Estado Integral o Estado Parcial

Alvaro_Marcelo_GarcIa_Linera_bolivia_Joel_Alvarez El conocido politólogo Fernando Mayorga convocó hace varios meses a “investigar la composición pluralista de la coalición de actores que representa el partido de gobierno”, y a “conocer qué rasgos socio-económicos y político-culturales caracterizan a los grupos sociales específicos a los que se refiere la retórica gubernamental respecto a que los “sectores subalternos” de antes constituirían ahora el “nuevo bloque en el poder”. Este análisis era considerado por Mayorga como “más sugerente” que los debates en torno al “modelo de desarrollo” en implementación desde principios del año 2006 o en relación con “esa curiosa antinomia entre el (ex) Estado aparente y el actual Estado integral” (Mirar en otra dirección, revista Nueva Crónica, abril 2010). En realidad, los temas planteados (actores, Estado y modelo) son todos “sugerentes” y estrechamente interrelacionados.

El interrogante aún no fue respondido pese al tiempo transcurrido y los cinco años de gobierno. La tardanza es sorprendente, producto ciertamente de la estrecheces de las burocracias académica, intelectual y política del país. Responder la pregunta sigue constituyendo uno de los retos más urgentes y trascendentales de la teoría política y económica, tanto del país como de América Latina. Un análisis sobre los conceptos mencionados puede proporcionar una imagen correcta sobre las características y objetivos del denominado “socialismo comunitario”, es decir, sobre el modelo económico que se implementa en Bolivia desde el año 2006 y sobre todo desde la aprobación de la nueva Constitución Política del Estado (febrero de 2009).

Naturaleza del grupo en el poder

¿Cuál es la naturaleza política, social y económica del grupo hegemónico actualmente en el poder? Este grupo autodenominado “bloque indígena popular” ¿estaría conformado por los “representantes de los sectores sociales anteriormente subalternos” como lo afirma Alvaro García Linera (AGL)? ¿Constituiría una “composición pluralista de actores”, como lo sugiere Mayorga? ¿Representaría más bien una especie de “nueva oligarquía burocrática de Estado” con pretensión de dominio de largo plazo al conjunto de las clases sociales y al país”? Si es así, se trataría de una oligarquía semejante a las que dominaron los regímenes denominados socialistas, nacional-socialistas, fascistas, o simplemente gorilistas (civiles o militares), como en las pasadas dictaduras de América Latina.



AGL, vicepresidente del “Estado Plurinacional” desde 2006 e ideólogo y jefe de gabinete del gobierno actual, formuló dos definiciones tanto sobre las características del denominado “núcleo indígena obrero popular en el poder”, como sobre el carácter del nuevo Estado. Estas definiciones, formuladas en periodos diferentes, tienen también significados y objetivos diferentes. Mientras a la primera la podemos denominar como “clasista convencional”, a la segunda la podemos llamar como “racista y segregacionista”.

El proyecto “clasista” fue formulado en enero de 2009, luego de la aprobación de la Constitución Política del Estado (El papel del Estado en el modelo nacional productivo, Vicepresidencia). En ese momento AGL consideraba que “Estaríamos hablando de una interesante alianza entre la intelectualidad de la clase media boliviana, un pedazo al menos de ella, con los sectores urbano rurales pequeños productivos. En el núcleo creador de políticas de Estado se dio esta especie de fusión o articulación clasista del bloque dirigente de la sociedad. Si bien está presente también el resto de sectores sociales, laborales, empresariales, al interior del Estado, el núcleo dirigente, “el hegemón”, digámoslo así, articulador del resto de las fracciones sociales, se ubica en esta alianza entre núcleos de clase media intelectual con núcleos de los pequeños productores urbanos rurales mercantilizados y semimercantilizados.” (p.13).

El grupo denominado “creador de políticas de Estado”, es decir, el “hegemón”, estaría conformado, por consiguiente, por una alianza entre grupos de “clase media intelectual con núcleos de los pequeños productores urbanos rurales”. Por debajo de ese grupo “hegemón” se encontraría “el resto de sectores sociales, laborales, empresariales”, es decir, todas las clases sociales del país.

Estado integral o Estado racista segregacionista

El significado o proyecto “racista segregacionista” fue formulado un año después, en enero de 2010, luego de la segunda victoria electoral de Evo Morales. Para describir su nuevo proyecto de Estado y de “bloque popular en el poder”, AGL se sirvió parcialmente del concepto de “Estado integral” del italiano Antonio Gramsci. Este habría definido al Estado integral como “aquel en el que hay una correspondencia entre la sociedad civil, los ciudadanos las regiones, los trabajadores, las clases sociales y su representación política estatal. Es aquel aparato político gubernamental que une y sintetiza externamente a todos los sectores y clases sociales, a los grupos nacionales, a las regiones y a las colectividades. El Estado integral gramsciano es todo lo contrario del Estado aparente que tuvimos durante 180 años y es, precisamente, la construcción de un Estado articulador de la diversidad nacionalitaria, geográfica, cultural y clasista,…” (Del Estado aparente al Estado integral, La construcción democrática del socialismo comunitario, Vicepresidencia, p. 11)

Esta definición “clasista” atribuida a Gramsci coincide con el proyecto inicial de AGL, pero desde ahí comienza “la ruptura” con el concepto Gramsciano. Mientras éste en su definición se refería a las “clases sociales”, AGL en su definición se refiere a las “razas”. Mientras en la definición de Gramsci y en las iniciales de AGL se incluye a “todos”, es decir a todas las clases sociales, en la segunda definición de AGL “se incluye solo a algunos”.

