Pablo Groux: “Los empresarios no incidirán en la nueva Ley del Cine”

Videastas y cineastas locales en la filmación de un corto durante el reciente Día del Cine Boliviano (8 de marzo). archivo

Los grandes dueños de multisalas y quienes acaparan la distribución de películas no tendrán una incidencia en la elaboración de la nueva Ley del Cine, señaló el ministro de Culturas y Turismo, Pablo Groux Canedo (La Paz, 1968), en entrevista exclusiva con

OPINIÓN. El titular de Culturas desde 2012 (anteriormente fue viceministro del área), politólogo de profesión y cuyas exitosas iniciativas le han valido reconocimientos como por ejemplo el de “Personaje de 2013” de un diario de Santa Cruz, dialogó también con este medio sobre el Dakar 2015 y un gran festival que comienza a organizar su cartera.P. Una norma que ha movilizado al sector cultural es la nueva Ley del Cine. ¿En qué estado está su análisis?

R. Ha sido un largo proceso, positivo en el ámbito democrático, de debate, discusión, de poder encontrar los elementos genéricos de consenso entre todos los interesados. Y han surgido tres temas que tienen que pasar a un nivel de decisión más política. ¿Qué va a pasar con quienes han sido beneficiarios del anterior fondo de fomento cinematográfico? Quienes han sido beneficiarios han estado sometidos a un régimen de intereses que a estas alturas es muy alto. Por una casa uno paga ahora 5.5 por ciento de interés, por un préstamo de fondo de fomento para una película el interés llegaba incluso al 12 por ciento , en el momento más optimista al 8 por ciento . Y son deudas que se han ido gravando a los cineastas. El segundo elemento es cuál es el mecanismo y la fuente de un nuevo fondo. El Estado y el Ministerio han estado apoyando la producción cinematográfica. Como no ocurría hace mucho tiempo, en los últimos tres años se han invertido recursos en prácticamente todas las producciones audiovisuales que han demandando del Ministerio de Culturas algún apoyo. No lo hemos hecho al 100 por ciento , pero hemos tenido aportes sustanciales. Por otro lado, por fin nos hemos puesto al día y somos uno de los países más cumplidos en el contexto del cine iberoamericano. Ahora nuestros cineastas pueden acceder a esos fondos sin temor de que nadie les diga que Bolivia tiene deudas. Hemos pagado nuestras cuotas con mucho rigor. Pero en la ley hay que darle una forma a los fondos nacionales, una forma que no caiga en los errores que se han cometido en la anterior norma.



Y ahí hay un punto que necesita una decisión política. En la anterior ley se dijo que había un millón de dólares y que ese fondo se tenía que reciclar cobrando intereses -ahí incluso había la lógica neoliberal del ganar-. Tal vez la fórmula sea ahora pedir menos, pero para un fondo de fomento que no exija una rentabilidad y que no se hable de números como los que hemos estado escuchando en todo el proceso de discusión, en el que se hablaba de cinco millones de dólares o de otras cifras. No creo que sea ese el punto. No hemos alcanzado a ponernos de acuerdo. Necesitamos que el área económica del Estado reflexione acerca de la experiencia pasada y a partir de ahora pueda proponernos una ayuda económica del Estado al cine y al audiovisual, pero que sea sostenible. Y que probablemente sea un poco más austera, pero que, insisto, a lo largo del tiempo -porque esta ley se la cambia cada 20 años- sea sostenible.

El tercer punto tiene que ver con el archivo, con la Cinemateca, con esa condición también muy neoliberal de que una fundación se haga cargo del patrimonio fílmico del Estado. Además, una institución como la Cinemateca solo tiene sede en La Paz; eventualmente tiene algún éxito que puede más o menos llenar las salas que generalmente andan vacías, vive de la renta de los parqueos. Es una situación dramática. Y no hablo mal de quienes encararon el proyecto de crear una Cinemateca hace 30 o 35 años atrás. Solo creo que las generaciones se han renovado y que el país también se ha reinventado.

