Empresas públicas de Evo muestran sus «bondades»

Jimmy Ortiz Saucedo

jimmy-ortiz1 “Crisis. Afirman que proyectos empresariales importantes, que se estaban visualizando en el corto y mediano plazo al no tener energía, obviamente, no se van a poder consolidar – Dos son las pautas que el empresariado cruceño analiza para superar los cortes intempestivos de electricidad y que redundan en una baja en la productividad, y se refieren a la autogeneración de energía eléctrica y a modificar el proceso productivo evitando las ´horas pico`. La pasada semana, por lo menos 50 empresas en el Parque Industrial de Santa Cruz de la Sierra se vieron afectadas por el corte de energía eléctrica a consecuencia de una falla en algunas de las generadoras en el Sistema Interconectado Nacional (SIN) con la autorización de la Comisión Nacional de Despacho de Carga (CNDC)”. (La Estrella del Oriente)

La historia se repite en Bolivia: las empresas públicas de Evo muestran sus "bondades", como la mostraron a lo largo del siglo XX las empresas públicas de los partidos tradicionales.



Las empresas públicas del MNR, de las dictaduras militares del Plan Cóndor, las de la UDP y la del MAS, siempre fueron corruptas e ineficientes. Siempre fueron un botín político de los partidos de turno, para alegría de la militancia. Solo sirvieron para el clientelismo político y para la desgracia del usuario. No existe una honrosa excepción a esta regla.

Durante la época de la UDP el déficit que generaron fue tan grande, que causó un brutal desarreglo en la economía. La inflación y el déficit fiscal llegaron a niveles nunca vistos en la historia de Bolivia y del mundo. Fuimos campeones de la inflación.

Fueron las empresas públicas, en buena medida, la que obligaron la llegada de los gobiernos neoliberales, que hoy tanto crítica Su Excelencia, y que fueron presentados como salvadores de Bolivia. La realidad hoy todos la conocemos, Bolivia sigue pendulando entre neoliberales y populistas, sin encontrar ni el progreso ni su destino histórico. Seguimos siendo el país fallido de siempre, la triste cenicienta sudamericana, sin zapatilla de cristal.

El Gobierno de Morales se esfuerza, con el gran equipo mediático que tiene toda dictadura, a querer mostrase como algo nuevo, algo diferente, pero la realidad se empecina en demostrar que es más de los mismo.

Sus empresas públicas son corruptas e ineficientes, como fueron las de los partidos tradicionales. El oscurantismo y la ilegalidad en que se manejan no han cambiado. Siguen siendo el botín político de épocas pasadas. La meritocracia importa un pito, lo que importa es que sean masistas, aunque el pueblo tenga que alumbrarse con velas, que las escuelas nocturnas no puedan pasar clases, que los quirófanos de los hospitales no puedan operar ni de emergencia, o que los empresarios tengan que buscar soluciones propias, ante a la incompetencia del gobierno y de sus empresas.

Y el pueblo boliviano seguirá bancando con sus recursos, la dizque revolución "democrática" y cultural, inspirada por el "hermano" Hugo Chávez y en el fracasado capitalismo de estado del siglo pasado. Rara mezcla ideológica del populismo boliviano, que no es de izquierda ni de derecha, sino todo lo contrario.