El trust mediático de Qananchiri

LINERA De manera destemplada, el gobierno atacó al periodista Raúl Peñaranda por un libro que ni siquiera ha presentado (lo hará este jueves), en el que se analizan los vínculos entre el vicepresidente, Álvaro “Qananchiri” García Linera, y varios medios de comunicación privados o “paraestatales”, presuntamente bajo su control.

La encargada de la arremetida fue la titular de la cartera de Comunicación, Amanda Dávila, apodada la “Ministra de la Mentira” por la oposición. Su ofensiva se caracterizó por la ausencia de argumentación válida, ya que tuvo que echar mano a la más baja xenofobia para intentar descalificar a Peñaranda, alegando su doble nacionalidad boliviano-chilena.

Pero la torpe salida de Dávila a escena tiene dos resultados contraproducentes para el gobierno: por una parte, se ha convertido en la mejor publicista del libro en cuestión, titulado “Control Remoto”, al montar una involuntaria campaña promocional que sin duda disparará las ventas de dicha obra. Por otro lado, ha abierto sospechas sobre un eventual espionaje gubernamental al correo electrónico de Peñaranda, como él mismo lo ha aseverado.



A raíz del escándalo armado por el “Ministerio de la Mentira”, un parlamentario opositor acaba de enviar un Pedido de Informes a la Autoridad de Telecomunicaciones y Transportes (ATT), solicitando datos sobre la compra del periódico La Razón y de los canales de televisión ATB, PAT y Full TV; quiénes son los dueños, cómo adquirieron esos medios y detallando la legalidad de esas operaciones.

De comprobarse la existencia de un trust mediático de “Qananchiri”, estaríamos ante la doble evidencia de enriquecimiento ilícito e intento de establecer un monopolio de la información, ya que, de acuerdo a cifras manejadas por el analista Humberto Vacaflor, entre órganos de prensa gubernamentales y “paraestatales” estaríamos hablando de un control oficialista sobre el 60% de los medios de comunicación del país…

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