El país es más que La Paz y el archivo fílmico es más que aquello que se ha podido encontrar en esta ciudad. Todo esto necesita también una decisión también de consenso, no de imposición. Está en juego el patrimonio fílmico de todos los bolivianos, de los bolivianos que ni siquiera han nacido, y es nuestra responsabilidad asegurarnos de que eso se preserve, se sostenga, de que no haya dificultad para pagar la luz, el agua, los sueldos; de que el Estado tenga una participación. Hay varias fórmulas que se ha propuesto y hay ideas que están en consideración, pero que hay que plantearlas en términos de mucha seriedad y responsabilidad hacia el futuro.

Apuntes.

TeatrosPara el ministro Groux, la construcción de teatros no solo depende del presidente Evo Morales. “Depende también de las otras autoridades territoriales, de los alcaldes que ofrezcan terrenos, que le transmitan esa inquietud. Ustedes han visto la dinámica de administración de proyectos que tiene el Presidente. Cada mes convoca a los alcaldes de un departamento que está de aniversario y pide proyectos. Los alcaldes presentan proyectos de campos deportivos, etc. Así que no solo es su decisión, sino de las autoridades locales y de los ciudadanos que piden tinglados, coliseos, campos deportivos. ¿Dónde están los alcaldes y ciudadanos como los de Villa Tunari que piden teatros?” dijo.Estado“Los que estamos vinculados a los sectores culturales nos estamos encontrando con la nueva realidad de que el Estado nos es útil. Entonces, podemos apelar al Estado para pedirle lo que realmente necesitamos”, dijo Groux, acerca de las demandas de sectores culturales.

Inicia planificación del Dakar

P. El Dakar 2015 tendrá más etapas en Bolivia. ¿Cuáles son las acciones de promoción del turismo que se emprenderán?R. Todavía tenemos que precisar algunos elementos. Tenemos datos generales: 3 países, 9 mil kilómetros, 5 mil kilómetros de competencia, 3 días de permanencia en Bolivia, la gran novedad de la incursión de autos, 2 noches y 4 etapas competitivas. Tenemos que reestructurar el plan. El Comité Impulsor del año pasado nos ha llevado a tener éxito. Han participado 14 ministerios, cerca de 30 instituciones, hubo una coordinación específica con los países vecinos en cuanto a temas de aduana, etc. Hemos descubierto dos fórmulas que han sido muy bien vistas por ASO (entidad organizadora). La primera es la aproximación, a través de medios y caravanas, al territorio de la competencia, lo que nos ha servido no solo para que los periodistas descubran la belleza del suroeste, sino que mediante ellos el país entero se haya visto intrigado por conocer el Salar de Uyuni, Tupiza o Atocha. Estamos trabajando en iniciativas que puedan fortalecer lo aprendido.

“El cine nacional tiene que hacerse querer”

Además de negar cualquier tipo de influencia de grandes empresarios y distribuidores de cine en la nueva ley del sector, el ministro Pablo Groux señaló por otro lado que es el cine boliviano -al que ve renovado- el que debe ganarse a los espectadores.P. Algunos artistas han denunciado que los dueños de salas y distribuidores de cine están realizando una especie de lobby para evitar que por ejemplo se les fijen impuestos para un fondo del cine. ¿Hay la posibilidad de que ellos también puedan aportar, tomando en cuenta también que hay muchas quejas de abusos que se cometen en las salas contra el cine nacional?R. Ese escenario no coincide con la característica de este Gobierno, en términos mucho más generales. Ese tiempo en el que los empresarios podían presionar o chantajear está superado en un Gobierno con las características políticas e ideológicas que sostenemos. Segundo, no sé si en el país llegamos a diez empresarios. Tal vez diez es un número exagerado.P. Pero hay algunos que tienen mucho poder, en el caso de los de las multisalas por ejemplo…R. Sí, pero dudo que lleguen a diez. No quiero subestimar la labor que hacen ni su importancia. Lo que quiero decir es que no van a ser un factor de incidencia sobre la ley. No. Y, si analizamos el formato de estos empresarios de las multisalas, habría que pensar si el cine es su principal fuente de ingresos. No lo sé, tal vez sea la renta de las tiendas, los parqueos, alguien me decía que incluso ganan más por las pipocas que por la taquilla, etc. Habría que detenerse a estudiar bien el objeto de esta opinión. ¿Cuánto realmente se recauda por las taquillas y no por otras prestaciones que tienen estos grandes centros? El segundo elemento es que el cine boliviano es el que tiene que hacerse querer. Y eso tiene que ver con la producción, el esfuerzo y la iniciativa de los cineastas. No todas las películas son por ejemplo “¿Quién mató a la llamita blanca?” (Rodrigo Bellott, 2006).

