Brasil militariza más frontera con Bolivia

brasil Dilma Rousseff ya desplegó más de 10 mil soldados en los límites con Paraguay y la Argentina. Ahora, busca contener el narcotráfico en toda la Triple Frontera.

El megaoperativo brasileño cuenta con la colaboración de 30 agencias gubernamentales, incluyendo la Policía federal. El objetivo central es combatir el tráfico de drogas, armas y el contrabando en general, según informó el Ministerio de Defensa brasileño.

La acción abarca un área de casi 3.900 kilómetros, que se extiende desde la ciudad del Chuy, en la frontera con Uruguay, en el extremo sur del país, hasta el distrito de Acorizal, en Mato Groso do Sul, en la región centro oeste de Brasil. Se prevé que el operativo culmine en la segunda quincena de agosto.



Los controles se concentran en las carreteras, ya que se trata de una frontera seca, e incluyen el abordaje a conductores, indicó el comandante del regimiento, teniente coronel Claudio Pellegrini Louzada. “Es una operación de frontera que tiene por objetivo, sobre todo, la represión de la criminalidad", precisó el ministro de Defensa, Celso Amorim, citado por la estatal Agencia Brasil.

El contingente está equipado con helicópteros de combate, navíos patrulla, aviones de combate y blindados.

Preocupación por Bolivia

Una de las principales preocupaciones del gobierno brasileño de Rousseff es el tráfico de drogas que se filtra desde Bolivia. Las autoridades consideran que el 92% de su producción llega a Brasil por esa vía.

Días atrás, en una entrevista exclusiva con Infobae América, Amorim rescató las operaciones Ágata: “Los objetivos son varios: narcotráfico, contrabando, minería ilegal en la Amazonía”.

Además, afirmó que uno de los ejes principales de la defensa brasileña radica en desalentar amenazas externas. “No de la región, porque en la región hay cooperación con toda América del Sur. Pero para garantizar la paz y proteger nuestros recursos tenemos que asegurar la disuasión ante posibles amenazas externas. No se puede estar entre las siete grandes economías del mundo y pensar que nadie está interesado en sus recursos: en nuestro caso, la energía, el petróleo, la Amazonía, la biodiversidad, la capacidad de producción de alimentos, todo eso requiere de una disuasión para que no se lo ponga en riesgo”, explicó.

Infobae – Buenos Aires