Explosión de asegurados y sospechas en la Caja Petrolera de Salud

Santa Cruz, Bolivia. Los asegurados demuestran su molestia porque tienen que dormir en la acera para conseguir ficha al día siguiente. El ministro de Salud dice que es un secreto a voces que malos funcionarios hacen negociados al interior. El número de beneficiarios subió un 29%.

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Al no tener acceso a la infraestructura durante la noche, buscan refugio en la acera del frente . Fotos: Jorge Gutiérrez



EL DEBER, Santa Cruz

La gente empieza a llegar desde la tarde y lo hace con equipaje de mano: un bolsón, una colcha y un pedazo de cartón para tender como cama en la acera de la calle España, donde está la Caja Petrolera de Salud (CPS). El objetivo es quedarse a dormir para conseguir una ficha de las que empezarán a repartir para la atención médica de asegurados, a partir de las 6:30 de la mañana siguiente.

Cuando se hace la noche y ya están acostados, hay personas que empiezan a recordar. Recuerdan por ejemplo, que hasta hace menos de una década la Caja Petrolera era ese lugar al que todo enfermo quería llegar, porque sabía que se iba a encontrar con un ambiente cálido y con un servicio de primera.

Pero ahora Hugo L., de 57 años, oriundo de Roboré y que espera que las horas pasen volando para que un médico le revise el corazón, dice que el servicio de la CPS está por el piso y que eso se ve reflejado en tres situaciones que complican la vida de los beneficiarios del seguro: para conseguir una ficha hay que hacer una fila durante 12 horas, y eso incluye irse a dormir a la intemperie; después, cuando el médico lo atiende, el paciente a veces suele realizar los estudios o análisis en laboratorios particulares y, si necesita tratamientos mayores, se puede topar con la mala noticia de que no hay camas para una internación.

“Que nos tengan piedad. Que alguien haga algo”, dice Víctor, que está acostado en el piso y que padece de un problema intestinal. Como él, a esta hora de la noche, las 23:00 de un domingo, hay por lo menos 30 personas dispuestas a dormir a la intemperie para recibir un boleto que le entregarán antes de que salga el sol, a fin de que un médico especialista atienda sus dolencias.

Los problemas

El ministro de Salud, Juan Carlos Calvimontes, defiende argumentando que nadie puede negar que la Caja Petrolera es la mejor institución de la seguridad social del país, porque cuenta con médicos de excelencia científica, tiene tecnología de punta y que, si bien existen ‘pequeños problemas’, no son superiores a los beneficios.

Para la autoridad, esos pequeños problemas consisten, por ejemplo, en el acceso a las fichas para la atención médica, puesto que, según él, existe corrupción de un pequeño grupo con complicidad de malos funcionarios de la institución que hicieron que esa situación se convierta en un medio de lucro.

Y como respuesta a la situación, Calvimontes dice que se está trabajando en un sistema informático que ayudará a eliminar las colas, pero fundamentalmente la corrupción.

Joaquín es un hombre que reveló a EL DEBER que trabaja dos veces a la semana haciendo fila, para sustituir el esfuerzo de los pacientes que prefieren evitar la fatiga. “Me pagan Bs 50”, reveló. Añadió que así como él, hay algunos funcionarios de la Caja que desde adentro consiguen fichas hasta en Bs 100.

Equipos

Al ministro de Salud le parece curioso que en algún momento se hayan arruinado los dos tomógrafos al mismo tiempo, lo cual obligó a los pacientes a hacerse estudios fuera de la entidad.

“Es un secreto a voces, todo el mundo sabe qué sucede, que existen malos funcionarios que hacen cadena de negociados al interior”, denunció la autoridad de salud.

“No es problema de dinero”

Franklin Steimbach, ejecutivo del Sindicato de Médicos y Profesionales de la CPS, aclara que la institución a la que representa es la única en salud que tiene recursos económicos suficientes, a diferencia de otras que están llorando por presupuesto. “Las empresas afiliadas aportan puntualmente. La regional Santa Cruz recauda un estimado de $us 3 millones mensuales”, dice este médico, para sostener la hipótesis de que el problema no es dinero, sino el incremento de asegurados en los últimos años.

Según datos de la dirección de la CPS, desde 2010 hasta marzo de 2014 el número de beneficiarios subió un 29% (ver infografía) y cada día por lo menos 100 personas se someten a exámenes médicos en el hospital de Guaracachi, para ser admitidos en el seguro. Steimbach sostiene que al problema de siempre, el centralismo, se suma que no se desarrolló una adaptación de las instalaciones, de los recursos humanos, de los equipos, e incluso de la cantidad de camas que se necesitaban para recibir al turbión de asegurados.

“¿Por qué los pacientes de terapia intensiva tienen que comprarse jeringa, sueros y remedios elementales? La gente tiene nomás que venirse con su platita para comprar cosas que no debería, lamenta y lanza otro dato: hay un desabastecimiento serio en el almacén, en la farmacia. Sobre las sospechas de corrupción, el representante de los médicos admitió que todo puede ocurrir y que se sabe que afuera hay gente que vende fichas a los pacientes. “Hay un montón de situaciones, las sabemos y no es de ahora. Los médicos somos corajudos en trabajar en estas condiciones”.

El director de la CPS, Eduardo Roca, coincide con el ministro en que la institución tiene equipamiento de punta y que las debilidades que hay son como las de cualquier otra entidad. Y una de las debilidades, dice, es tal vez la tardanza en la compra de los insumos porque las empresas no se presentan a hacer sus propuestas. Otro asunto a resolver, dice Roca, es la falta de espacios, de consultorios para dar mayor atención. “Lamentablemente, algunas cosas no son de ahora”.

Una de la soluciones adoptadas recientemente, explica el director, es que debido a la saturación de afiliados, se ha tomado la decisión de no recibir a más empresas que soliciten el seguro de salud y que solo se está recepcionando a nuevos funcionarios de las compañías que ya forman parte del seguro.