Se busca abogados

Economía de palabras. Humberto Vacaflor Ganam

El 28 de mayo Argentina nos dará el aviso de que ahora sí, después de tres años de demora, ha terminado el gasoducto Juana Azurduy de Padilla, y que puede recibir todo el gas que el presidente Evo Morales se comprometió a entregar.

Argentina podrá pedir al día siguiente del día de la madre boliviana 27,7 millones m3/d de gas natural, como reza el contrato firmado en octubre de 2006 por el presidente Morales con el ya finado presidente Néstor Kirchner.



Cuando Argentina haya hecho ese pedido, a Bolivia le faltarán 20 millones m3/d, que no podrá entregar de inmediato ni a mediano plazo. Es que la producción total apenas cubre la demanda de Brasil, de Argentina y de Bolivia, en orden de importancia. Los 42 millones m3/d que se producen son cubiertos por los 27 millones que van a Brasil, los 7,7 que van a Argentina y los 8 millones que quedan para los bolivianos. Y eso sería todo.

Nos faltan 20 millones para atender el volumen al que Argentina tiene derecho. Entonces se aplicará la cláusula 12, inciso 6.2 del contrato, por la cual Bolivia deberá entregar el gas que Argentina requiera, o pagar en efectivo por el volumen faltante.

Será el momento en que hagan falta abogados, los mejores que tengamos a la mano, preferiblemente castellano-hablantes, para que defiendan los intereses del país y expliquen a los argentinos que, debido a una serie de contingencias, no podemos cumplir el contrato.

No habrá que describir detalles sobre las contingencias, porque sería engorroso e inexplicable decir que el gas que en 2006, cuando se firmó el contrato, estaba listo, pues ahora no lo está.

Habrá que decir que Bolivia sabe que vive del gas pero que alguien cometió algún error al no prever que era preciso invertir para producirlo en mayores volúmenes.

Los abogados deberán tratar de explicar que, en realidad, fueron los anteriores gobiernos los que llevaron a esta situación, por su inclinación política, etcétera, etcétera.

Del lado argentino habrán abogados muy aptos. Y no aceptarán que les paguemos en carritos Hanne. Sólo al contado. Palo sobre palo, morlaco sobre morlaco.

Tampoco aceptarán que se les pague en coca.