Rubén Costas: De la revolución del patujú a la política del avestruz

Guido Náyar

guido Quién no te ha escuchado sobre tu imaginativa revolución del patujú. Una lista de buenas intenciones que en más de siete años que llevas como Gobernador jamás has implementado tus propias promesas. Pero debo reconocer que has tenido al engaño como tu aliado y a la traición como medio para alcanzar los fines que hoy te alistas a concretar. Tus métodos siempre han sido: fracturar la oposición, destruir cualquier posibilidad de unidad y dividir para ganar. Hoy, buscas tener tu propia bancada de diputados y senadores que te brinden más impunidad y nuevos acuerdos con tu socio Evo Morales.

¿Dónde quedaron los interminables discursos que somos autónomos? ¿Dónde quedó la seguridad que juraste brindarle al pueblo cruceño? ¿Dónde está el rugido del león que había despertado? ¿Dónde está el tiempo que llegó para cruceñizar Bolivia? ¿Iyambae?



Lo autónomo ni en papeles, porque hasta hoy no tuviste el valor para mandar aprobar los famosos estatutos. Recuerdo el 3 de abril de 2009, cuando haciendo uso de la palabra como primer vice presidente del comité en un acto en la Plaza 24 de Septiembre, te exigí públicamente que aprobaras los estatutos. Fue tanta tu rabia que ese día me convertiste en tu peor enemigo y le prometiste a varios de tus esbirros que ibas a hacer todo para que yo nunca fuera el presidente del Comité, por tamaño atrevimiento.

La simulación se consumó. Que habíamos logrado la autonomía con el voto del pueblo, era irrefutable. Que vos no tenías ni tuviste la mínima intención de aplicarla, así lo demuestran los hechos. Hoy continuas con la farsa de la sociabilización de los estatutos, una administración descentralizada y una distribución dirigida a las provincias. Mientras los intelectuales que por un tiempo también fueron engañados con argumentos, publican artículos que demuestran que todo lo que estás haciendo es una pantomima y nada más. ¿Cuántos millones de bolivianos has gastado desde que te sentaste en la silla de gobernador?

Todo esto te ha permitido manejar los recursos económicos del departamento, sin ninguna fiscalización. Además de digitar qué empresas tienen trabajo, manipular las necesidades de las provincias y abandonar la ciudad donde vive la mayor cantidad de la población. Tanto es que nunca cumpliste tu reiterada y publicitada promesa de construir una nueva cárcel, hoy en otro ardid usas el consejo de seguridad ciudadana para renovar tu mentira, con la incorporación del gobierno nacional y municipal, anunciaste construir la nueva cárcel. Después de la masacre más atroz, 35 muertos, centenares de heridos y nuevos motines.

"Qué paradoja", dirían algunos. "Qué cobardía", llamarán otros. "No hay otro", justificarán los demás. La verdad, pasamos de creernos autónomos a estar presos en nuestras propias casas. Hemos vivido tiempos de: 1.Asesinatos, 2.Persecuciones, 3.Extorsiones y hoy 4.Secuestros. Alguien podría confundirse al pensar que solo el secuestro de personas con buena economía moviliza a las autoridades, algo no que no ha sucedido. De igual forma, el terrible secuestro seguido de muerte, que es el delito de tráfico de órganos no ha sido capaz de provocar una reacción a tan horrorosa acción.

Lo más condenable es tu participación en estos delitos. En el primero, de cómplice con tu silencio y tu negativa a enjuiciar a los autores. En el segundo, de coautor intelectual, al pactar con el gobierno y entregarnos a tu socio, todo a cambio de quedar libre, tal como lo confesaste. En el tercero, tuvo que venir un gringo famoso para denunciar la extorsión que le estaban cometiendo a su amigo, mientras los extorsionados de Santa Cruz solo cumplían con las demandas de los extorsionadores del gobierno y el último, no por ello menos importante, la pérdida total de los derechos desde la vida hasta la libertad. Convirtiendo a hombres valientes en llenos de miedo, donde el sufrimiento de una madre no le importa a nadie. La juventud es hoy el blanco de los secuestros y los niños los ejecutados por sus órganos, sin olvidarnos de mencionar el exponencial incremento del narcotráfico.

Esta es una dantesca realidad, a la cual nos venimos negando. Unos por pura y simple complicidad, como es tu caso, el del alcalde y presidentes de importantes instituciones privadas. Algunos guardan silencio, creyendo que así van proteger a sus familias. Otros creen que no les va a pasar nada, los indiferentes. Todos estamos en riesgo, no por la irresponsabilidad de meter miedo, sino por la preocupación legítima de proteger la vida y los derechos, en una sociedad sin Dios ni Ley. El que más pierde, es el ciudadano común.

El gobierno autonómico se basa en el auto gobierno, donde las autoridades elegidas responden presurosas a las necesidades de su pueblo. Defendiendo sus derechos, su economía y protegiendo la vida de cada uno de sus habitantes.

Hoy el pueblo tiene autoridades solo para ocupar un puesto en las testeras, para reunirse a escondidas y pactar con el centralismo, que voraz se apropia de las regalías, del IDH, manipula el censo, incentiva el avasallamiento de la propiedad privada, promociona la destrucción de reservas forestales y parques nacionales. Todo con el propósito de diseminar la coca ilegal y su consecuente delito del narcotráfico.

Las leyes que casi a diario se aprueban, solo buscan perpetuar en el poder al actual esquema masista, violando su misma Constitución, con la venia de sus conmilitones del Tribunal Constitucional.

¿Quién nos garantiza que las elecciones no serán un nuevo fraude? ¿Dónde están los que juraron defender la democracia? ¿Dónde están los que prometieron una lucha vigorosa contra la delincuencia? ¿Por qué se callan ante los atropellos del censo y apoyan el censo agropecuario? ¿Por qué han renunciado a luchar por el presente y contra el centralismo? ¿Para qué buscan reelegirse indefinidamente? ¿Por qué no toman medidas en defensa de los ciudadanos? ¿Seguirán aumentando los enjuiciados y perseguidos? ¿Hay MAS pactos?

El avestruz (piyo) no vuela solo corre, también esconde la cabeza bajo el suelo cuando hay peligro. ¿Será que con esta reverencia natural y particular forma de enfrentar la fatalidad, se permitirá renovar el compromiso con la Patria y con el pueblo boliviano?