Una hora complicada

Marcelo-Ostria-Trigo1Marcelo Ostria TrigoEs difícil guardar esperanzas cuando la economía declina, se deteriora la institucionalidad y cada vez es menor el respeto a los valores democráticos. Estas señales son preocupantes, puesto que, además, los populistas comparten la afirmación falaz de que “Los derechos humanos (son) una imposición del imperialismo; las preocupaciones ecológicas, una conjura colonialista contra el desarrollo de los países periféricos; la alternancia en el poder, pura teoría burguesa…y así.” (Clara Riveros, politóloga colombiana). Esta es, en efecto, una prédica que se repite constantemente en Bolivia.El viceministro de Justicia ha repetido públicamente que “los derechos universales fueron impuestos por los países imperialistas, por lo cual es necesario trabajar en políticas propias sobre derechos humanos”. Esto hace pensar que el oficialismo también niega validez a la afirmación de que “Los pueblos de América tienen derecho a la democracia y sus gobiernos la obligación de promoverla y defenderla”, y que “La democracia es esencial para el desarrollo social, político y económico de los pueblos de las Américas” (Carta Democrática Interamericana, suscrita por los miembros de la OEA, incluyendo a los países de la ALBA).Mientras tanto, “lo que ha pasado en estas dos semanas –afirma Héctor E. Schamis (El País, Madrid, 11.09.15)– es la contraofensiva de la ALBA, el reagrupamiento internacional de la corrupción latinoamericana… ya nadie espera que el 2015 termine con más democracia, sino con menos”.En verdad, se agudiza el deterioro institucional y democrático. La atribulada Venezuela está sometida por una dictadura cruel, ineficiente e inmensamente corrupta, que crea crisis internacionales para salvarse de una caída inevitable, pues invoca el patriotismo de sus ciudadanos. Tampoco es el mejor momento del autoritario presidente de Ecuador, Rafael Correa, enemigo de la prensa y con propósitos prorroguistas. Termina el ciclo del kirchnerismo, con la actual presidenta en retirada que, sin haberse adherido formalmente a la ALBA, compartió los designios autoritarios y se rodeó de corruptos. La agobiada Rousseff sigue con el empeño de Lula da Silva de defender a los populistas, y guarda silencio culpable ante el infame juicio contra el líder venezolano Leopoldo López.Los ejemplos de la historia no les sirven a los caudillos. Pero la corrupción, la crueldad, el abuso, las violaciones a los derechos de las personas y los intentos de perpetuarse en el poder, tarde o temprano, se pagan. Entonces, persiste la Patria.El Deber – Santa Cruz