Los Luises y la economía

Karen Arauz

karen-arauz Definitivamente no hay caso. Por más que se intente enfocar un solo tema de la actualidad que hace noticia, hay cosas que no se pueden dejar pasar. Por eso el popurrí.

"No volvería a leerla, esa prosa de izquierda es pesadísima", dice Eduardo Galeano refiriéndose a su ensayo tan publicitado y peor aún, tan alabado y mencionado constantemente como palabra sagrada por ciertos pseudo izquierdistas. En estos momentos, sus seguidores, tienen que estar sintiéndose idiotas en "off side" incluidos los de la Fundación Nobel, cuando es el mero autor, quien descalifica su obra. Desde Isabel Allende que prologó el libro, pasando por León Gieco, el cantautor argentino que hizo toda una canción al respecto hasta decenas de otros connotados intelectuales, todos deben estar por decir lo menos, maldiciéndolo. Considerando que le tomó cuatro años de investigación y noventa días de escritura, no podemos menos que sentirnos complacidos por sus últimas declaraciones que desnudan que le gustó más apegarse a la gramática de un texto, que a la realidad.



"Cuando la escribí, no sabía nada de economía ni de política". Así que Las Venas Abiertas de América Latina, es nomás lo que siempre supimos. A confesión de parte, relevo de prueba. Finalmente, esto le da el lugar que se merece a la obra a tres manos de Plinio Apuleyo Mendoza, Álvaro Vargas Llosa y Carlos Alberto Montaner, sin sospechar que el tiempo les daría la razón sobre todo en cuanto al adjetivo utilizado en su " Manual del Perfecto Idiota Latinoamericano". Qué bueno que Chávez ya no está para no pasar vergüenza porque dudosamente Obama leyó el ejemplar que éste le regalara con el orgullo y la seriedad de quien regala papiros egipcios.

Hay historias que se repiten. El Presidente Evo Morales, -al lanzar con la gracia que lo caracteriza- la nueva escala salarial para este año, está haciendo pasar un mal rato a los empresarios privados que lo han estado contemplado con ojos de borregos degollados. Porque el golpe es bajo. Más bajo aún que el doble aguinaldo. El sólo hecho de que esos porcentajes -además retroactivo a enero a fines de abril- ha hecho cambiar el color de la piel de los sonrientes empresarios, a una tonalidad cenizo-azulado.

Pero los "famosos, bullangueros y mediáticos" empresarios privados que todos identifican, son lo de menos. Lo grave es para los otros, los medianos y pequeños emprendedores que han llegado a la conclusión de que el contrabando es la menor de sus pesadillas. Cualquiera que haya creado algún tipo de actividad económica, que está dando empleo a una o a veinte personas y que lucha denodadamente por pagar sus impuestos y dar cumplimiento a las "sorpresitas" de SE, están hoy recurriendo a la ouija para ver cómo hacen para bancarse estos niveles de aumento sin tirar la toalla.

Los incautos que acaban de "formalizar" su empresita, se deben estar machucando con piedra. Otro ensayista latinoamericano que no tiene por qué arrepentirse, pues no se lo puede culpar de ligereza e ignorancia, es Hernando de Soto. Su "El otro Sendero", mediante el cual desmenuzó hace más de una década, la realidad no sólo del Perú sino de los países andinos en relación a la economía informal que llena las periferias de las ciudades por la expulsión migratoria del campo a la ciudad, y deja sedientos a los Tesoros Generales. Más bien que Perú, leyó, oyó y se subordinó a las realidades económicas y no a sus ficciones. En Bolivia, se hace apología de la informalidad y es un paraíso fiscal para ciertos estamentos, que sabe Dios por qué será, están exentos de toda carga impositiva.

Todos somos mudos testigos de cómo el INE le escamotea unos cuantos puntitos a los índices de precios al consumidor para acomodar la inflación a la conveniencia oficial. Pero este país es tan surrealista, que basta con la proximidad de las elecciones generales para hacer que el ajuste salarial (que nada raro que pudiera ser el índice real de inflación del pasado año), esta vez supere las cifras oficiales, en retribución por la entrega total de la COB a los brazos del oficialismo.

Total ausencia de planificación que no sea en beneficio particular de los aspirantes a reeditar su dominio en el poder. El Fondo Monetario que anda con un chupón en la boca y que por lo tanto la abre poco o nada para alertar de este manejo tan espontáneo y obsceno que se hace de la estabilidad financiera de Bolivia sólo por obra y gracias de los precios de nuestras materias primas, -pasando por alto que también obedecen a la ley de la gravedad-, le pone el cherry a la torta de esta fiesta sin fin.

Como tenemos dos reyes y un chamberlain, es lógico que tengamos decadencia. Y si unimos las memorables sentencias de los dos Luises, tenemos la idea total. El Estado soy yo y luego el otro, después de mí, el diluvio.