Mariana una guerrera de la vida 

La llamada ‘bebé milagro’ es toda una vencedora está a dos años de graduarse como bachiller, planea estudiar gastronomía y sueña con ayudar a niños especiales

Con sus  compañeros Hace cuatro años que estudia en Bellas Artes, un colegio que le ayudó en todo aspecto.
Con sus compañerosHace cuatro años que estudia en Bellas Artes, un colegio que le ayudó en todo aspecto.
Una de  sus frases célebres Mariana tiene muy claro que no puede ganar todas las batallas, pero es bueno saber que las ha peleado todas. Ese mensaje lo tiene escrito en el muro de su dormitorio, donde pasa la mayor parte de su tiempo libre, disfrutando de
Una de sus frases célebresMariana tiene muy claro que no puede ganar todas las batallas, pero es bueno saber que las ha peleado todas. Ese mensaje lo tiene escrito en el muro de su dormitorio, donde pasa la mayor parte de su tiempo libre, disfrutando de una buena lectura.
La familia guarda todos los artículos Una nota de EL DEBER publicada el 4 de julio de 1997 dio la primicia sobre el nacimiento de una bebé que logró sobrevivir con solo 500 gramos de peso. Mariana se emociona al leerla.
La familia guarda todos los artículosUna nota de EL DEBER publicada el 4 de julio de 1997 dio la primicia sobre el nacimiento de una bebé que logró sobrevivir con solo 500 gramos de peso. Mariana se emociona al leerla.
Una de  sus frases célebres Mariana tiene muy claro que no puede ganar todas las batallas, pero es bueno saber que las ha peleado todas. Ese mensaje lo tiene escrito en el muro de su dormitorio, donde pasa la mayor parte de su tiempo libre, disfrutando de
Una de sus frases célebresMariana tiene muy claro que no puede ganar todas las batallas, pero es bueno saber que las ha peleado todas. Ese mensaje lo tiene escrito en el muro de su dormitorio, donde pasa la mayor parte de su tiempo libre, disfrutando de una buena lectura.
Su gran apoyo Edmee fue un pilar fundamental en la superación de Mariana. Se siente tranquila porque sabe que su hija puede superar cualquier obstáculo.
Su gran apoyoEdmee fue un pilar fundamental en la superación de Mariana. Se siente tranquila porque sabe que su hija puede superar cualquier obstáculo.
Siempre  que pueden  viajan juntos Edmee, Rodrigo, Sebastián y Mariana aprovechan y disfrutan el tiempo Siempre  que pueden  viajan juntos Edmee, Rodrigo, Sebastián y Mariana aprovechan y disfrque tienen libre para viajar y compartir juntos como familia.
Siempre que pueden viajan juntosEdmee, Rodrigo, Sebastián y Mariana aprovechan y disfrutan el tiempo que tienen libre para viajar y compartir juntos como familia.

Son las 15:00 del 18 de junio de 1997. Un monitoreo fetal muestra la triste realidad a Edmee Hewitt, que llegó tres días antes a la Clínica Urbarí por rotura de bolsa, el feto de 25 semanas que lleva en su vientre no presenta signos vitales y es declarado muerto. Le inducen el parto y a las 20:00, un pequeño cuerpecito inerte, de piel casi transparente y de apenas 500 gramos, es colocado en la charola de la balanza, para luego ser entregado al papá, Rodrigo Zamorano, a fin de que lo lleve a enterrar al día siguiente.



El ginecólogo termina de atender a la madre, que después de unos 20 minutos deja la sala de parto y es llevada a su habitación. Una hora después la enfermera entra a realizar la limpieza del quirófano y escucha “como un gemido de gatito”. Levanta el cuerpecito que apenas entra en su mano y de inmediato busca a los médicos para iniciar la titánica tarea de salvarle la vida, algo que parece imposible de lograr.

Mientras tanto, en la habitación, Edmee, una profesional en Relaciones Públicas, y Rodrigo, un reconocido ingeniero de sonidos, son consolados por familiares y amistades. Ni siquiera la mamá sabe que su bebé es una niña. Hace las consultas con una enfermera y decide que la enterrará con el nombre de Mariana. Apenas acaba de anunciarlo, cuando recibe la llamada del médico para informarle de que, contra todo pronóstico, su hija estaba viva.

