capitalizar su poder en el occidente del país a costa de destruir, paso a paso, aquello que a alguien muy imaginativo denominó la “media luna” y que no sirvió sino para crear una ficción sobre cuatro departamentos separándolos de manera canalla del resto del país. Nada es más desagradable que quejarse de las cosas malas que le suceden a un pueblo. Quisiéramos escribir sobre el progreso, la educación, ¿pero cómo hacerlo?

Santa Cruz, quién lo duda, ha sido el centro de la arremetida oficialista. Plaza fuerte al fin, los actuales gobernantes optaron por no tomarla por asalto, sino rendirla en un sitio sin tregua. El propósito es aislar a los cambas y desprestigiarlos hasta que levanten los brazos. Arrollaron con la Gobernación de Pando y se llevaron preso a Leopoldo Fernández, que ha dado una lección de hombría a todos los orientales aguantando estoicamente la cárcel. Cayeron sobre el Gobernador de Tarija, hombre del sur, utilizando recursos jurídicos hechos a la medida del Gobierno, haciendo que Cossío tuviera que dejar el cargo al que había sido elegido, refugiándose en Paraguay. Y hace tiempo que van detrás de Ernesto Suárez, un camba duro de roer, a quién le han endosado juicios, pleitos, y ahora hasta una denuncia de soborno. El MAS necesita la Gobernación del Beni para reinar.



¿Y qué hacer con los cruceños? ¿Cómo capturar la plaza fuerte del oriente boliviano? ¿Cómo deshacerse de la incomodidad que le produce el Gobernador Rubén Costas que es un respondón pero que esquiva las estocadas? ¿Por qué no se puede dominar a esa ciudad donde la mitad de sus habitantes son collas? ¿Dónde existen tantos masistas por lo tanto? ¿Dónde hay más quintacolumnistas que aquí, incrustados dentro de la urbe, que para colmo hablan en nombre de Santa Cruz? Lo de los “colaboracionistas” cruceños, lo de los “acruceñados” es algo muy riesgoso. Riesgoso porque nos pueden sorprender.

Bien, el Gobierno no ha encontrado nada mejor que echar infundios sobre los cruceños. Lanzar mentiras y patrañas por doquier. Tratar de convencer al resto del país que en Santa Cruz se traman las conjuras más oscuras, que se han conformado grupos terroristas dispuestos a acabar con S.E. para luego alzarse en armas abiertamente y proclamar su separación de Bolivia. Para que el resto de los bolivianos crean en el infundio, el Gobierno no tuvo el menor empacho en deshacerse de tres presuntos mercenarios, veteranos de las guerras balcánicas. Empezó una cacería perruna detrás de dirigentes empresariales, políticos, cívicos, a quienes se los hizo fugar de Bolivia o ir a las malolientes y frías prisiones paceñas.

Lo malo de todo esto es que nada se hace sin conocimiento de S.E. Sabemos que nadie mueve un dedo sin la venia de S.E. Y él se desfoga insultando a los cruceños. Un día sí y el otro no. Desorienta a propósito, con una doble personalidad que estremece. Un día los cruceños somos separatistas y otro día patriotas. Todo depende de la conveniencia política. Pero se nota la confusión en la mente de S.E. porque tal como nos trata a los cruceños trata a quienes antipatiza: norteamericanos, españoles y peruanos. Esa es una actitud intolerable cuando viene de un jefe de Estado. Las naciones aludidas comprenden el nivel de educación de los gobernantes bolivianos y optan por hacerse los ciegos. No se puede responde a quien tiene la lengua larga porque no corresponde.

Sin exageraciones, sin deseos de armar más revuelo, sin querer abrir más heridas, tenemos que coincidir en que nadie ha ofendido a Santa Cruz tanto como el MAS. El MNR nos sentó la mano, abusivamente, en Terebinto y los ucureños nos atropellaron a su gusto. Pero se fueron y quedamos lastimados. El MAS es distinto, porque realiza una campaña sostenida de injurias e infundios. Al MAS le interesa producir un daño moral a Santa Cruz, acobardarla, además de tratar de liquidar su modelo productivo. En el fondo – y eso es traicionero – el Gobierno está convenciendo a algunos imbéciles relativamente letrados de que mientras los cruceños no estemos sometidos, seremos un peligro para la integridad nacional. Digo a algunos imbéciles educados, porque a los “originarios” no hay necesidad de convencerlos de nada. Pero esos imbéciles – algunos rencorosos con Santa Cruz desde las entrañas– esparcen dicterios; detestan a S.E. pero gozan con la idea de ver a Santa Cruz postrada. En el fondo, un sector de la sociedad boliviana, ve con perverso placer cómo Santa Cruz sufre las infamias que le provocan.

Pero vendrá el cambio cuando el MAS se vaya, y con sus propias leyes van a ser juzgados. Todos van a ser juzgados. Que no quédela menor duda. Veremos si los machitos de hoy no son los conejos de mañana. Aún hay tiempo de que detengan los abusos y de que la situación no sea irremediable y la reconciliación no llegue.