En 18 años se perdería 65% del TIPNIS por construcción de carretera

Bolivia. Los riesgos de la carretera Villa Tunari – San Ignacio de Moxos. En el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS), se hacían 4 tareas compatibles con la naturaleza. El plan de manejo de la zona preserva el área protegida.

En 18 años se perdería 65% del TIPNIS

Los riesgos de la carretera Villa Tunari – San Ignacio de Moxos.

Página Siete, La Paz



ESTUDIO Un trabajo realizado por el PIEB establece que es inminente que exista un proceso de colonización en el territorio, lo cual va acompañado de una mayor deforestación debido a chaqueos y parcelamientos.

image 

Con la construcción del tramo II de la carretera Villa Tunari–San Ignacio de Moxos por en medio del Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS), en 18 años se perdería el 65% del bosque de este espacio, según el estudio Compensación por Servicios Ambientales de Carbono, Una alternativa para reducir la deforestación en el TIPNIS, realizado por el PIEB.

“Considerando las características culturales e históricas de la zona sur del TIPNIS (Polígono 7) y el posible trazado de la carretera –si es que el Estado no realiza ninguna acción de protección- es inminente que esta situación lleve a un proceso de colonización de diferentes grupos sociales, cuyo resultado será un incremento sustancial de la deforestación en el parque”, según una de las conclusiones.

El estudio, que utilizó una proyección matemática para arribar a sus conclusiones, considera que en caso de que la carretera se haga efectiva, la deforestación en el TIPNIS para el 2030 alcanzaría a las 610.848 hectáreas (el área tiene 1.092.050 hectáreas).

Esto, ya sea por causas directas, que se daría en el momento de la construcción de la carretera; o indirectas, que ocurriría después, cuando empiece a emerger el parcelamiento de la tierra y se registren chaqueos para la agricultura, explica Edil Osinaga, uno de los autores del estudio. 

La publicación señala que la evidencia “empírica y científica” respecto a estas infraestructuras, que revelan que, por planificadas que sean, se convierten en “motores” de deforestación debido a que los caminos “están estrechamente ligados” a la presión que ejerce la gente para la extracción de madera.

Fernando Vargas, presidente de la Subcentral TIPNIS, ha reiterado que los indígenas no están en contra de la carretera, sino que rechazan que ésta se haga por el corazón de ese territorio, pues atentaría contra la biodiversidad y el medioambiente, y la vida de los pueblos indígenas.

Mientras que Gumercindo Pradel, dirigente de Consejo Indígenas del Sur (Conisur, que viven en el Polígono 7) , ha sostenido que la carretera será una vía para el progreso de esa región, además que la infraestructura les permitirá mejorar a los vivientes en educación, salud y gozar de otros beneficios.

Según el estudio indicado, la “accesibilidad a los recursos es uno de los factores determinantes de cambio en la naturaleza” de este tipo de territorios.  

El trabajo hace referencia a “estudios conservadores”, los cuales muestran que la tala de bosque cuando hay una carretera se extiende en una distancia de tres a 15 kilómetros a ambos lados de ella; no obstante, en “escenarios extremos”, agrega, los impactos indirectos ocurren sobre no menos de 50 kilómetros a cada lado.

Osinaga dice que el Gobierno podría encontrar financiamiento para una vía que bordeé el TIPNIS, accediendo a bonos de carbonos. Así se podría evitar la deforestación si se construye la carretera por otro lado. Agrega que esto está en manos del Ejecutivo.   

El estudio del PIEB

Resultado Según el estudio Compensación por Servicios Ambientales de Carbono para el 2030, el 65% del TIPNIS habrá sufrido deforestación a raíz de la construcción de la carretera Villa Tunari – San Ignacio de Moxos.

Antecedentes Con base en estudios se sostiene que hay evidencia fidedigna de que las carreteras se convierten en motores de deforestación, al margen de que sean muy planificadas.

Histórico Entre 1976 y 2007 en el TIPNIS se perdieron 50 hectáreas de bosque en la parte sur de este territorio, la cual corresponde a lo que se conoce como Polígono 7.

En el TIPNIS se hacían 4 tareas compatibles con la naturaleza

El plan de manejo de la zona preserva el área protegida.

INICIATIVAS. Se trabajaba en la producción de cacao, en el aprovechamiento del cuero de lagarto y en proyectos forestales y ecoturísticos. Casi todo está paralizado.

image

En el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS), los originarios desarrollaban al menos cuatro actividades productivas con fines comerciales, pero bajo un plan de manejo y con las precauciones que requieren las áreas frágiles.

