La verdad no tiene nacionalidad

Moira Sandoval Calvimonte*

MOIRA Acabo de leer un artículo del periódico Cambio, titulado “Independencia” de Peñaranda y sus relaciones con Chile, dedicado en su integridad a descalificar al periodista Raúl Peñaranda, enfatizando su origen chileno, y desconociendo que es un ciudadano boliviano que ostenta dicha nacionalidad por propia elección, reflejando un compromiso e identidad con esta tierra, al elegirla como su hogar y su patria. Tal circunstancia digna y leal con Bolivia, no puede ser trastocada en algo despreciable, como pretende el articulista.

Si bien el contenido que publica Cambio, en calidad de periódico oficial, suele tener orientación apologista del régimen gobernante. Empero, la nota en cuestión merece ser comentada, por cuanto carece de fundamentación sólida en sus acusaciones.



Y no es que pretenda defender al agraviado, que bien puede hacerlo con su trayectoria de vida y sus talentos académicos y profesionales. Es necesario evidenciar que los argumentos de los “intelectuales” mercenarios del oficialismo, además de falaces, son contrarios a las libertades y temerarios.

Anuncia el articulista Mauricio Osorio, que “…el periodista Raúl Peñaranda presentará, en medio de aplausos de la embajada de Estados Unidos y la derecha boliviana y chilena, un libro que forma parte del arsenal de rumores que se pretenden pasar por ´verdad` en los próximos meses para desprestigiar moralmente al gobierno del presidente Evo Morales”.

Al respecto, debo coincidir en que la presentación del libro de seguro se realizará en medio de aplausos -aquéllos que se prodigan a quien se felicita, se admira y se respeta, por su nivel ético y profesional- de ésos que, seguramente el Sr. Osorio no debe disfrutar muy a menudo.

Sobre la segunda afirmación-acusación de plasmar en el libro rumores para desprestigiar al gobierno, estoy segura que Raúl Peñaranda -por propia experiencia- sabe que es una actividad de alta peligrosidad afirmar algo contra el gobierno -sobre todo si es cierto- por lo que de seguro tomó previsiones para insertar verdades periodísticas demostrables, en dicho texto.

Concluye el Sr. Osorio, sobre “los errores de Página Siete”, que “resulta por demás evidente que existía una marcada intención de enfrentar al Gobierno tanto con los Estados Unidos, con la Iglesia y con la misma población boliviana”.

Sobre tan insólitas aseveraciones, únicamente cabe citar las abundantes ocasiones en que el presidente Evo Morales ha desafiado y agredido verbalmente, acusado de planear golpes de estado y de armar conspiraciones, y sugerir que se debe espiar a los Estados Unidos, además de expulsar a la DEA y USAID. De lo cual se infiere que el propio Evo Morales no ha tenido ningún deseo de preservar relaciones cordiales con EEUU, y por ello, tiene mérito propio en generar enfrentamiento con el país del norte.

Por último, Osorio señala que “Peñaranda es ahora, luego de sus múltiples “errores” y clara inclinación pro –Estados Unidos y anti –boliviana, el nuevo defensor de la libertad de prensa en la región andina”, pretendiendo establecer una línea de dependencia ideológica del Grupo Andino de Libertades Informativas, dirigido actualmente por Raúl Peñaranda e integrado por asociaciones independientes de prensa de Ecuador, Bolivia (ANP), Institutos de Prensa y Sociedad de Colombia, Perú y Venezuela; refiriéndose al origen del financiamiento del organismo andino.

Sobre el particular es pertinente mencionar que no existe delito ni acción reñida con la ética, en cuanto a que el partido demócrata americano promueva las libertades consagradas en tratados internacionales, con la autoridad moral que puede demostrar el país del norte, en temas de libertad de expresión y de información, específicamente.

La arremetida gubernamental, además de lo escrito por los sicarios intelectuales, incluye la conferencia de prensa de la ministra Dávila, pretendiendo subliminalmente, situar a Raúl Peñaranda en status de enemigo de la patria, acusándolo de “realizar una campaña en contra de los intereses nacionales y de la demanda marítima”.

Tal exabrupto sólo refleja la preocupación del gobierno sobre el contenido -y difusión- de “Control Remoto”, el libro escrito por Raúl Peñaranda sobre la situación de la libertad de expresión y los medios para-estatales en Bolivia.

Como directa consecuencia del cuestionamiento del texto, a la verdad oficial, se dirige toda la artillería gubernamental –como en ocasiones anteriores- a descalificar la autoridad moral de dicho periodista, insinuando que hubiera mentido sobre su nacionalidad.

De ahí que cabe afirmar que la estrategia de desprestigio, apelando a los más bajos sentimientos de xenofobia, e involucrando la reivindicación marítima, con rebuscadas teorías, para atribuirle a un ciudadano boliviano, acciones contrarias a la patria, es sólo una manera desesperada de pretender restar credibilidad a la información que se halla en el texto “Control Remoto”.

No es fácil en la actualidad, ejercer periodismo independiente en Bolivia, resulta una actividad altamente riesgosa y, al parecer, políticamente incorrecta.

Sin embargo, es menester recordar que la verdad, es un valor de contenido ético y tiene efectos jurídicos, por ello, la verdad no tiene nacionalidad.

*Abogada