Argentina: La feria erótica más grande de la región reunió a 75 mil personas

Por Gustavo MolinaCosas dulces. Bombones y caramelos pueden ser ideales para incluir en una noche romántica y hot. FOTOS: DANIEL CACERESGustavo le explica a una pareja los secretos del BDSM, una sigla que suena rara y atractiva a la vez. “No creas que soy un perverso y tengo una esclava debajo de casa en un sótano. Nosotros formamos un grupo para desmitificar y humanizar el bondage disciplina sado masoquismo”, cuenta desde su stand de Córdoba BDSM este diseñador gráfico de 24 años de uno ochenta y pico de estatura y cara aniñada.De fondo suena I love rock & roll, ese clásico de Joan Jett pinchado por DJs millones de veces en los bares de caños de los cinco continentes. En el escenario, una bella morocha pierde su vestimenta lentamente en un strip otoñal. Y los hombres la desean embelesados.El fin de semana pasado, la Sexpoerótica desembarcó una vez más en la Plaza de la Música de Córdoba, el mismo lugar que otras ocho veces albergó, y liberó los secretos más íntimos de 75 mil mujeres, hombres y trans.Son las once de la noche del jueves y Alessandra Rampolla se pasea por la Sexpo como la celebrity que es. Veinteañeras le piden posar para selfies , y señoras con sus maridos se acercan y le agradecen su aporte al matrimonio. “Con mi esposo vivimos una nueva luna de miel. Tenemos hijos grandes, ya pasaron la adolescencia y estamos reencontrándonos. Alessandra nos ayudó mucho a redescubrirnos”, confía Marta a Clarín, mientras Luis asiente con un gesto cómplice. El hombre, de unos 70 años muy bien llevados, lleva una bolsa de papel Manila con un sextoy , chocolates y golosinas con formas fálicas comprados recién en uno de los puestos del bulevar erótico.Tres horas antes, con una conferencia de prensa, la portorriqueña más argentina del mundo había inaugurado la 9° edición de la Sexpoerótica. “Hubo un cambio en las actitudes y las cabezas de las mujeres desde la época de Confesiones, el programa que salía por Cosmopolitan, hasta hoy. Antes recibíamos mensajes anónimos. Y ahora las mujeres se asumen dando la cara y preguntando por sus propias experiencias. Incluso, se animan a reclamarle al hombre por su propio placer. Es un desafío muy grande para los hombres; porque tenemos sexo por placer, no sólo para reproducirnos”, asegura la (ahora) rubia sexóloga.La Sexpoerótica presentó esta vez una treintena de stands, donde los visitantes se sumergieron en las más variadas fantasías. Dos geishas recorren uno de los pasillos, ataviadas con sus trajes tradicionales, y un grupo de amigos las llaman para inmortalizar el encuentro con sus smartphones.En el VIP de la muestra, Alvaro saborea un canapé que acaba de servirse de una bandeja humana: “Está muy buena esta novedad. Año a año hay una mejora cualitativa en la Sexpo”. Pero Manuel, un consultor de redes informáticas, no coincide: “Es más de lo mismo. Quizá tiene que ver con el endurecimiento de la legislación”.Desde arriba del segundo escenario, al lado de un gran pene mecánico –domado por Ricky, mientras lo mira su novio Marcelo–, una esbelta rubia guiña un ojo, cómplice, mientras desnuda su espalda para convertirse en una pintura viviente. Sus lolas ya están cubiertas por chillones colores que disimulan su geografía en un cuadro que llega a su cintura. Candelaria, Luciana y Florencia son tres amigas de 21 años que esperaron a la mayoría de edad para poder llegar a esta “Amsterdam” mediterránea. Acaban de salir de una conferencia de Paola Kullok sobre “la intencionalidad del sexo”: “Vinimos por curiosidad, a ver qué hay. El ambiente está bueno; nosotras imaginábamos algo más raro, más oscuro. Pero hasta nos encontramos con dos ex profesoras del cole”, contaron entre risas.“En 2015 queremos llegar a los 100 mil visitantes, buen número para festejar los 10 años de la Sexpo”, cuenta orgulloso Cristian Sassi, creador de la feria más grande de sexo del Cono Sur. La charla se interrumpe con los gritos histéricos de cientos de mujeres que se deleitan con los músculos de Roger, el stripper y actor porno brasileño que ya es un clásico de la Sexpo.Fuente: clarin.com