Cada pueblo tiene el gobierno que merece

Ovidio Roca

Ovidio Roca Instituciones son valores y la institucionalidad de un país es el reflejo de las ideas y principios que prevalecen en esa sociedad y que constituyen su consciencia social. Es por esto que elegimos gobiernos que son como nosotros y que avalan y protegen lo que queremos, lo que hacemos y como lo hacemos.

La formación de esta consciencia social nos la explican dos influyentes autores, Carlos Marx y Max Weber:



“No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia”. Marx

“En la economía, la política, los conflictos sociales, etc., pesan elementos que preceden a la conciencia, pero ésta también actúa en la existencia social. Es decir los niveles de conciencia no son producidos automáticamente por los elementos existenciales, sino que se influyen mutuamente”. Weber

Como creo más en la dialéctica de Weber que en el determinismo de Marx, tengo la esperanza que superando los actuales condicionamientos e intereses económicos y de poder, podamos avanzar en la construcción de un país de leyes, con una mejor institucionalidad y un mejor futuro común y compartido.

En el Estado Plurinacional, los movimientos sociales corporativo-cocaleros exigen protección para sus cultivos de coca, vía libre para los precursores y acogida para sus clientes los cárteles del narcotráfico; permisividad para los negocios del contrabando o de la explotación irracional y ecocida de los minerales; permisos irrestrictos para los chuteros y ropavejeros; apoyo para el avasallamiento y tráfico de tierras; oportunidades para el enriquecimiento con contratos con el gobierno, que se ejecutan mal, con sobreprecios y que cubren además de las ganancias, las coimas que exigen las autoridades gubernamentales para otorgarlos. Esta práctica, este “ser social” determina la economía y la institucionalidad y un Estado fabricado a su propia medida.

En este nuevo Estado y Gobierno, todo ciudadano que no forma parte de sus seguidores o de los grupos corporativos, está excluido y carece de seguridad y de justicia. Peor si es opositor y peor aún si es un “yesca”, un pobretón que no puede pagar por su protección, pues la justicia se ha convertido en un instrumento punitivo del gobierno para eliminar a los opositores y a los que no pagan. Y todo esto ocurre porque la democracia se ha reducido al solo acto electoral y por eso estamos jodidos, aunque jodidos no están todos.

Por el contrario, en una sociedad democrática a la que todos deberíamos aspirar, se manejan principios y valores como los siguientes, que garantizan un país vivible y sostenible:

-Defensa irrestricta de los derechos humanos, partiendo por el derecho a la vida y a la dignidad; protección a las minorías y garantía y protección real del derecho de propiedad privada lícita.

-Libertad económica y gobierno eficaz y reducido.

-Separación e independencia de los poderes ejecutivo, legislativo, judicial y electoral y su gestión eficaz por ciudadanos idóneos y honestos.

-Alternancia en la gestión gubernamental.

-Vigencia de varios partidos políticos, con principios doctrinarios y propuesta sostenible, económica, social y ambiental.

-Libertad de expresión, libertad de prensa, libertad de asociación.

-Derecho a votar y a ser elegidos en las elecciones departamentales y nacionales.

Sabemos que el camino de la verdadera democracia es largo y difícil, pero es el único sistema que nos da la posibilidad de construir una sociedad libre y productiva y bajo un modelo de libertades, que es la antítesis de lo que se tiene actualmente en el país. Depende de nosotros tener una República y una democracia liberal, un gobierno de la mayoría con derechos para las minorías y no una dictadura que utiliza un sistema electoral digitado para adueñarse del gobierno.