La Justicia italiana ahora da su acuerdo a un matrimonio gay

Por Julio Algañaraz

Desafíos. Francisco reflexiona en el Vaticano. La Justicia generó fuertes cambios en la moralidad italiana./AP



En dos días se ha producido una revolución en la moralidad de la sociedad italiana: tras la decisión de la Corte Suprema que legalizó la donación de ovarios y semen a un matrimonio a la búsqueda de la fertilidad, ayer el tribunal de Grossetto, ciudad toscana a 150 kms. de Roma, produjo una conmoción mayor al ordenar la inscripción en los registros municipales de un matrimonio gay celebrado hace 2 años en Nueva York.

Las protestas de la Iglesia, que en 2004 promovió una muy restrictiva y conservadora ley de fecundación por medio de un pacto con el gobierno de Silvio Berlusconi, subieron ayer al rojo vivo. “La decisión suscita graves interrogantes y no pocas reservas”, dijo una declaración de la Conferencia Episcopal italiana, cuyo jefe es el Papa obispo de Roma.

La inscripción del casamiento en 2012 en la metrópoli norteamericana entre los italianos Stefano Bucci, periodista del Corriere della Sera, y Giuseppe Chigiotti, arquitecto, brinda a ambos en Italia iguales derechos que si hubieran seguido viviendo en Nueva York.

Es la primera vez que esto ocurre en Italia, donde la oposición de la muy poderosa Iglesia Católica bloqueó hasta votar una ley de uniones civiles.

Ni hablar de una ley de matrimonio igualitario como existe desde 2010 en Argentina.

“La decisión del tribunal arriesga llevarse por delante uno de los pilastros fundamentales de nuestra tradición cultural, reconocido y garantizado por nuestro orden constitucional. El matrimonio es la unión entre un hombre y una mujer —afirma la declaración— que en forma pública se unen establemente con una apertura a la vida y la educación de los hijos”. El intento de “negar esta realidad por vía judicial” significa una laceración, “una peligrosa fuga hacia adelante de carácter fuertemente ideológico”.

El juez de Grossetto que redactó la sentencia de inscripción señaló lo contrario: en el código civil italiano no hay ninguna referencia al sexo “en relación a las condiciones necesarias al matrimonio”.

“No está previsto en nuestro orden jurídico ningún impedimento de disposiciones de ley a la transcripción de un acto matrimonial celebrado en el exterior”. La transcripción, explicó el juez, no tiene naturaleza constitutiva sino de publicidad “de un acto ya valido por sí mismo”. El matrimonio en Nueva York entre Stefano y Giuseppe es válido, afirma el juez.

La decisión del tribunal ha explotado como una bomba de efectos duraderos. La numerosa comunidad gay italiana dijo que vive “uno de los días más grandes” de su lucha por los derechos de los homosexuales. El magistrado de Grossetto, además, recordó que la Corte Europea de los Derechos Humanos consideró que “el derecho al matrimonio no puede ser limitado al caso de casamiento entre personas de sexo opuesto”.

Se abren ahora de par en par las puertas a una avalancha de matrimonios gay en el exterior con posterior inscripción en Italia, eludiendo la actual prohibición absoluta. El “derecho al matrimonio” adquiere un nuevo y más amplio contenido, lo que hace más exasperadas las polémicas.

Fuente: clarin.com