Oscuridades al mediodía

Daniel A. Pasquier Rivero

PASQUIER El gobierno escucha, gobierna con el pueblo. Los hechos sugieren lo contrario. A veces, porque los propios actores dan giros de 180º. Notorio el cambio de escenario en la delicada relación con Chile: el reclamo, mar con soberanía. El domingo 20/3 dos periodistas pasan el día entero con el Presidente, de ahí, en un largo reportaje recogen su opinión sobre la marcha de las negociaciones bilaterales: confía en la diplomacia de los pueblos, en haber generado lazos de confianza entre los mandatarios de ambos países, en la existencia de un mejor ambiente para encontrar por fin una solución al diferendo. Miércoles 23/3, tras un discurso leído del mismo Presidente, el panorama es desalentador y la Cancillería se encuentra en apuros preparando la demanda contra Chile ante tribunales de justicia internacional, por la misma causa. Qué pasó, ¿alguna consulta popular, alguna conclusión de estudio encargado a expertos y patriotas especialistas, o se dieron los resultados de un referéndum? Por ahora, sólo existe la decisión de armar un equipo para la defensa de los intereses nacionales, y el pedido de ¿silencio? a la ciudadanía, para no entorpecer la marcha de la estrategia “demanda y negociación”.

Más difíciles de comprender. Tienen carácter de blanco o negro, de sí o no. Un “accidente” de la avioneta CP 1890, salió de Trinidad, fulano el piloto, hay un “quemado”, que sobrevive pero prefiere morir en una clínica local sin contar su historia. Ahora no aparece la avioneta siniestrada ni el piloto. La intención no es trazar una línea divisoria entre seguidores y opositores al régimen. Pero la realidad hay que respetarla y relatar lo que sucede con veracidad, de lo contrario, la desinformación pone en la luna la relación entre gobierno y sociedad; se induce a todos a vivir de rumores, la peor alternativa en democracia.



Transparencia en la gestión y en la información. Factible con idoneidad en autoridades y voceros, es decir, no deben confundir gramos con kilos, en especial si se trata de droga incautada en operativos oficiales con intención de impactar: eran 2.000 kilos cuando analizaban con el Ministro del Brasil los esfuerzos que realiza el país en la lucha contra el narcotráfico, porque 200-2000 gramos no impresionaban a nadie. ¿Cómo queda la imagen del país después de la rectificación y manteniendo en el cargo a quienes cometieron el desliz? Esos mismos días se reportaba la captura de cientos de kilos, no gramos, de droga boliviana en diferentes puertos aéreos y marítimos en países lejanos. Asunto muy delicado, se entiende; con más razón, buena información aleja sospechas. Lo mismo, ¿cuánta coca hay sembrada en Bolivia? Está claro. Antes los cultivos se limitaban a los Yungas, que proveía a las poblaciones tradicionales del acullico; hoy, a vuelo de pájaro y satelital, hay en el Chapare, Yacumo, Choré, Tres Cruces, etc. involucrando al menos a cuatro departamentos y mostrando al trópico cochabambino como al cáncer nacional, todos los territorios colindantes convertidos en zonas de expansión: coca para el narcotráfico. Añadir, al ladito, miles de hectáreas de marihuana.

La droga supone muchísimo dinero, sucio. Hay que considerar la tragedia de quien sigue las huellas de la adicción a la droga, las familias, las sociedades azotadas por esta plaga. Utilizarla como arma política, algo así como, los reviento y encima les saco la plata, plantea dilemas éticos de dimensión que hace a la condición humana. De Dostoyevski “no se puede vivir sin nada absolutamente de piedad”. Está en el tapete el General Sanabria y alrededor de 40 policías de alto rango imputados y como en todas partes, empresarios, campesinos, banqueros, etc., los daños colaterales. La ciudadanía necesita recuperar la confianza en sus instituciones y, fundamental, en las fuerzas encargadas constitucionalmente del orden y la paz interna.

El gobierno, si escucha, debería aprender a distinguir entre críticos y opositores. El ejercicio del poder, al menos en democracia, implica rendición de cuentas de la cosa pública; ayuda a la paz social y a la gobernabilidad. No sirve recordar que los anteriores hacían lo mismo. Se avanza sobre la base de la confianza. El país es lo que importa, como importa saber ¿Qué se debatió en Cochabamba durante la prolongada estadía del presidente H. Chávez? Informe breve, pero creíble: donaciones, préstamos, ambos (cuánto suman, lo que se tiene que devolver). Los “gastos reservados” desaparecieron, era una oferta electoral, pero se está convirtiendo en una “reserva sobre gastos”; la administración de los cheques que el “Evo cumple” entregaba; resultados y responsabilidades. No se trata sólo del alquiler del taladro chino, sino, si encontró o no nuevos yacimientos.

Evo reclamó falta de “sentimiento” al presidente Piñera. Él podría dar ejemplo poniendo sentimiento para restablecer la paz entre dispares. Son demasiados los reclamos, los perseguidos, los exiliados, los presos y hasta los muertos, para no ocuparse sinceramente de pasar la hoja y alejar toda injerencia de algunos funcionarios del Órgano Judicial dedicados a la persecución “política” antes que a la investigación judicial. ¿Porqué hay autoridades del más alto rango, gobernadores y alcaldes, con la legitimidad del voto popular, que tras ser imputados “como sea” han debido abandonar sus cargos, dejando al pueblo sin representación política? Mientras hay imputados ¿por homicidio? en el caso Caranavi que siguen gozando de cargo y salario.

Patria o Muerte. Van cinco años con la respiración suspendida, desconcertados por el miedo. Esa no es la voluntad del pueblo: sembrar odio, rencor, provocar confrontación, convirtiendo la brutalidad en algo permanente. El pueblo prefiere soñar con mejor atención en salud, mayores oportunidades de empleo digno y estable por su educación y formación técnica profesional; quiere vivir en paz, formando familia, criando a sus hijos, haciendo Patria. Son, algunas oscuridades al mediodía.