AGL explica su nuevo proyecto afirmando “Tenemos dos grandes vertientes de nuestro ser histórico: somos indígenas de tierras altas y de tierras bajas; y también somos mestizos. Ambos componentes son los nutrientes vitales e inseparables de nuestra bolivianidad, y el Estado integral, el Estado plurinacional, consiste en que ninguna de esas dos fuerzas vitales margine ni anule a la otra, sino que se complementen como se complementaron nuestros héroes de la independencia, con nuestros héroes de la emancipación, uno no sustituye al otro.” Prosigue luego “Estado plurinacional es que todos, mestizos e indígenas, tengamos los mismos derechos, las mismas oportunidades, las mismas obligaciones, sin que por ello tengamos que perder o esconder nuestra identidad cultural. Plurinacionalidad es ciudadanía única como bolivianos, sin que importe el color de piel, la vestimenta, el apellido o el idioma materno. Plurinacionalidad es que el mestizo se sienta orgulloso del indígena,…” (p.12). Para AGL “los bolivianos” son solo los indígenas y los mestizos.

Con esta segunda definición el proyecto de Estado y el “núcleo popular” de AGL se separan radicalmente de la definición gramsciana de “Estado integral”, que incluye a “todos”, y se convierte en “Estado parcial racista segregacionista”, que excluye a otros. Estaríamos de retorno al “apartheid” de segregación racial de Sudafrica, contra lo que luchó Nelson Mandela, de vuelta a una subespecie de régimen hitleriano. El proyecto de AGL pretende incluir en el “Estado parcial” solo a los “indígenas y a los mestizos”, e insinúa que el objetivo sería “indianizar al Estado”. (p.10). Detrás de las frases de AGL encontramos, sin embargo, objetivos ocultos de un grupo social no propiamente popular, que serán descritos posteriormente.

AGL, con este proyecto, deja de ser gramsciano, abandona el marxismo, se enfrenta a las corrientes democráticas modernas y de defensa de los derechos humanos y se introduce en los orificios más tenebrosos del pensamiento político que avergonzó en el pasado a la humanidad. ¿Quiénes serían indígenas, mestizos y blancos? ¿Todos los indígenas y mestizos forman parte de las clases humildes? ¿Dónde quedarían los blancos, tanto en su sector mayoritario popular, como en su sector pudiente? ¿Cada ciudadano deberá llevar su certificado de ADN bajo el brazo? ¿Algunos ciudadanos de “segunda o de tercera categoría” deberían llevar una marca –una especie de estrella amarilla – pegada en la vestimenta? La escuela de gestión pública plurinacional, donde se adoctrina actualmente a los funcionarios públicos, ¿debería rechazar a los profesionales considerados blancos puros o de otras razas? Este Estado discriminador va en realidad contra varios artículos de la nueva Constitución, contra la nueva ley contra el racismo y toda forma de discriminación, así como contra los principios universales de la comunidad internacional.

Con este proyecto AGL cae además en errores fundamentales. Primeramente, no podrían estar de acuerdo con él ni los indígenas ni los sectores populares mestizos y blancos ni los blancos que constituyen una parte importante de la población. ¿Por qué? Simplemente, porque no perciben que haya en el país un tipo de segregación racial como él lo afirma. Los indígenas perciben que la sociedad boliviana es abierta y no segregacionista desde los años cincuenta del siglo pasado. AGL, así como los antropólogos culturales europeos, su fuente de inspiración, no reconocen el proceso histórico de Bolivia. La supresión del “pongueaje feudal” de 1952, el voto universal, el acceso a la tierra, a la educación, el acceso a la gestión de más de 300 gobiernos municipales sobre 314 en los años noventa, el acceso a más de la mitad de los espacios legislativos en 2002, el acceso a la vicepresidencia, no tendrían ninguna importancia. Nunca habrían ocurrido. Hasta antes del año 2005 la población de origen indígena logró acceder en realidad a todos los espacios sociales, económicos políticos e institucionales de la nación. El 55 % de la clase media urbana y rural está constituida actualmente por población de origen indígena. Se estima que una proporción similar conforma las diversas fracciones de la burguesía nacional (comercial, industrial, agropecuaria, etc).

El segundo error fue no comprender cuál es el problema histórico económico y social fundamental de la nación boliviana. Según AGL el problema fundamental consistiría en una confrontación histórica entre razas, como en Sudáfrica. Habría una contradicción, sin cambios desde el año 1825, entre un grupo de blancos dominantes contra varias “naciones indígenas originarias”, el supuesto “plurinacional”. El tercer error de AGL fue no comprender que el problema fundamental se encuentra entre los factores económicos que buscan el desarrollo y la prosperidad de la nación y los que generan el atraso y la miseria. El discurso racista segregacionista y las políticas económicas “atrasistas” de AGL son vistas por las poblaciones hambrientas como completamente equivocadas.

