La ficción salarial del evismo

EVOCOB En el marco de su pre-campaña electoral para la re-reelección presidencial, el gobierno de Evo Morales acaba de decretar un aumento del 20% sobre el mínimo y de un 10% sobre la masa salarial.

Pero esta medida, que seguramente encandilará a muchos ingenuos -ese es su propósito-, esconde una ficción económica, ya que el incremento acabará devorado por las fuerzas inflacionarias desatadas por el mismo régimen evista.

De acuerdo a las estadísticas internacionales, Bolivia es el cuarto país con mayor inflación en toda América Latina, aunque, dadas las técnicas de maquillaje de cifras que aplican las instancias estatales, lo más probable es que esté realmente en el tercer lugar, después de Venezuela y Argentina.



Como se ve, la tendencia inflacionista parece estar mayormente vinculada al modelo del socialismo del siglo XXI, tanto por el derroche de gastos burocráticos y superfluos como por el hostigamiento al aparato productivo privado.

El año pasado, el Ministerio de Economía y Finanzas de Bolivia vio rebasadas sus expectativas inflacionarias, y la Fundación Jubileo llegó a registrar un crecimiento del 11% en los precios de los alimentos.

Lo cierto es que mientras persista esta tendencia, cualquier aumento nominal en los salarios será en buena medida ilusorio, e incluso puede convertirse en un factor retroalimentador de la inflación al generar indexación.

Un sindicalismo inteligente debería exigirle al gobierno, junto a reivindicaciones salariales moderadas, una política de control inflacionario. ¿Pero qué esperar de una central obrera que usa como ícono principal al “Che” Guevara, ignorando que fue quien, a su paso por el gobierno cubano, impulsó la eliminación de horas extras e innumerables beneficios laborales, pretendiendo sustituirlos por etéreos -y a veces coercitivos- “incentivos morales”?

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