La Entrada de Chutillos vence al clima y alcanza éxito en Potosí

La fiesta folklórica de la capital potosina en devoción a San Bartolomé reunió a centenares de bailarines de diferentes regiones del país.

El Potosí /  Potosí



Un Potosí cubierto de nieve y nublado dio paso, al mediodía de ayer sábado, a un cielo lo suficientemente despejado como para llevar adelante, con éxito, la segunda jornada de las entradas folklóricas de Chutillos.

Era increíble. El cielo, que había amanecido totalmente nublado, se limpió en la tarde y permitió el paso del sol, que calentó las calles potosinas a tal punto que la gente que había acudido abrigada a sus puestos tuvo que despojarse de parte de su vestimenta.

Mientras, en el trayecto de la Entrada, ubicado paralelamente a la estación del ferrocarril, las fraternidades desplegaron humo de colores y una alegría que sólo podía interpretarse como un grito musical de triunfo sobre la adversidad, que esta vez fue el clima.

La noche del viernes cayó una lluvia intensa que provocó movimiento del público en diferentes calles del recorrido, en su afán de guarecerse, y luego cambió a una nevada que duró hasta las 8:00 de ayer sábado, dejando blancos el Cerro Rico y otras montañas.

El cielo amaneció nublado y la gente que acudía a observar la segunda jornada de la Entrada de Chutillos llevó prendas gruesas abrigadas ante la posibilidad de la continuidad de la nevada o la lluvia, propia del ciclo hidrológico que comienza en octubre.

En la mañana se sintió la humedad y por el cielo que estaba nublado los espectadores acudieron abrigados y preparados para una posible nevada o lluvia, lo que no ocurrió para felicidad del público y los danzantes que brindaron un agradable y exitoso espectáculo cultural.

Esta situación provocó, incluso, el cambio de las ofertas de la gastronomía potosina, ya que el frío obligó a muchos cocineros a preparar la sabrosa lagua, el tradicional manjar que fue degustado por mucha gente.

Lo propio ocurrió con las bebidas frías que no fueron consumidas gran parte de la mañana, obligando a muchos a buscar una linaza caliente o el conocido api o tojorí con su buñuelo.

Lo mejor fue que los bailarines asumieron el clima frío de la mañana y se dieron el valor para ingresar al recorrido de la festividad, con la esperanza de que saldría el sol.
Fuente: paginasiete.bo