Las tareas eran la producción de cacao, la obtención de cuero de lagarto y las iniciativas forestales y turísticas, dice la investigadora Sarela Paz. Además había ganadería impulsada principalmente por propietarios que accedieron a la tierra desde los 70, según la Evaluación Ambiental del TIPNIS.

Héctor Cabrera, técnico de Monitoreo y Conservación del Servicio Nacional de Áreas Protegidas (SERNAP), dice que las iniciativas productivas eran “compatibles” con el ordenamiento territorial que se estableció en el plan de manejo. No obstante, su colega Carlos de Ugarte explica que con la Ley 180, que declara intangible al área, el panorama cambió y ahora “no tienen autorización, hasta nuevo aviso”.

El presidente de la Subcentral TIPNIS, Fernando Vargas, afirma que la mayoría de las actividades está paralizada, aunque sigue el cacao, “que se está aplicando porque son plantaciones de las propias comunidades”.

El 27 de abril comenzó la IX marcha en defensa del TIPNIS. En diversas oportunidades, el Gobierno aseguró que el territorio ya no es “tan” virgen; sin embargo, los indígenas resaltan que las actividades se enmarcan en la ley y fomentan el desarrollo sostenible, respetando la naturaleza.

Otras actividades

Además de los proyectos citados, en la zona hay una “lógica económica” basada en la “economía étnica amazónica”, sostiene la investigadora Sarela Paz, consultora de la Evaluación Ambiental Estratégica para el SERNAP.

Esa lógica respeta el medio ambiente e integra la base productiva de comunidades yuracarés, chimanes y moxeñas que efectúan actividades tradicionales de caza, pesca, recolección y agricultura. Paz resalta que si los bosques del TIPNIS están bien conservados, no es por casualidad, sino porque se debe a un proceso de adaptación cultural al medio.

Añade que se vislumbra un esfuerzo de los indígenas por lograr un “equilibrio” entre la conservación y las iniciativas de aprovechamiento.

Así, las actividades comerciales y las tradicionales se enmarcan en el plan de manejo elaborado de forma conjunta entre indígenas del TIPNIS y el SERNAP.

Vargas dice que la estrategia se comenzó a elaborar en 2001 y terminó en 2003. Según el documento, el territorio fue “zonificado” en tres áreas: la “zona núcleo”, donde no hay asentamientos y está prohibido construir infraestructura y explotar hidrocarburos.

La segunda área es la “de manejo tradicional”, donde se realizan usos productivos tradicionales: caza, pesca y recolección.

La tercera es la de aprovechamiento de recursos y comprende zonas ocupadas por originarios y colonos. Aquí “están permitidas formas de aprovechamiento de los recursos”, según las normas.

Página Siete pidió información al respecto al Ministerio de Medio Ambiente y Agua, pero no obtuvo resultado alguno

Datos del TIPNIS

Origen El Parque Nacional Isiboro Sécure se creó el 22 de noviembre de 1965. Y en 1990 pasó a convertirse, además, en Territorio Indígena.

Dos en uno Según la Constitución, donde “exista sobreposición de áreas protegidas y territorios indígenas, la gestión compartida se realizará con sujeción a las normas y procedimientos propios de las naciones y pueblos indígena originaria campesinos, respetando el objeto de creación de estas áreas”.

Aprovechamiento Según la Carta Magna, las comunidades indígenas situadas dentro de áreas forestales “serán titulares del derecho exclusivo de su aprovechamiento y de su gestión, de acuerdo con la ley”.

¿Qué es un plan de manejo?

Carlos de Ugarte, técnico en Ordenamiento Territorial del Servicio Nacional de Áreas Protegidas (SERNAP), explica que un plan de manejo es un “instrumento de gestión de las áreas protegidas”, establecido en la normativa boliviana para preservar el medio ambiente en la zona a la par que se aprovechan los recursos naturales.

Este mecanismo determina lineamientos y metas acerca de cómo se espera llevar adelante la gestión de la zona.

Agrega que el plan de manejo incluye la zonificación, los tipos de uso, formas de uso de los recursos y restricciones en cuanto al uso de los recursos naturales del suelo dentro de áreas protegidas.

La decisión de hacer un plan de manejo pasa “un poco por la posibilidad de financiar el proceso”, pues éste no se elabora entre técnicos, sino que tiene que ser un proceso participativo, es un “trabajo directo con las comunidades sobre lo que necesitan hacer, sobre lo que requieren sus formas y actividades de conservación propias”.

De Ugarte explica que además de recoger los criterios es necesario revisar documentación científica, lo que implica ciertos gastos y tiempo.