¿El insulto como fortalecimiento de la democracia?

Elio Pedraza Vargas

elio-pedraza-110x110 Se ha buscado desesperadamente incluir nuevos principios, valores morales y éticos en la sociedad boliviana, los cuales están en las leyes que se promulgan en el estado Pluri-irracional de Bolivia. Que en las últimas horas nos deja una imagen por demás clara de la realidad que nos quieren hacer vivir los inquilinos de turno del Órgano Ejecutivo y su brazo opresor; “la polícia” (nos quedamos con el error de la tilde).

Porque ahora arremeten contra los pasacalles colgados sobre la malla del estadio tahuichi Aguilera y con la seguridad que arremeterán contra todos los que propongan oponerse a la prostitu-ta (ida) elección de Magistradas, Magistrados y todo aquel que quiera con deseo pecaminoso y ferviente poseerla hasta parir miles de resoluciones contra la libertad de pensamiento y expresión, nos referimos a la aún joven hermosa y rasgo facial duro oh diosa Temis.



Es menester partir que el insulto, es una acción verbal y no verbal, que desde ya conlleva comportamientos groseros, que es percibida por el interlocutor como agresiva y que la acción del insulto desencadena pasos que socialmente son sancionados, exceptuando de que el insulto no siempre se encuentra codificado lingüísticamente.

Y en los años que nos acompaña el presidente Morales y su Órgano Ejecutivo, Legislativo y sus sectores sociales (SS) han tomado al insulto como un recurso que expresa agresión, ya que el insulto presenta un doble valor comunicativo, el de la agresión y defensa.

Las declaraciones de los ocasionales administradores del Estado Pluri-irracional de Bolivia lo catalogaremos como insultos indirectos; es decir, cuando ellos se refieren de esta manera: terroristas, separatistas, racistas, discriminadores, xenófobos y corruptos. Es decir, la utilización de un léxico peyorativo que han logrado se sobreponga al verdadero nombre de los insultados y de todo un pueblo, como el camba (si ahora quieren que exista el yuracaremojeño por ser matrimonio interétnico).

El Ministro Romero en declaraciones a la radio y televisión estatal dijo “La posición tozuda, racista, discriminadora, excluyente, abusiva y prepotente de un grupo de oficialistas del departamento les está siendo impedido el ejercicio de su derecho a la representación política”.

O cuando el vicepresidente García Linera insulta de fascistas, retrógrados, pandilleros, aprovechadores de los desposeídos, sediciosos, revoltosos y cuando el presidente Morales repite como aprendidas las tablas de multiplicar con la música pero no literalmente.

En fin los insultos del masismo en su conjunto, de los intelectuales y de los que no lo son, provocan una reacción inmediata que llega a un insulto directo como los cánticos que se escuchaban en el estadio y otros que se encuentran a flor de piel en la población, insulto que repercute para todos quienes tiene una simpatía con el chenco de partido que se tiene administrando esta patria.

Y aquí todos estamos en una gran cárcel que es el estado pluri-irracional de Bolivia, porque ante tanto insulto como ejemplo tenemos, por sediciosos de 1 a 3 años de prisión; por atribuirse los derechos del pueblo, de 1 a 3 años; por terrorismo de 15 a 20 años; por racismo de 3 a 7 años; por discriminación de 1 a 5 años; por organizaciones o asociaciones racistas o discriminatorias de 1 a 4 años; por insultos y otras agresiones verbales por motivos racistas o discriminatorios, prestarán trabajo de 40 días a 18 meses y por supuesto los que difaman tendrán que trabajar desde un 1 mes a un año; los calumniadores quedarán privados de su libertad de 6 meses a 3 años.

Esto nos demuestra que ante tanto insulto de ángeles y diablos Bolivia se ha convertido en el paraíso del infierno o en el infierno del paraíso. Y solo estamos percibiendo un futuro de angelitos y diablitos que consideraran al insulto como el fortalecimiento de la democracia.