Lanzados con éxito tres satélites para estudiar el magnetismo terrestre

Los tres elementos de la constelación europea Swarm han partido en un cohete ruso Rockot para situarse en formación de trabajo en órbita terrestres

Lanzamiento del cohete Rockot con los tres satélites Swarm. / ESA



Tres satélites idénticos, de casi 500 kilos cada uno, se han lanzado este viernes con éxito al espacio para formar en órbita una constelación. Medirán, volando en formación, el magnetismo terrestre. Además, tomarán datos de la alta atmósfera, lo que permitirá profundizar en el conocimiento del entorno de la Tierra y la influencia del Sol. Es la misión Swarm de la Agencia Europea del Espacio (ESA) y su lanzamiento se ha realizado hoy a las 13.02 (hora peninsular) desde el cosmódromo ruso de Plesetsk, unos 800 kilómetros al norte de Moscú en un cohete Rockot, un antiguo misil balístico intercontinental reconvertido y optimizado para poner satélites en órbita baja. A las 14.40 horas, los responsables del control de la misión han confirmado la recepción de las señales de cada uno de los tres satélites y su posición en órbita, calificando de «éxito rotundo» el lanzamiento. Los tres satélites han partido alojados en la punta del cohete para luego separarse en el espacio cumpliendo una maniobra planeada al milímetro y situarse cada uno en su posición precisa de la configuración de vuelo.

Desde ESOC, el centro de control de vuelos de la ESA en Darmstadt (Alemania) han seguido las primeras fases del lanzamiento y el cumplimiento de la secuencia automática de la puesta en órbita, incluido el envío de las primeras señales de los tres satélites (primero dos de ellos y poco después el tercero), antes de tomar el control directo de la misión. Una fase crítica es el despliegue de un largo mástil en cada uno de los Swarm necesario para la toma de datos porque en su extremo van instalados los magnetómetros. El despliegue de los mástiles está previsto para hoy a última hora, pero toda la fase inicial de puesta en órbita dura tres días. “Para nosotros, la adquisición de la señal, marca el inicio de la misión y es el momento crucial para el que nos hemos estado entrenando”, había anticipado Juan Piñeiro, jefe de operaciones de Swarm.

Los Swarm son idénticos y trabajarán en órbita casi polar: dos de ellos a 460 kilómetros de altura sobre la superficie terrestre (que llegarán a ser solo 300 al final de la misión) y el tercero más arriba, a 530 kilómetros y con una inclinación ligeramente diferente. El juego de las órbitas, minuciosamente calculado, y los instrumentos que llevan los tres satélites optimizarán el programa de toma de datos de las señales magnéticas.

Cada Swarm, construidos por Astrium, tiene una masa de 472 kilos (106 son de propelente) y mide nueve metros de longitud (incluido un mástil de cuatro metros que se despliega en órbita), 1,5 metros de largo y 0,85 de alto. Su diseño y construcción ha sido todo un reto para los ingenieros dado que han tenido que cumplir exquisitos requisitos de protección frente a los campos magnéticos que afectarían a sus sensibles detectores. No llevan ningún material magnético, nada que tenga hierro; están hechos de fibra de carbono y se han evitado en su montaje materiales como pegamentos que pueden contener impurezas férricas. A bordo van dos magnetómetros diferentes, un instrumento para medir el campo eléctrico y un acelerómetro, además del receptor GPS y sensores de estrellas de referencia. Su coste total asciende a 220 millones de euros, incluido el cohete, más 30 millones de operación durante los cuatro años de funcionamiento previstos.

Tras el lanzamiento al espacio, los expertos de la misión tardarán tres meses en hacer las pruebas y calibraciones necesarias antes de empezar a trabajar con la flotilla Swarm.

Fuente: elpais.com