Dos problemas insólitos

Carlos Miranda Pacheco

MIRANDA PACHECO OK Las fuerzas vivas de Chuquisaca y Tarija están enfrentadas en una polémica sobre la distribución de las regalías de los campos Margarita y Huacaya, en el bloque Caipipendi.

La información proporcionada por el operador, la compañía Repsol, muestra que si bien estos campos en la superficie están en 2 departamentos, en el subsuelo están interconectados en por lo menos un horizonte productor, haciendo que se tenga un gran campo con dos culminaciones, Margarita y Huacaya. Por tanto, las regalías por la producción de cualquier pozo en Margarita y Huacaya, debe ser compartida por los departamentos de Chuquisaca y Tarija.



Lograr la aceptación de cómo establecer esa distribución se ha vuelto un gran problema.

Muy lamentable, porque es un problema casi tan viejo como la industria misma. No olvidemos que la industria petrolera a sus inicios se ha desarrollado en USA donde la ley establece que el dueño del terreno en la superficie, también es dueño de las riquezas que están en el subsuelo de su propiedad. Por tanto, el aprovechamiento del petróleo en aéreas contiguas, era muy conflictivo, sobre todo en California donde se producía en parcelas pequeñísimas como lotes de una urbanización.

El avance tecnológico desde hace varios años, ha logrado determinar con exactitud la posición y limites de los horizontes productores en el subsuelo.

Esto ha permitido establecer el grado de propiedad de los reservorios entre los dueños de las aéreas contiguas. Lo que a su vez ha permitido el lograr arreglos legales justos y equitativos.

Más aun, al tener clara la figura en el subsuelo, se ha vuelto mandatorio que todo el campo sea explotado como una sola unidad para lograr la máxima recuperación. Este manejo es llamado la unitización de un campo. Por esto el tema es tratado en toda legislación petrolera.

En nuestro caso la Ley 1689 previa a la “nacionalización” tenía una reglamentación específica al respecto. La ley actual también se refiere específicamente a este problema en su artículo 45.

El otro problema insólito está planteado por el anuncio que YPFB, retrasa la conversión de vehículos a gas natural comprimido (GNV) porque no hay suficiente gas disponible.

La historia se repite pero no aprendemos. Veamos.

Después de la nacionalización de BOGOC, en 1969, se puso en marcha la primera planta extractora de LPG en el campo de Rio Grande. Para aumentar la penetración al mercado con ese producto, YPFB realizo una vigorosa campaña de propaganda para su utilización domestica y en vehículos. El consumo domiciliario empezó a crecer con tal velocidad que el GLP se puso escaso. Entonces se inicio también otra campaña para desanimar su uso en vehículos, al extremo que ahora es un delito.

El aumento en la utilización interna de gas está siendo llamada “la cosecha del gas”.

Desafortunada comparación. Como la exploración esta casi paralizada, no se estaría “sembrando gas” y por tanto no habría futuras “cosechas”, o sea escasez de gas.

Esta modalidad de utilizar terminología agrícola en la industria petrolera, fue introducida por Juan Pablo Pérez Alfonso, insigne venezolano, uno de los creadores de la OPEP, que al ver el manejo dispendioso de los ingresos petroleros en su país, llamo a la “siembra del petróleo”.

Su observación era mucho más profunda que la preocupación de tener petróleo en abundancia. Era el pedido a su país suspender el gasto dispendioso de los ingresos del petróleo para crear otras fuentes de trabajo y riqueza.

Sus palabras no fueron atendidas, al extremo que en sus últimos años, como fruto de ese desencanto califico al petróleo como “excremento del diablo”.

El actual gobierno ha distribuido los ingresos de la exportación de gas a Brasil sin lograr nada concreto para el futuro. Esta repartiendo dinero y no creando riqueza.

Aprendamos las lecciones del pasado. Los ingresos por exportación de gas a la Argentina deben ser utilizados para construir plantas hidroeléctricas. Eso sería “sembrar el gas”.