Gonzalo Chávez
En la semana que termina, el Gobierno ha anunciado un programa de ayuda financiera para que estudiantes bolivianos asistan a las mejores universidades del mundo. Con bombos y platillos se dijo que nuestros jóvenes irán a Harvard, MIT, Stanford y otros grandes centros del conocimiento. Como es de práctica, en un momento electoral, se puso un nombre rimbombante al programa: “100 Becas de Estudio para la Soberanía Científica y Tecnológica”. Como no podía ser de otra manera esto me produjo un júbilo precoz por tres razones: dos altruistas y otra de vulgar vanidad.
Primero, me alegré porque, tal vez inspirados por los duendes de los votos, los dueños del poder se liberaron de sus burkas ideológicas y decidieron promover la asistencia de nuestros profesionales a universidades norteamericanas y europeas. En el pasado cercano, una forma de insultar a algún parroquiano, que no comulgaba con la religión del proceso de cambio, era acusarlo de haber estudiado en Harvard o el MIT; ambas, supuestamente cunas del neoliberalismo y de la ciencia maligna globalizadora.
Segundo, porque esta iniciativa es uno de los caminos para dar un sacudón de capital humano a nuestra economía. La tercera razón más presumida es que en un artículo que escribí en mayo de este año -titulado “Yachay, compañero manta”- propuse exactamente esta idea, aunque con más recursos. Bueno, pero pasado el primer grato impacto y leyendo con más cuidado la convocatoria para las becas, me dí cuenta que la propuesta está inspirada más en un entusiasmo político que en la realidad.
El programa es simpático pero completamente desinformado. Por Decreto se sugiere que con la intervención del Ministerio de Educación, nuestros jóvenes entrarán, por ejemplo, a Harvard y otras grandes universidades. La convocatoria parece copiada de los requisitos para acceder a un cargo público. Ser boliviano (a), una serie de documentos como notas y promedios, CV, certificando de antecedentes, etcétera. La instancia que elegirá a los beneficiarios del programa de becas será el recién creado Consejo Interinstitucional de Becas de Estudio para la Soberanía Científica Tecnológica (CIBEST), quién tomará un examen. Hasta aquí la propuesta tiene sentido. Los siguientes pasos son surreales y muestran que los que elaboraron la propuesta o no tienen la menor idea de cómo funcionan los sistemas de admisiones de las grandes universidades (que según prestigioso ranking de Shanghái están en Estados Unidos), o el Gobierno reactivó relaciones con el país del norte y se tiene un convenio único en materia académica.
Veamos. En el tema del inglés, transcribo literal: “los postulantes deberán hablar fluidamente el idioma inglés, aunque no cuenten con la certificación TOEFL”. El TOEFL es una prueba que mide el nivel del inglés, y si no cuenta con éste, ¿cómo se sabrá si el candidato sabe el idioma? La cosa se pone más divertida aún, si el candidato no cuenta con este test, “en ese caso, el Ministerio de Educación será el encargado de gestionar la obtención del certificado de TOEFL”.
¿Es decir, algún funcionario irá a tomar el examen, o existe algún convenio de sólo presentación de buenas calificaciones de un instituto nacional de inglés o el divertido Open English de la TV le extenderá la certificación? Este es un examen individual estandarizado mundial y no resultado de un trámite institucional. Pero, el rosario de desconocimiento se amplia.
“El Ministerio de Educación gestionará el ingreso del beneficiario de la beca a una universidad que se encuentre entre los rankings mundiales”. ¿Quiere decir que funcionarios de esta repartición pública llenarán las extensas aplicaciones en inglés, traducirán todos los documentos del becario, escribirán el ensayo de presentación, o la propuesta de investigación; en el caso de un doctorado, realizarán el levantamiento bibliográfico sobre el tema a ser desarrollado en el PhD, conseguirán tres cartas de recomendación de académicos reconocidos en las diversa áreas, darán el examen GRE o GMAT por el candidato? Otra vez, la postulación a cualquier universidad que juega en las ligas mayores es individual y no un trámite burocrático.
Pero agarrémonos de la buena intención y supongamos que no es una demagogia electoral. Usted, potencial becario no pierda el entusiasmo, haga su aplicación al programa de becas nacional, puede ser uno de los seleccionados, pero no ingresará a una gran universidad, digamos norteamericana, si es que de manera individual no toma el examen del TOEFL y saca por lo menos 80 puntos, o si en el GRE general o de matemáticas no tiene un récord superior a 800 puntos. En el caso del doctorado, en universidades inglesas, por ejemplo, piden una propuesta de investigación.
Las cartas de recomendación también son claves y obviamente no puede ser de su jefe, sino de profesores reconocidos en el área y con contactos en la universidad que se aplica. Recuerde que está compitiendo con miles de postulantes en el mundo, siendo que los asiáticos son los más competitivos. Ahora, si realmente usted es muy bueno y hace una excelente aplicación, no necesita de los recursos del Gobierno boliviano para acceder el PhD en ingeniería y ciencias aplicadas de Harvard o MIT. En la página de estas universidades dice claramente: All students admitted to our Ph.D. program receive full financial support. This includes tuition, fees, and a cost-of living stipend. Traduccción libre: Todos los estudiantes a nuestro programa de doctorando reciben ayuda financiera completa. Esto incluye el pago de la colegiatura, otras tarifas y una beca para cubrir los costos de vida.