Caos urbano, ¿solo los gremialistas tienen la culpa?

maggy__talavera_Maggy TalaveraLas dos últimas semanas he escuchado muchas críticas y rechazo hacia el gremio de los comerciantes formales e informales. “Hacen lo que les da la gana”, “se asientan donde se les antoja, sea calle, acera o área verde”, “están convirtiendo la ciudad en un mercado”, “¡y no pagan impuestos!”, son apenas algunas de la expresiones –y las más suaves– oídas por doquier. Contienen mucha verdad, sin duda, pero ¿será que reflejan toda la verdad o la realidad del gran problema que agobia a la capital cruceña?Muchos quisieran creer que así es, pero están equivocados. El abusivo comportamiento de los gremios de comerciantes es apenas uno de los varios cánceres que están atacando al organismo vivo llamado ciudad. Un cáncer que avanza gracias a la connivencia de muchos otros gremios, entre los que destaca el de los políticos, y también grandes conglomerados de vecinos. Unos y otros alientan el abuso y fomentan el caos en los mercados y centros comerciales, así como en calles y áreas verdes: los primeros, para sacar réditos electorales y económicos; los segundos, para comprar ‘rápido’ y barato. Prima una lógica absurda en este descabellado intercambio de servicios, o más bien de intereses, que no condicen con los de una sociedad moderna y democrática cuyo objetivo es alcanzar el bienestar común.Está probado que tal como va la ciudad hoy, esa meta está lejos de ser ultrapasada. Y no es, insisto, solo por obra y desgracia del gremio de los comerciantes, sino también por obra y omisión de todos los que les dan el quinto y peso de cada día… o de quienes se los quitan, cobrando favores políticos.Digo que este es apenas uno de los cánceres que corroen a la ciudad, porque hay muchos más, tan invasores y nefastos como el del mercado persa citadino. Para no alargarme, cito otros dos: el provocado por el igualmente abusivo gremio del transporte público y privado; y el generado por la gran masa de vecinos a los que les importa un ajo respetar las normas básicas de convivencia.Todos se quejan contra los comerciantes: ven la paja en el ojo o gremio ajeno, pero no la viga en el propio. El problema se está complicando, porque el equipo ‘médico’ apto para detectar y combatir esos cánceres no está cumpliendo su labor. No hay cómo achacarle a fallas en la asignación de ítems, porque el equipo fue elegido por voluntad popular. Vemos hoy algún esfuerzo para controlar las ‘células malignas’, pero no tendrá efecto sin un tratamiento completo que contemple políticas públicas integrales, con transparencia y rendición de cuentas para recuperar autoridad moral y destreza en el combate a esos cánceres.El Deber – Santa Cruz