Urgencia del Pacto Social (Parte I)

Mauricio Aira

mauricio_aira2.JPG No es la primera vez que nos referimos al tema, aunque oportuno regresar al mismo cuando arrecia el debate sobre el futuro de Bolivia, cuando las agrupaciones políticas explayan ideas y exponen programas de gobierno, urgidos por la premura de fusionarse ante el rival de enfrente y no permitir que el caballo del corregidor sea otra vez el ganador de la contienda.

Todo estudiante de colegio y por supuesto los que estudian leyes saben el significado de esas dos palabras “pacto social” que ante la realidad boliviana, una sociedad dividida hasta el átomo y que va de tiento en tiento buscando su real destino puede resultar la mágica salida.



Desde Juan Bosco a tiempo de enviar a Bolivia sus primeros misioneros para fundar las Casas Salesianas en Sucre y La Paz, que revelara sus sueños proféticos en torno al Lago Titicaca y El Altiplano que vio convertidos en centros de un desarrollo increíble, de grandes carreteras superpuestas y aeropuertos y puertos navegables e increíbles estructuras que hoy ofrecen los films de ciencia ficción, hasta sabios que consideran que el pueblo de Bolivia se merece un destino grandioso que busca sin cesar, que intenta encontrar, ensayando sistemas que hasta ahora están resultando un fiasco, pero que dejan experiencias para aprovechar y otras para no repetir.

El pacto social emerge entonces como una premisa insoslayable, una condición sine qua non para encontrarse asimismo y proyectarse un destino con toda la grandeza soñada por aquel santo pedagogo de Turín que tanto amó a Bolivia (Historia de Juan Bosco. Autor Alberto Aramayo SDB) Por ello fijemos la mirada en la historia del gran pacto social que dio origen a la sociedad de bienestar en Escandinavia y que sirve como referente para acometer proyectos similares en otras partes del planeta. Fruto de la combinación de capital y socialismo, la economía mixta hizo parir el Estado de Bienestar que como fenómeno político social no está en discusión.

La igualdad social dejó de ser una quimera porque permitió un desarrollo franco de la iniciativa empresarial hasta lograr altos niveles mundiales a tiempo de atender los requerimientos de los trabajadores y dotarles de salarios estimulantes. El famoso “modelo sueco” inspiró a muchos Estados modernos partiendo de la aceptación razonable de un liberalismo en lo social y la comunión entre el Partido Socialdemócrata y los trabajadores agrupados en su Central Obrera (LO) sin embargo la crisis económico social desatada en la última década del siglo pasado, dio lugar a muchos cambios, a retrocesos en lo social y a nuevas medidas que veremos más adelante y que en conjunto han dado lugar a otro título “el nuevo modelo sueco” con características muy especiales.

Expresarlo en pocas palabras no es fácil, ya que las desavenencias del pueblo sueco, la casi extrema pobreza del Reino antes de la masiva emigración a Europa y Estados Unidos, los permanentes conflictos entre pobres y ricos, entre ilustrados e ignorantes, permitieron que un buen día se sentasen a la mesa todos y discutiesen francamente acerca de sus diferencias y más tarde de modo sistemático y sincero sobre todo aquello que los unía. No fue asunto de un día, ni un seminario, ni un cursillo, la discusión abarcó varios años y fue paulatina a todo nivel.

No ha quedado claro si el estado de bienestar nació en los años 1930 o en los finales del siglo XIX, antes que los socialdemócratas llegaran al poder por vez primera, lo evidente es que ya en 1847 y 1853 se promulgaron leyes “de ayuda a los pobres” base inicial de la sociedad de bienestar, lo que podríamos calificar como la Central Obrera, llamada “Organización Nacional (LO)” nació en 1898 muy pegada a la socialdemocracia, aunque fue el Partido Liberal en 1913 que expandió con total apoyo de los movimientos sociales de entonces, “los abstemios, los cooperativistas, los socialistas, los agricultores” una amalgama de beneficios sociales muy diversos y concretos. Las grandes medidas adoptadas en Suecia fueron imitadas por otros Estados después de la gran depresión del 1930, lo vigente entonces tendía a la igualdad, a la cooperación, y la superación del individualismo vigente.

