El padre Mateo, la obediencia debida y una duda

maggy__talavera_Maggy TalaveraLa decisión de la Congregación de los Padres de San Camilo de ordenar al padre Mateo dejar Bolivia y regresar a Argentina ha reanimado al fantasma de las dudas y al de la desconfianza en las autoridades eclesiales y en las de la política. Hay razones para ello: el padre Mateo incomodó tanto al Gobierno con su campaña 10% para la salud, que este estalló en una dura arremetida contra él, en la que no escatimó acusaciones que fueron desde “cura de la derecha” y “opositor”, hasta la de querer “cercenar derechos” y “matar a la gente”. O sea, quedó en evidencia que al Gobierno le molestó, y mucho, lo que venía haciendo el padre Mateo: poner en debate la salud y dejar en evidencia que recibe poco dinero y recursos públicos.También hay razones para creer que el padre Mateo estaba incomodando a la curia local. Tal como sucedió antes con el padre Alirio en la capital cruceña o mucho antes con el padre Hubert en San José de Chiquitos, el sacerdote español que llegó a Santa Cruz hace 13 años imprimió a su trabajo pastoral un sello personal que no suele ser del agrado de curia alguna. Protagónico, frontal y mediático, al punto de ser considerado por muchos como dominante y hasta soberbio en algunos momentos de su batalla por el 10%, el padre Mateo dejó en claro que no iba a amilanarse ante poder alguno. En la confrontación con el Gobierno, sacó incluso un as bajo la manga que, parece, terminó en efecto bumerán: llegar hasta el papa Francisco con su campaña y denuncia. Digo efecto bumerán porque todo parece indicar que, lejos de haber logrado la venia del papa a su favor, lo que obtuvo fue un veto que se tradujo tal vez en una “sugerencia” de Francisco a los padres San Camilo para que le cambien de misión, algo siempre posible de justificar tras el voto de obediencia que “obliga a someter la propia voluntad a los superiores legítimos, que hacen las veces de Dios, cuando mandan algo según las constituciones propias”. No sé por qué, pero este canon 601 del Código de Derecho Canónico me recuerda las pretensiones políticas de muchos… pero bueno, este debate es harina de otro costal.Volvamos al padre Mateo y su salida obligada de Bolivia. Él no ha dudado en señalar al Arzobispado de Santa Cruz como el gestor de la misma, a lo que este respondió con un “no existe mala voluntad de la Iglesia”. El Gobierno puede decir también que nada tiene que ver con ese cambio de destino. Pero resulta difícil creer que ninguno haya metido la mano en la masa… al final, el juego del poder es el mismo, con o sin sotana. Ojalá que ninguno logre matar los frutos de lo sembrado por Mateo en salud y en rebeldía.El Deber – Santa Cruz