Señas cruciales

Karen Arauzkaren-arauzA estas alturas del partido, parece que a los bolivianos nos están agotando la capacidad de asombro… a palos. La guerrilla verbal entre Evo Morales, presidente de Bolivia- e Ismael Cala, periodista cubano que emigró al norte, no dejó nada que en el fondo no supiéramos.La expectativa de que con semejante audiencia se trabajara una entrevista de esas históricas, solo dejó sonrojo con trágame tierra. Ni estrategia de marketing publicitario, mucho menos aprovechamiento para sacarle brillo a la imagen política. Nada de nada. Una hora insulsa de televisión internacional de una cadena (de la que tiró sin dudas) que no obstante sí hará historia por ser los tres mil seiscientos segundos más despilfarrados del siglo. En fin, cuando se tiene en mente una agenda internacional incoherente y un hígado que remplaza a las neuronas, esperar algo lúcido es tan prosaico como pretender pescar atunes en la piscina del club.Para algunos el botón que basta como muestra, fue la inspiradísima salida de SE ante la pregunta ¿»qué le quita el sueño»? Con contundente lógica primitiva respondió «una siesta». Si alguien puede desmentirlo, que lo diga ahora.En el fondo, muy en el fondo, parece que salimos ganando con la pérdida de tiempo gracias al delirio con el que SE quiso establecer más allá de cualquier duda quién es el Señor Presidente y quién el periodista apátrida. Ello evitó, que se ventilasen detalles -entre otros primores- sobre la carrera armamentista en la que está empeñado el gobierno, para que los hipotéticos futuros invasores de la patria sepan bien con quién se están metiendo. De solo pensar que hubiese usado el tiempo y la audiencia de CNN para explayarse sobre los ejercicios militares Sumaj Wayra en Potosí en días pasados, hace que vuelva la sintomatología vertiginosa y el revuelo de mariposas, amarillas, en la boca del estómago. De paso nos evitamos tener que contemplar la imagen de apoyo con el uniforme de campaña que retrotrae a la memoria, espeluznantemente, la bufa figura de Kim Jon-un de Corea del Norte.Parece que la paranoia es un desorden muy eficaz cuando se la sabe utilizar. El Ministro de la Presidencia, quien posee extraordinarias dotes para la personificación malévola de lengua vitriólica, fue el encargado de lanzar la primera piedra contra un prestigioso medio escrito de la sede de gobierno hablando de cuñadas, lo que es un argumento digno solo de un culebrón venezolano. Es casi comprensible que supongan este tipo de tejemanejes, pues saben de la eficacia de sus propios métodos hacia la cooptación de los medios privados de comunicación.El prestigio y la imagen de los opositores, -que encima forman opinión- son un obstáculo para sus altos fines. Su pretendida uniformidad informativa, requiere del exterminio de los medios reacios a dejarse comprar usando, sin pizca de nobleza, cualquier modo de lograr su cometido. Se trata de tirar para abajo el prestigio de un medio trabajado y logrado, usando para ello incluso, sacar ventaja del sentimiento ciudadano. La competencia por lograr el convencimiento público, necesita al menos de algo de honorabilidad. No es posible rociar impunemente con aceite de pescado rancio la cocina del competidor para comprársela luego a precio de gallina muerta.Por suerte y como muestra imbatible de que nada es para siempre, hemos espectado el principio del fin del kirchnerismo en la Argentina. Se cortó la cadena de esos países que pretenden prorrogarse indefinidamente en el poder vía ladina reforma de la Constitución. Murieron las aspiraciones de Cristina Fernández de convertirse en la heredera del despeñadero chavista. Hasta cierta piedad cristiana despierta la alharaca con la que se destaca el triunfo del kirchnerismo en la Antártida. Los pingüinos emperadores seguro votaron por ellos.Se dibuja nítidamente que pese a los mejores esfuerzos del poder, siempre surge alguien con uña de guitarrero para hacerle frente. Las elecciones parlamentarias de octubre están pintadas de gris. Sus golpes bajos a dos de los más grandes e influyentes medios en la Argentina, parece que se están tomando la revancha. Su Ley de Medios será revisada por la Corte Suprema a fines de agosto y los argumentos en contra de varios de sus amordazantes artículos, estarán a cargo del grupo Clarín, seguramente muy reconfortado y seguro con lo sucedido recientemente.Jorge Lanata, el osado periodista argentino parece ser una ficha clave para esa derrota. Al haber develado sin anestesia y con contundencia la corrupción en grado superlativo, ha demostrado que la prensa independiente posee la dosis exacta para llegar a la opinión pública -la que callada y calmadamente- marca las papeletas de votación a su libre albedrío y parecer. La retaliación oficialista nunca se deja esperar. Pero han perdido la musculatura. No es lo mismo cuando los papeles se invierten y los pesos pesados mutan a peso mosca. Cristina llegó a su techo. La oposición, encontró su piso. Ahora todo va para arriba.Nietzsche dijo que los políticos dividen a la humanidad en dos: los instrumentos y los enemigos. Inconfundibles. Ya es bien sabido por todos qué papel desempeña cada quién.El Día – Santa Cruz