Para continuar con el hilo relator, sentados a la mesa, discutidas las diferencias, puntualizado lo común, ambos grandes sectores los patrones (58 organizaciones patronales que agrupaban a unas 50 mil industrias o empresas) y los trabajadores (agrupados en la LO y los sindicatos, muchos cientos diseminados en todo el Reino) y dijeron “aquí se terminan las peleas internas. A partir de ahora, cuando tengamos diferencias nos reuniremos para dialogar y sacar conclusiones.

Desde hoy no habrá ninguna huelga, ninguna acción violenta de ninguno de los dos lados. Los acuerdos serán cumplidos con toda formalidad. El Estado intervendrá sólo en el extremo caso que empleadores y trabajadores no pudiésemos llegar a un acuerdo.

Dicho y hecho. La Ley de Pensiones promulgada en 1913 resultó una prueba de fuego, porque trató en primer lugar de ofrecer seguridad para los ancianos que ya no podían trabajar. La Ley resultó un modelo para la Seguridad Social a nivel global. Algo más adelante en 1918 se promulgo la “nueva Ley de los pobres, transfiriendo el Estado su responsabilidad a las Comunas que desde entonces atienden con prioridad el tema social. O sea “lo social” luego está la salud, la educación, la vivienda, lo cultural, lamentablemente en nuestra Bolivia no tenemos idea de lo que ello significa, tal vez deberíamos dedicarle unas líneas, más adelante para tratar de explicarlo. Lo evidente es que lo social atendido por las administraciones locales dio resultado, creó empleo permanente y especializado e instituciones que han ido mejorando sus servicios enmarcados en lo profesional y reactualizados.

Tenemos que nombrar la palabra “espíritu de Saltsjóbaden” por el sitio en que patrones y trabajadores volvieron a reunirse para buscar arreglo a sus relaciones industriales y laborales dentro del mercado de trabajo, esto ocurrió en 1938 y desde entonces, al menos en un largo periodo de decenas de año Suecia no volvió a tener una sola huelga general, ni un bloqueo de caminos, ¡oh maravilla obra del diálogo, el consenso, el marco de la sociedad de bienestar que nació del pacto! El desarrollo del pacto floreció hasta 1970 que Suecia logró abarcar el universo de la seguridad social sin exclusión alguna por lo que fue calificado el segundo país más desarrollado sin desempleo, sin paro, con asistencia social desde el nacimiento hasta la muerte, educación gratuita y seguros.

No vamos a ingresar a la situación actual en que el sistema ha declinado como consecuencia de la famosa crisis del petróleo de 1973 y del estallido de la burbuja habitacional, aunque la economía del Reino es una de las más fuertes de Europa y “la disciplina económica” que rige las actividades estatales y empresariales sigue siendo un modelo aun dentro de la Unión Europea. Desde el punto de vista político Suecia es alabado por muchos como exitoso ejemplo del proyecto socialdemócrata, no obstante el gobierno actual que es de coalición derecha-centro por segundo período consecutivo. Critican el nivel de altos impuestos personales (el impuesto al comercio y la industria es bastante moderado frente al que se impone por la planilla salarial).

Con todo y a los fines de nuestra política criolla consideramos que sería muy útil poner los ojos en Suecia y sentarse a la mesa redonda, convocar absolutamente a todos los sectores, masistas incluidos, llegar al sinceramiento y en aras del supremo interés de la Patria, actuar en consonancia, suscribir un “gran pacto social” que marque el inicio de otra época, de la superación del odio y la diatriba, de esa cadena de ofensas interminables de unos a otros, y de estarse reprochando por lo pasado, cuando reconozcamos que “todos somos culpables” y que la unión de todos los bolivianos es requisito indispensable para marcha hacia una auténtica sociedad de bienestar.