Siempre se habla de que esa película una de las más taquilleras de la historia del cine boliviano, se dice que ha tenido más de 100 mil espectadores. Pero, ¿cuántas películas como esa hemos visto desde entonces? Soy muy optimista, hay producciones y cineastas que ya han comenzado a darle otra imagen al cine boliviano. Tenemos a Rodrigo Bellot, que está estrenando por ejemplo una película que ha sido premiada en un festival internacional; salimos de “Yvy Maraey” (Juan Carlos Validivia, 2013) que ha refrescado el cine boliviano, comienzo a recibir proyectos muy interesantes con los que confío que el cine está comenzando a tomar conciencia. Es también un tema de conciencia de quienes vayan a hacer cine.

No vamos a facturar ni a producir en los estándares de Hollywood, de las megaindustrias. Lo vamos a hacer como lo están haciendo los nuevos cineastas. Creo que el cine se va a renovar generacionalmente, va a cambiar su mentalidad, va a llamar la atención del público y, si hay que corregir porcentajes o establecer que sus filmes estén más semanas en cartelera -aunque a los tres días haya uno o dos espectadores-, lo vamos a hacer. Hay que tener también sin embargo un nivel de racionalidad en cuanto a la administración de las salas.

“Recogemos iniciativas de los artistas para el festival”

P. A raíz de lo que ocurrió en Viña del Mar con Ch’ila Jatun, el Presidente anunció que se creará un festival igual o mejor en Bolivia. ¿Cómo avanza esta iniciativa? Y hablando de artes escénicas, varios artistas dicen que el Presidente ha cumplido con el deporte al dotar al país de infraestructura, y que sería tiempo ahora de construir teatros. ¿Qué opina?R. Ambas propuestas están en proceso. En el caso del festival, ya nos hemos puesto a conversar con varios artistas, recogiendo ideas. Tenemos festivales que podrían ponerse en televisión internacional y pasar por megafestivales. Habían por ejemplo los de la cerveza que les llamaban y que traían a elencos de súper nivel. Yo conozco la Quinta Vergara y tampoco es un escenario espectacular. El Teatro al Aire Libre de La Paz ya es mucho más que la Quinta Vergara. Pero el tema es darle personalidad al festival. Y la queremos construir a partir de muchos artistas nuestros que han tenido la oportunidad de conocer varios festivales en el mundo, y de los cuales podemos recoger iniciativas, que pueden o no estar vinculadas a una gran infraestructura, a un gran teatro. Por ahí el festival es itinerante, por ahí es el festival “Bolivia” y, como hacemos con el Eduardo Abaroa, un año podría estar en Pando, el otro en Santa Cruz y el luego en Sucre (…). Hay que preguntarse también si sería un festival de concurso o uno de exposición, de reconocimiento. Son decisiones que quisiéramos recoger de los artistas. Hay que ver si es un festival de grandes artistas, uno que, como el de Viña, venda derechos, recaude dinero y sea un negocio, o si es un festival en el que el Estado hará un aporte a la cultura, a la identidad, a la música. En el caso de la infraestructura, se ha comenzado. En 2013 por ejemplo inauguramos el que está en Villa Tunari y que es el escenario más lindo y grande que tenemos en Bolivia, con 915 butacas, todas las condiciones de aire acondicionado, iluminación, sistema de sonido, cabinas, etc., todo a un costo módico (…).

Fuente: Opinión