“Al escuchar que mi nena estaba viva, grité de emoción y todos salieron a buscar explicaciones. El pediatra neonatólogo Nelson Vía Reque metió a mi esposo a la sala de neonatos y le aclaró las cosas. Le dijo que era muy complicado y al mismo tiempo costoso salvarla, pero mi esposo le respondió que haga todo lo que esté en sus posibilidades hacer para salvarle la vida que nosotros conseguiríamos de donde sea los recursos”, cuenta Edmee.

Así comenzó la lucha por vivir de la pequeña que fue conocida como la ‘bebé milagro’. La batalla era diaria. Se alimentaba por sonda, tenía respirador artificial y vigilancia médica durante las 24 horas. A las dos semanas su peso ya estaba en 790 gramos. Se esperaba que a diario aumente por lo menos entre 30 y 50 gramos.

Cuando se pensó que está fuera de peligro, a los dos meses, se infectó con estafilococo y seudomonas, y su vida nuevamente pendió de un hilo. Era resistente a todos los antibióticos de Bolivia y tuvieron que buscar otro fuera del país. En Chile, donde viven los abuelos paternos, se logró conseguir y en 24 horas uno de ellos llegó con el medicamento.

Así pasaron 78 días hasta que llegó a pesar 1.400 gramos y el 4 de septiembre de 1997 fue dada de alta y Mariana Maea Milagros, como fue bautizada, por fin se fue a casa. Allí los papás le instalaron una terapia intensiva con respirador, tubo de oxígeno y una enfermera particular hasta los seis meses, cuando le quitaron la sonda que la alimentaba y finalmente pudo tener una vida normal. El viernes pasado se cumplieron 18 años de aquel feliz día y Mariana y sus padres tienen sobrados motivos para celebrarlo.

Un caso excepcional
Este caso se sale de todos los parámetros de la medicina, puesto que la gran mayoría de los bebés que nacen tan prematuros, quedan con algún daño cerebral en la vista, el oído o con problemas de motricidad. En el caso de Mariana, su audición fue lo único afectado.

El doctor Vía Reque afirma que este caso es un éxito de la medicina en Santa Cruz y en Bolivia, e incluso, quizá en todo el mundo, porque él no conoce hasta ahora otra historia similar de bebés prematuros con 500 gramos que hayan logrado sobrevivir. Incluso hubo otros niños que nacieron con más peso y fallecieron.

A los nueve meses la llevaron a Mariana a Chile para hacerle los exámenes neurológicos y descartar cualquier daño en el cerebro. Allí ya habían escuchado su historia y la conocían como la ‘milagritos boliviana’. Los estudios detectaron que por ser prematura en algún momento tuvo desprendimiento de retina, pero de alguna forma extraña sus ojos volvieron a la normalidad, y también se detectó que tenía un déficit de sordera severa, por lo que iba a requerir tratamiento de por vida.
Este problema hizo que la pequeña tenga dificultades con el lenguaje.

Hasta sus tres años no hablaba nada y corría el riesgo de quedar sordomuda. Necesitaba recibir con urgencia una terapia auditiva verbal, un método prácticamente desconocido en el país, por lo que Edmee y Rodrigo vendieron todo y se fueron a vivir a Chile, junto con su hijo mayor, Sebastián, para que Mariana reciba el tratamiento que requería.

Un año después, la familia volvió a Santa Cruz. Su tía y ‘hada madrina’, Marisa Zamorano, que tiene el Centro Avanza para niños especiales en Cochabamba, y la fonoaudióloga Lourdes Monasterio, que es como su segunda mamá, ponen el máximo empeño, se capacitan y logran que la pequeña desarrolle el habla antes de los cinco años con normalidad.

Monasterio cuenta que la terapia auditivo verbal fue bastante larga y complicada en su inicio porque debían ayudar a Mariana con la reeducación del lenguaje. Comenzó a sus cuatro años y a los 10 fue dada de alta, tanto auditivamente como en su lenguaje.

