¿De dónde salen los héroes?

Moira Sandoval Calvimonte*

Moira(1) Mientras todavía circula el debate si la sanción impuesta fue excesiva hacia el jugador uruguayo Luis Suárez, cuestionando que la FIFA se excediera en comparación a otras infracciones, igualmente reincidentes de otros jugadores, sin sustento en un reglamento interno. Este argumento cobra vigor si consideramos que dicha organización tuvo conocimiento tiempo atrás de las faltas del jugador uruguayo y recién ahora le resultan intolerables –cuando conviene cortar el paso a una selección- y usando la tecnología con efecto diferido.

La misma FIFA que en algún momento sugirió y puso en marcha la idea de que jugar en determinada altura podría ser lesivo a la salud, proponiendo el veto del estadio Hernando Siles de La Paz, molesto lugar que siempre hace peligrar la clasificación del “maior país do mundo” al mundial.



No cabe duda que la maquinaria poderosa de la FIFA, responde a grandes intereses económicos, corporativos y políticos, como en el caso de Brasil, que genera hacia el gobierno una obligación de supervivencia -política más que deportiva- que el equipo carioca clasifique y llegue a finales, dadas las multitudinarias protestas por los gastos del Mundial priorizados frente a necesidades de servicios públicos (caros e ineficientes en el vecino país). Por el momento, ese objetivo se va cumpliendo, con la recaudación millonaria de la industria turística, más la agónica clasificación del equipo a las siguientes rondas.

A pesar de esos intrincados compromisos, la FIFA deja siempre –involuntariamente- un espacio abierto para las sorpresas que da el talento, el esfuerzo, el corazón en la cancha, el patriotismo, el “fair play”, en suma: el fútbol.

Resquicio que la selección de la perla del caribe no desaprovechó. En el contexto del Mundial 2014 donde los equipos latinoamericanos causan asombro porque van imponiéndose con estrategia y talento, no es menor el logro conseguido por el equipo de Costa Rica en el mundial carioca.

De la mano de Keylor Navas, diez hombres dieron la victoria a Costa Rica, convirtiéndose en el primer país centroamericano que pasa a cuartos de final. País que ahora puede presumir no sólo tener más maestros que policías, sino que clasificó siendo invicto en la primera fase del mundial y líder del Grupo de la Muerte. Ya con eso, los “ticos” tuvieron un desempeño glorioso, mostrando que los verdaderos grandes, no tienen que estar precedidos de fama.

Sin importar la talla de sus rivales, los "ticos" jugaron sin complejos y con el corazón en la cancha, mostrando al mundo que el caribe está presente y escribiendo con goles la historia del fútbol. Probaron que los héroes pueden salir de un pequeño país caribeño y no necesariamente de una tragedia griega.

Aquéllos quienes pasamos horas de la niñez y adolescencia, recreándonos con los relatos de la mitología griega, que describían las hazañas de los héroes y semidioses, no podemos menos que conmovernos en presencia de hazañas reales y tangibles.

No podemos más que seguir ilusionados que este Mundial, más que ningún otro, a pesar de la tecnología con efecto diferido, de las sanciones desiguales, los falsos penales y la presión económica, nos dará todavía grandes sorpresas, como Chile o Costa Rica.

Y nos deja la enseñanza primordial: los héroes salen de cualquier rincón del mundo, de aquéllos lugares anónimos, de los hogares que criaron a sus hijos con amor a su patria, con el designio de no rendirse ante nadie, aunque el rival sean selecciones del grupo de la muerte, del primer mundo, o plagados de estrellas.

La FIFA tiembla, porque sabe que aunque se “Robben” un resultado mediante un falso penal, en cualquier momento y del rincón más pequeño, los héroes aparecerán.

*Desde La Paz, donde se juega fútbol en la altura.