Escocia pone en marcha un referéndum para “restablecer” su independencia

SALMOND El presidente de Escocia, el nacionalista Alex Salmond, ha elegido el aniversario del nacimiento del poeta Robert Burns, el "bardo" escocés por excelencia, para presentar el informe oficial que pone en marcha el proceso legal que deberá llevar, según sus planes, a un referéndum de independencia en el otoño de 2014. El paso dado hoy en un discurso solemne ante el pleno del parlamento escocés supone la traducción política de una de las promesas electorales que le llevaron a ser reelegido por mayoría absoluta en mayo pasado, un hecho sin precedentes desde la "devolución" de la autonomía escocesa en 1997.

Salmond ha presentado sus planes como "la decisión más importante del pueblo escocés en 300 años de Historia", y ha dibujado los contornos de una hipotética Escocia independiente dentro de la Unión Europea. "Con la independencia tendremos una nueva unión social con las otras naciones de estas islas y seguiremos compartiendo a Su Majestad la Reina como jefa de Estado", ha asegurado. Según las ideas que adelantó ayer en un discurso en Londres, este nuevo Estado mantendría la libra esterlina como moneda, una opción prudente dada la inestabilidad en la zona euro, que alejaría en el tiempo una posible decisión sobre la adopción de la moneda única.

"Independientes dentro de la UE" es el lema tradicional del nacionalismo escocés, una apuesta menos explicitada estos días ante el clima de distanciamiento hacia la UE que recorre el Reino Unido. Su apuesta por mantener la Corona y la moneda serían, en este sentido, una señal que intenta aplacar el miedo al vacío que genera la hipótesis de la separación de Gran Bretaña. De hecho, la independencia recibe el apoyo de entre el 28% y el 38% de los escoceses, según los últimos sondeos.



Calendario conflictivo

Salmond se ha mostrado dispuesto en todo momento a "cooperar" con las instituciones centrales y a "negociar" con el gobierno que preside David Cameron los detalles del referéndum y de un hipotético periodo de transición si la opción independentista sale ganadora. Sin embargo, su insistencia en realizar la consulta en el otoño de 2014, una vez finalizadas las elecciones europeas y la Ryder Cup de golf en Escocia, choca con las preferencias del primer ministro "tory", quien exigió hace unas semanas un referéndum "claro, legal y vinculante" pero en los próximos 18 meses. La tesis del gobierno central es que alargar la incertidumbre puede alejar inversiones de Escocia y del Reino Unido, al incrementar la inseguridad jurídica.

Según el calendario propuesto hoy por Salmond, su gobierno presentaría un proyecto de ley sobre el referéndum a comienzos de 2013, que redactará después de celebrar un proceso de consulta pública que termina el 11 de mayo de 2012. La ley sería aprobada en octubre del año próximo, y la consulta se celebraría en el otoño de 2014, después de las elecciones europeas de junio de ese año. Salmond quiere capitalizar la ola de orgullo escocés que, según sus tesis, traerá la celebración en Escocia de las Olimpiadas de la Commonwealth en junio y la Ryder Cup en septiembre.

Una o dos preguntas

"¿Está usted de acuerdo en que Escocia sea un país independiente?". Está será, según establece el informe presentado, la pregunta que se incluya en el referéndum, una mención que ha sido recibida con aplausos en la cámara. Sus términos deben ser negociados con el gobierno central y avalados por una ley del parlamento británico al no incluir el Estatuto de Autonomía de 1997 esa competencia, según defiende el gobierno Cameron, que exige que la consulta se limite a independencia "sí o no".

Sin embargo, Salmond ha dejado la puerta abierta a incluir una segunda pregunta, que consulte sobre la posibilidad de una autonomía máxima para Escocia dentro del Reino Unido. Esta alternativa podría recibir, a diferencia de la separación total, un apoyo mayoritario. Esta segunda opción no gusta a Cameron, y Salmond ha condicionado su planteamiento a la existencia de un "amplio apoyo" hacia ese escenario. Una mención que deja abiertas las preguntas de quién y cómo se determina ese apoyo.

En todo caso, el informe del gobierno escocés especifica que, en esta hipótesis, el Ejecutivo regional sería competente para "todas las leyes, impuestos y responsabilidades", con la excepción de la "defensa, política exterior, regulación financiera, política monetaria y la moneda", que seguirían siendo, según el informe, competencia del parlamento británico. Otro de los escollos para los planes del nacionalismo es la flota de submarinos nucleares británica, que está estacionada en aguas escocesas, y que forma el núcleo de la disuasión nuclear del país. Salmond ha asegurado que quiere una Escocia "libre de nucleares", una aspiración que exigiría delicadas negociaciones sobre el destino de la flota, porque Reino Unido tardaría años en construir instalaciones de aguas profundas que puedan albergar la flota.

La independencia "es el estado natural para las personas y los pueblos en todo el mundo", ha afirmado en uno de los muchos momentos de lirismo de su discurso. "No ser independiente es la excepción", ha dicho. El decidido desafío nacionalista supone un reto complejo para el gobierno Cameron, y levanta cuestiones jurídicas no abordadas hasta ahora. Así, Salmond y el documento que ha presentado se refieren en todo momento al "restablecimiento" de la independencia de Escocia. Con este matiz, apuntan a una interpretación del Acta de Unión entre Inglaterra y Escocia de 1707 según la cual la separación daría lugar a dos Estados "sucesores" iguales, con el mismo derecho a pertenecer a la UE.

Desde las filas de la oposición, la portavoz laborista en el parlamento escocés, Johann Lamont, ha denunciado que "este informe aporta muy poco para quienes creemos que este proceso de referéndum podría no ser justo". Por su parte, la diputada conservadora Ruth Davidson ha exigido a Salmond "cooperación y no confrontación" con el gobierno británico. Las dos formaciones se oponen a la independencia, pero tienen dificultades en articular un discurso para Escocia alternativo al del Partido Nacionalista Escocés, que inicia hoy un tortuoso camino de final incierto.

ABC – Madrid