“Es bueno resaltar el apoyo de sus padres y hermano, porque sin su ayuda las metas trazadas no se hubiesen alcanzado. Hace varios años que no la atiendo, pero tenemos una relación permanente y afectuosa. Ella me considera su segunda madre y yo a ella como a mi hija porque disfrutamos grandes experiencias durante esos seis años de trabajo”, comenta la terapeuta.

Una joven llena de vida
Pasaron los años, la llamada bebé milagro creció y hoy es una linda joven. Acaba de cumplir 18 años, el 18 de junio pasado. Estudia en cuarto de secundaria en el colegio Bellas Artes, de donde en dos años más piensa graduarse como bachiller, aunque aclara que no tiene muy buen oído para la música, por lo que su conexión con los instrumentos es solo para escucharlos y no para tocarlos ni cantar, como lo hace la mayoría de sus compañeros.

Días atrás la visitamos en su colegio. De pelo claro, ojos verdes, un poco más de 1,55 metros de estatura, alegre y llena de vida, nos espera abrazada a su papá. Enfundada en su uniforme de camisa blanca y faldita y corbata azul, saluda muy cortés y sonriente como si nos conociera de toda la vida. Gracias a los audífonos que usa puede escuchar con normalidad y se expresa con naturalidad.

La entrevista continúa en su casa de la urbanización Marsella, por la tarde. Edmee cuenta que Mariana hace poco conoció toda su historia, contada en blanco y negro, antes solo la sabía a colores. Se emociona al escuchar que todos dicen que es una guerrera de la vida. Siempre supo que fue una bebé prematura y que a raíz de ello tiene su problema auditivo, pero al cumplir sus 18 primaveras, sus padres decidieron contarle todos los pormenores. Algo que ni siquiera imaginaba y que hoy, al volver a revivirla, se conmueve casi hasta las lágrimas.

“Cuando supe todo lo que había pasado, que Dios me dio la oportunidad de que vuelva a la vida y al saber todo lo que mis papás habían hecho por mí, lloré muchísimo. No sabía que mi vida había sido tan triste y tan emocionante a la vez. Me hizo sentir aún más especial”, relata.

Muestra sus cicatrices de guerra y afirma que gracias a ellas está viva. Tiene una muy grande en el brazo derecho, otra en la muñeca izquierda, dos a ambos lados del cuello, donde le ponían los catéteres para recibir los medicamentos, y otra en el abdomen. Esta última es el símbolo de una batalla más, ya que cuando nació le pusieron una gasa con un poco de alcohol en el ombligo para desinfectar y este químico le causó quemaduras en su delicada piel.

Es una joven sin complejos, extrovertida, amiguerísima y muy charlatana. “Habla hasta por los codos”, dice su madre. Es una chica feliz, que ríe de todo y de nada. Es responsable y aplicada, y aunque reconoce que no le gusta mucho el estudio, ella sabe que debe esforzarse el doble en el colegio para estar a la altura de sus compañeros y lo cumple.

Entre sus pasatiempos están escuchar música, chatear y salir con sus amigas. Le gusta bailar e hizo también teatro para quitarse un poco la timidez que antes la caracterizaba y que gracias a la integración y al apoyo que ha recibido en el colegio Bellas Artes, no solo de parte de sus compañeros, sino también de todos los profesores, logró superar.
Asegura que nunca se deprime, pero que cuando se enteró de que prácticamente había perdido la audición en su oído derecho, lloró mucho, pero luego se sobrepuso y se dijo a sí misma que la vida seguía y que debía salir adelante, como lo hizo siempre.

Otro día triste en su vida fue cuando tuvo que dejar la gimnasia, a la que le dedicó casi cinco años y que hasta ahora es su pasión. Ingresó al Club 7 a los siete años y a los 11 tuvo que dejarlo a pesar de las excelentes condiciones que tenía para este deporte, porque el colegio en el que estudiaba y que ya la había bajado dos cursos porque su aprovechamiento no era parejo con el de sus demás compañeros, le exigía mayores notas y pidió a sus padres que la cambiaran.

