Muere el fundador de Subway

Sandro Pozzi



Fred DeLuca, cofundador de Subway, en una imagen de 2012. / STEFAN WERMUTH (REUTERS)



Fred DeLuca empezó en el mundo de la restauración cuando tenía 17 años, abriendo un local para vender bocadillos. Eso fue hace medio siglo, en Connecticut. Su idea tomó cuerpo con rapidez y acabó convirtiéndose en un gigante en el negocio de la comida rápida, hasta el punto de disputarse la supremacía de la industria con la cadena de hamburgueserías McDonalds. El creador de Subway falleció el lunes a los 67 años, tras dos años de lucha contra la leucemia.

Como manda el canon del sueño americano, DeLuca era un empresario hecho a si mismo. Convirtió los bocadillos del tamaño de un pie en un clásico entre el voraz consumidor estadounidense. El éxito de estrategia fue presentarse como la alternativa saludable al menú de un dólar que ofrecía McDonalds, aunque en realidad sus enormes “sub” de carne y queso tuvieran el doble de calorías que el popular Big Mac.

La idea de vender “submarinos” nació de una necesidad. Su familia tenía dificultad para poder pagarle los estudios universitarios y el dinero que ganaba trabajando en una tienda no era suficiente para costearse la matrícula, un problema al que se enfrentaba también otros jóvenes de su generación. En realidad, Fred quería estudiar para ser doctor mientras otros tenía puestos sus sueños en los viajes espaciales a la luna.

El primer bocadillo se llamó Pete´s Super Submanirne, en honor de un amigo de la familia que le dio la idea y que acabó convirtiéndose en su socio. Todo empezó en una barbacoa y con un préstamos de 1.000 dólares. La primera tienda que abrió no funcionó bien. Pero DeLuca siguió creyendo en el potencial del negocio. Y como vio que no era capaz de abrir todos los locales que esperaba, acudió al modelo de franquicia para acelerar la expansión.

Subway, que el pasado mes de julio cumplió su 50 aniversario, es la mayor compañía de comida rápida del mundo cuando se cuentan los más de 42.000 locales que operan en un centenar de países y la tercera si lo que se toma como referencia son las ventas. El objetivo es llegar a los 50.000 en 2017. Aunque las operaciones de la compañía las delegó recientemente en su hermana Suzanne, el ejecutivo seguía muy implicado en la gestión del negocio.

Fred DeLuca controlaba en el momento de fallecer la mitad de la sociedad con sede en Milford, Connecticut. Aquella idea de vender “submarinos” para poder pagarse la matrícula universitaria acabó metiéndole en el exclusivo club de las mayores fortunas del planeta. El emprendedor estadounidense aparece en el puesto 737 de la lista anual de multimillonarios que publica la revista Forbes, con un patrimonio estimado en 3.500 millones.

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Fuente: elpais.com