Las obsesiones de Gwyneth Paltrow acabaron con su matrimonio

chris-martin-gweyneth-paltrowEs una mujer a la que no pueden ver ni Winona Ryder ni Kate Moss ni Martha Stewart ni Joan Rivers ni Madonna. Con razón o sin ella, Gwyneth Paltrow es uno de los mayores entretenimientos de la industria del espectáculo. Capaz de ser nombrada por «People» la mujer más guapa del mundo y por «Star», la famosa más odiada de Hollywood.

Capaz de convertir sus desórdenes y locuras alimenticias en una oportunidad de negocio. Erigida en gurú del «lifestyle» con su web (goop) y sus libros, la actriz ha conseguido que hasta el comunicado de su separación matrimonial sea un perfecto hazmerreír. Si aquí tuvimos un «cese temporal de la convivencia», Gwyneth y Chris Martin tienen su «consciously uncoupling» (desparejándose conscientemente, título del comunicado que ha provocado todo tipo de parodias por el uso ridículo del lenguaje). Gwyneth (41), Chris Martin (37) y sus dos hijos, Apple, de nueve años, y Moses, de siete, huyeron a Bahamas antes de soltar el martes la noticia de la separación matrimonial. Quien se imagine al cantante de Coldplay comiendo hamburguesas con bacon y queso que se olvide. Ella está al lado. Vigilando.

Una oreo

Hace poco, la actriz hizo unas declaraciones a E! donde señalaba la diferencia entre trabajar en una oficina y ser una estrella de cine. Porque te tienes que ir de pronto a Wisconsin dos semanas. «Tener un trabajo normal y ser madre tendrá sus retos, pero no es como estar en el set de rodaje». Cualquiera se imagina que esas dos semanas en



Wisconsin serían un descanso para Chris Martin, que compra helados a sus hijos boicoteando las estrictas reglas de alimentación de Gwyneth (eso sí, esta reconoce que a veces les da una Oreo). «Les gusta el arroz integral pero también su Coca Cola de la semana», dice. Ella también se fuma un cigarrillo a la semana. Sábado cigarrete. Un American Spirit, como David Lynch.

Con respecto a la televisión también hay reglas. Solo deja a los niños ver la tele en francés y en español. Además está la Cábala (o lo que sea que estas actrices de Hollywood practiquen). Según «The Sun», Chris sentía que estaba empezando a perder a su mujer. De hecho, se fue de casa y empezó a vivir con su compañero de banda Guy Berryman en su apartamento de Hampstead Heath .

El «gwynethismo» es curioso. Por eso la revista «Vanity Fair» decidió hacer un artículo sobre el amor/odio que despierta. Ella pensó que la iban a hacer picadillo y montó una cruzada contra la publicación. Lo que provocó (una variación del efecto Streisand) fue que el resto de medios se pusiera a revolver los cajones. ¿Qué escondería?

Que si vio el guión de «Shakespeare in Love» en casa de Winona Ryder y llamó a los productores para conseguir el papel. Que si en el gimnasio se hace secar el suelo de la ducha porque no quiere tocar el agua de nadie (¿no ha oído hablar de las chanclas?).

Que le dijo a Kate Moss que hiciera ejercicio y así sería como ella cuando envejeciera (Moss le lanzó un plato de patatas fritas al grito de «¡Come algún maldito carbohidrato!»). Que si había sido infiel con Jeff Soffer, marido de Elle McPherson. Que si ha sido infiel con su exnovio Donovan Leitch. Que si le falta un tornillo. Que si huele mal porque se niega a usar desodorante (eso lo contaron varias personas en mayo, en la gala del Met). Lo mismo también mató a Chanquete, a la madre de Bambi y a Manolete.

Fuente: www.abc.es