“Me quitaron la gimnasia que era lo que más me apasionaba. Me duele mucho no desarrollarme como gimnasta, que era mi sueño, pero ya no puedo, tengo que cuidar como oro la audición de mi otro oído y no puedo exponerme a golpes. No me queda más. Debo ser consciente de mis limitaciones”, dice con mucho pesar y luego de recordar que con el Club 7 se destacó y obtuvo varias medallas.

Fuerte como un roble
Sus padres la hicieron fuerte como para que ella pueda valerse por sí misma en la vida. “Ahora podemos estar satisfechos porque sabemos que si un día llegamos a faltar, Mariana sabrá vencer todas las barreras que se le presenten”, afirma Edmee.

Para Rodrigo, la vida con Mariana es un constante aprendizaje. “Siempre te sorprende con alguna palabra nueva o con algún concepto. Tiene una forma de ver el mundo que es particular de ella. Es una chica muy aplicada y responsable, pero, sobre todo, muy sensible, que cuestiona las injusticias sociales y sufre mucho al ver a los chicos en las calles”, remarca.

Tanto Rodrigo como Edmee coinciden en que las circunstancias que vivió su hija los unió aún más como familia. Nunca hubo reproches de ninguno de ellos y juntos lucharon por conseguir los $us 90.000 para pagar la clínica y cubrir todos los medicamentos para salvarla.

Incluso su hermano, Sebastián, que en ese tiempo tan solo tenía tres años, no molestaba a sus padres y ayudaba en todo lo que estaba a su alcance, como si supiera que su hermana menor necesitaba mucha más atención y que él debía esperar y cooperar.

“Somos muy unidos. Yo era muy pequeño y no recuerdo mucho, pero sé que pasábamos muchos días en la clínica y todos rezábamos para que se salve. Es un orgullo tenerla como hermana, porque es una guerrera y una persona fuerte que siempre se esfuerza al máximo en lo que hace. Como familia siempre la apoyamos en sus decisiones y actividades que quiere realizar”, destaca Sebastián, que está a un año de graduarse como ingeniero ambiental en la EMI.

Amor por todos lados
Tanto sus mejores amigas Fernanda Tórrez y Andrea Ágreda, como sus profesores Delcy Claure, de inglés, y Rubén La Fuente, de matemáticas, destacan en Mariana que es una chica luchadora, que no se deja vencer por sus limitaciones auditivas, sino más bien se esfuerza más del doble y no se queda atrás a lamentarse.

“Ella tiene actitud para hacer las cosas y no se deja vencer por los problemas. Siempre viene con ganas. Las notas que tiene es porque se las merece, no porque los maestros seamos condescendientes con ella. Lo destacable también es el esfuerzo de los padres, que la refuerzan en la casa”, resalta la profesora Delcy, a lo que el maestro La Fuente agrega que es una chica muy cariñosa, respetuosa y que le pone ímpetu a todo lo que hace.

Fernanda, que también hace poco conoció a fondo la historia de su mejor amiga, Mariana, dice que es la persona más buena y excelente que ha conocido, y que gracias a ella supo el verdadero significado de la amistad. “Es un ejemplo de vida y una vencedora que sabe lo que quiere y que lucha por conseguirlo”, subraya.

Otro milagro más
La historia de Mariana no termina con el milagro de su recuperación. Tiene otro suceso más que la marcó. En octubre de 2012, después de cumplir sus 15 primaveras, Mariana estaba en la casa de una amiga sentada en una hamaca con ella y otra compañera más. De pronto se vino abajo la viga y justo le cayó en su cabeza provocándole una fractura interna de cráneo.

“Cuando me llamaron para avisarme lo sucedido, el mundo se me vino abajo. Pensé lo peor, y una vez más clamé a Dios con todas mis fuerzas para que mi hija supere este otro trance en su vida, y me escuchó. Gracias a la intervención oportuna de los médicos que la operaron de inmediato, detectaron que una arteria se había reventado y mi hija pudo salir nuevamente victoriosa en esta otra batalla”, rememora Edmee.

En tanto que Rodrigo bromea que “con todas las luchas y pruebas que ha superado Mariana, cree que tiene muy estresado a su ángel de la guarda”

Fuente: eldeber.com.bo