En lo que va del año, has estado más tiempo enferma que sana. Estás empezando a sospechar que tienes una habilidad particular para enfermarte… Pero, lo más probable es que tu situación se explique por estos motivos.
#1 Estrés crónico
Cuando estás sometido a un estrés constante, tu sistema inmune se desregula completamente –según lo ilustró un estudio llevado a cabo por la Universidad de Texas–. Como consecuencia, te tornas mucho más vulnerable tanto a infecciones, como a todo tipo de enfermedades autoinmunes.
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#2 Deficiencia nutricional
¿Qué tan balanceada es tu dieta? Pues, si no quieres seguir enfermándote de esta manera, tendrás que esforzarte para mejorarla. De lo contrario, tu organismo no dispondrá de todo lo que necesita para cumplir con sus funciones de forma adecuada. Y es esta incapacidad la que puede resultar en problemas serios de salud.
#3 Descanso pobre
Durante el sueño, tu cuerpo se regenera. Por tanto, si no le concedes este tiempo, ¿cómo esperas que siga funcionando bien? Si no le regalas a tu cuerpo 7 horas de descanso diario alterarás tu ritmo circadiano y tus patrones de sueño. Y estos efectos representan un verdadero imán para las enfermedades.
#4 Falta de movimiento
El sedentarismo no solo es peligroso por aumentar los riesgos de la obesidad. También lo es porque atenta contra una buena circulación y la correcta nutrición y oxigenación de tus tejidos corporales. Para evitarlo, entonces, es recomendable que hagas tiempo para la actividad física 5 veces a la semana. De este modo, mantendrás tu metabolismo a un buen ritmo y te asegurarás una buena circulación.
#5 Desconexión de lo esencial
Estás tan abrumada de responsabilidades que te has desconectado de lo más importante. A duras penas ves el sol, hace tiempo que no estás en contacto con la naturaleza y cada vez bebes menos agua. ¿El resultado? Deficiencia de vitamina D, inflamación y deshidratación. Nada bueno puede surgir de este panorama…
Fuente: www.imujer.com