Foto para el Facebook

Luis Christian Rivas Salazar

LUIS CHRISTIAN El periodista Eddy Luis Franco nos mostró en un reportaje por la pantalla chica la tragedia que sufre su tierra natal: el Beni, similar situación se vive en el norte paceño y en territorio pandino. Un cuadro dantesco, donde podemos ver vaquillas ahogándose o muertas en las riberas de los ríos, casas derrumbadas, calles inundadas, hospitales, colegios, pistas de aterrizaje anegadas.

Oriundo de San Borja, micrófono en mano, con el agua en las canillas, nos presentaba el dolor hecho imagen de sus hermanos benianos, no podía nombrarse de otra manera: desastre.



Pero fue este término: “desastre natural”, lo que ha propiciado una difícil decisión en este comunicador, en su cuenta del Facebook, podemos leer: “Hoy presenté formalmente renuncia como Jefe de Prensa en PAT y estoy feliz de haber realizado mi última cobertura como jefe en la inundación en el Beni, volver al lugar donde nací y desde el cual pude reflejar con sentimiento lo que vi: un desastre, que aún sigue…”.

¿Por qué una persona que trabajó más de una década en un medio de comunicación, renuncia tras mostrar la verdad? ¿Qué concepto debía haber utilizado para narrar estas escenas climatológicas, y así, no tener problemas, menos incomodar a nadie?

El premio Nobel Mario Vargas Llosa, en alguna ocasión dijo: “Todas las dictaduras, de derechas y de izquierdas, practican la censura, intimidación, chantaje o el soborno para controlar el flujo de la información. Se puede medir la salud democrática de un país evaluando la diversidad de opiniones, la libertad de expresión, y el espíritu crítico de sus diversos medios de comunicación”.

Los medios de comunicación deben ejercer la crítica y la autocrítica de la noticia presentada, mediante la autocensura, si se diera el caso, antes que dejar que el Estado controle y vigile sus actividades, pero poco a poco, vemos en Bolivia que la sombra estatal está cubriendo y oscureciendo las ventanas de las oficinas de redacción y editoriales. Lo “políticamente correcto” es lo que no afecta a los políticos gobernantes.

Los bolivianos se preguntan: ¿Por qué el gobierno no declara “Zona de desastre” casi un tercio de su territorio comprometido? ¿Cuáles son las intenciones o interés que no se quieren tocar? ¿Venganza o interés partidario?, aunque las aguas bajen y deje de llover, las consecuencias y problemas todavía son alarmantes, no solo por las enfermedades, aguas contaminadas, falta de alimentos, perdida de animales silvestres, cuerpos en descomposición, reconstrucción de infraestructura, etcétera, sino porque todos los bolivianos sufriremos con el aumento de precios de la carne vacuna por la pérdida de miles de vaquillas que tenían que ser nuestro alimento al año. No solo los benianos sufrirán por esto.

No es necesario, estar presente en el sitio, para darnos cuenta de la magnitud del problema, una página del Facebook, denominada: “Soy beniano”, puede mostrarnos la gravedad del problema en imágenes y testimonios.

Un fenómeno tan complejo, necesita establecer objetivamente, las causas del desastre, sean estas naturales o por la actividad del ser humano en la deforestación de bosques o la construcción de represas, aspecto que debe ser determinado por un informe para calificar responsabilidad y determinar indemnizaciones a los afectados, quienes deben analizar la presentación de demandas contra el Estado aplicando el art. 297 parágrafo II de la Constitución Política del Estado y la Ley Marco de Autonomías, Art. 100, Gestión de Riesgos y Atención de Desastres Naturales.

Como contribuyentes debemos exigir el destino de nuestros tributos para estos asuntos y no para lujos, cumbres y viajes. Este tema, no termina con la foto “pal face” del Vicepresidente Álvaro García Linera cargando pequeños saquillos de medio kilo vestido con camisa y pantalón, al puro estilo inglés, tratando de minimizar y debilitar la espantosa situación con su imagen angelical.