Ahora, una oleada de miles de inmigrantes desborda a Croacia

Refugiados en Europa.Hungría cerró su frontera y los refugiados buscan nuevas rutas para seguir camino hacia Austria y Alemania.

Custodia. La policía croata controla a un grupo de inmigrantes en Tovarnik. /Reuters

Hungría cerró su frontera a la fuerza y como en un juego de vasos comunicantes, los refugiados y migrantes que suben por los Balcanes desde Grecia atravesando Macedonia y Serbia abrieron una nueva ruta por Croacia. Desde ahí esperan alcanzar Eslovenia para seguir hacia Austria y Alemania. El gobierno croata abrió la puerta el miércoles. Su primer ministro Zoran Milanovic dijo que los ayudaría. Pero la buena voluntad no fue suficiente. El enorme flujo de desesperados hizo que en menos de 24 horas llegaran a Croacia desde Serbia más de 9.000 personas.
El plan original del gobierno croata se convirtió en una quimera. Quería montarlos en colectivos y trenes según fueran llegando para llevarlos a Zagreb y darles cobijo en un centro de refugiados. Cada uno decidiría después si pedía asilo en Croacia o seguía hacia el norte. Pero la masiva llegada desbordó a las autoridades croatas.
Miles de personas esperaban sin apenas comida y agua y a más de 30 grados mientras la policía les impedía seguir el camino a pie hasta que a media tarde empezaron a llegar colectivos y un tren. El gobierno anunció que podría enviar al Ejército para ayudar a la policía en la gestión. En parte porque ya empezó a enviar refugiados hacia la frontera eslovena y, según varios medios croatas y húngaros, hacia el borde con Hungría porque en la frontera húngaro-croata no hay valla.
Hungría cerró casi toda su frontera con Serbia (175 kilómetros), pero para hacerlo con Croacia necesitaría construir una valla de 355 kilómetros y ya anunció otra con Rumania. Eslovenia por su parte amenazó con cerrar su frontera con Croacia si aumentaba mucho el flujo de refugiados. Decenas de miles de personas se encuentran todavía entre Grecia y Alemania camino del norte de Europa y, aunque el domingo anunció controles fronterizos, Alemania mantiene la puerta abierta y el miércoles llegaron 7.000 refugiados.
Ayer continuaron las críticas a la forma del gobierno húngaro de gestionar esta crisis y el cierre de su frontera con gases y cañones de agua contra los refugiados.
El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos dijo que “algunas de las acciones son una clara violación del derecho internacional”. Varios sirios detenidos por Hungría contaron a Human Rights Watch que habían sido encerrados durante días, obligados a dormir en el suelo y que se les había proporcionado muy poca comida y agua. Los niños igual que los adultos.
Naciones Unidas también criticó los ataques de los policías húngaros a varios periodistas después de que tres -un polaco, un eslovaco y un australiano-, fueron encerrados hasta que ayer la diplomacia polaca consiguió su liberación. Los tres denunciaron haber sido golpeados. Serbia pidió a la Unión Europea que hiciera que Hungría “se comporte de acuerdo a los estándares europeos” y empresas alemanas anunciaron que no venderán más alambre de espinos a Hungría “porque los niños y adultos que huyen de la guerra no son criminales”.
Europa intenta dar una salida política a la crisis y acordar el reparto de refugiados, bloqueado por varios países del Este. El martes se reúnen los ministros de Interior y ayer se convocó una cumbre de líderes para el miércoles. La presión en la ruta que utilizan refugiados y migrantes sigue aumentando. Grecia cree que podría aumentar el ritmo de llegadas y se empieza a formar otro punto caliente en la frontera terrestre turco-griega, bloqueada con una valla desde hace años. Miles de sirios intentan cruzar por ahí para no tener que hacer la peligrosa travesía por mar. Bulgaria, vecina de esa frontera, anunció que enviaba al Ejército a reforzar su frontera.
Grecia anunció la creación de otros dos grandes centros de refugiados pero teme verse desbordada si sus vecinos del norte van cerrando sus fronteras unos tras otros porque, salvo que las autoridades turcas eviten las salidas –y Turquía también está bajo presión porque alberga a dos millones de refugiados sirios-, Atenas no puede impedir que los gomones sigan llegando a sus islas.



Fuente: clarin.com