Bloque popular o “coalición de actores”

Ahora podemos analizar la naturaleza de la “coalición de actores”, que preguntaba Mayorga. Este grupo de actores o grupo “hegemón”, que “crea las políticas de Estado”, ¿estaría efectivamente constituido por un bloque de indígenas y de intelectuales de origen popular, como lo afirma AGL? A simple vista no es cierto. La presencia de tres señoras de origen indígena en el gabinete de ministros tiene el objetivo de crear una “imagen” fantástica pero engañosa, dar una “apariencia” para disfrazar el “Estado aparente” que se construye. Cientos de líderes y profesionales de origen indígena podían haber ejercido funciones ministeriales con mayor personalidad y eficiencia que las señoras mencionadas. ¿Hubo mala fe al designarlas?

Un análisis político-institucional más que los “rasgos socio-económicos y político-culturales” que propone Mayorga, ayuda a identificar con precisión a la “coalición de actores” que “crean las políticas de Estado”. Las instituciones del Estado desde donde efectivamente se crean esas políticas se encuentran, primeramente, en el poder ejecutivo y en el gabinete de ministros, en segundo lugar, en el poder legislativo y, finalmente, en el ministerio de Economía y Finanzas. Son los cuatro jefes de estas tres entidades los que toman las decisiones políticas, legales y económicas del país, y estos constituyen el “grupo hegemón”. Estas personas, el “grupo de los cuatro”, son los que constituyen el verdadero bloque en el poder o la “coalición de los cuatro actores”. ¿Estos actores representan los intereses legítimos de los sectores populares como lo sugiere AGL? Sus decisiones ¿se dirigen realmente a mejorar la situación de los “indígenas y mestizos”? ¿A quién representa el “grupo de los cuatro”? Para responder estas preguntas es necesario conocer la dinámica del modelo económico en implementación desde hace algunos años.

Modelo del socialismo comunitario o burocrático

Luego de cinco años de gobierno ya se tiene una idea precisa sobre la naturaleza del modelo en construcción. AGL considera que “la nueva Constitución diseña el camino a largo plazo, donde se irán potenciando, reforzando, expandiendo, irradiando democráticamente las virtudes humanas, sociales, culturales e intelectuales de un socialismo comunitario.” Añade que “en la economía del socialismo comunitario, fundamentalmente se produce para satisfacer necesidades de alimento, vestimenta, distracción, etc. Lo que es necesario para el ser humano se produce.” (El socialismo comunitario, Vicepresidencia, ps. 15 y 16, 7/02/2010).

El modelo considera restrictivamente que el “sector estratégico” de la economía es el sector estatal de extracción de recursos naturales, particularmente de hidrocarburos. Sectores como la industria manufacturera, el agropecuario, la agroindustria y los servicios, es decir, los generadores de empleos, de ingresos, de innovación tecnológica y de desarrollo regional, están subestimados y bloqueados por estar en manos privadas. El poder económico de la oligarquía burocrática solo puede provenir del sector estatal. Lamentablemente, nada se avanzó durante este largo tiempo respecto a que “en el socialismo comunitario se produce para satisfacer necesidades de alimento, vestimenta, distracción, etc.” Por el contrario, los sectores productivos se encuentran más bien en proceso de retardación tecnológica y productiva, de aumento de la dependencia externa en cuanto a importaciones de alimentos, de bienes de consumo y de tecnología. Lo que interesa a la oligarquía burocrática no es el desarrollo equilibrado de la economía, sino disponer de excedentes estatales para “redistribuirlos” a los pobres y necesitados, para así mediante este “espíritu filantrópico y caritativo” dominar a la población mayoritaria. La oligarquía burocrática fortalece su poder mediante la generación de excedentes estatales, la expansión de la pobreza y la “redistribución de los excedentes a los pobres”.

El grupo “hegemón” se ocupa prioritariamente de elaborar leyes represivas y restrictivas y de crear instituciones y empresas estatales. Ambas actividades tienden obsesivamente a fortalecer el poder político, social y económico del grupo de los “cuatro actores” y a debilitar a los otros sectores sociales, como en Cuba, Venezuela y en Corea del Norte. En esta estrategia los sectores populares “indígenas y mestizos” solo juegan el papel de “dependientes y pobres permanentes”, así como de apoyo político incondicional para el poder burocrático. El “Estado parcial y aparente” que se construye tiende a fortalecer únicamente a una “oligarquía burocrática de Estado” con pretensiones de poder exclusivo y excluyente de largo plazo. Esta oligarquía tiene además contradicciones antagónicas con las diferentes fracciones de la burguesía (bancaria, industrial, comercial,…), por lo que pretende liquidarla en el medio y largo plazo, por considerarla una amenaza para su propio poder. Por eso se la denomina oligarquía burocrática de Estado. Contrariamente a otras oligarquías, esta es más autoritaria y agresiva por naturaleza, como se vio en la historia.

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