El ‘efecto Macri’ debilita el bloque de la izquierda y mueve el tablero regional

argentina  da un giro  mauricio macri se instalará en la casa rosada con un discurso conciliador Con el cliché de la ‘revolución de la alegría’, Macri conquistó a las clases medias y dio un golpe al kirchnerismoArgentina da un giro Mauricio Macri se instalará en la casa rosada con un discurso conciliador Con el cliché de la ‘revolución de la alegría’, Macri conquistó a las clases medias y dio un golpe al kirchnerismo.

Tablero latinoamericano. El Socialismo del Siglo XXI pierde un eslabón clave en Argentina, mientras penden de un hilo los enclaves en Venezuela y Brasil. Evo Morales en Bolivia, Raúl Castro en Cuba y Daniel Ortega en Nicaragua, son los más firmes. Rafael Correa retrocede.La advertencia de Álvaro García Linera fue la expresión manifiesta de que el 22 de noviembre surgió de las urnas argentinas un “efecto Macri” que traspasó las fronteras rioplatenses y se instaló en la política latinoamericana.Con matices, con diferencias, en cada caso, en sus propias condiciones históricas, pero el triunfo de la alianza de centro derecha Cambiemos modificó el tablero general de tal forma que su ola expansiva todavía es motivo de medición política en la región.»Sí o sí, Evo tiene que ir adelante. Si a Evo lo sacan, lo apartan, la derecha va a regresar. En Argentina eso ha pasado. Sin la continuidad de Evo Morales como líder, el riesgo de un retroceso es inminente”, sentenció el vicepresidente boliviano, repitiendo el fantasma del regreso al pasado que enunció el kirchnerismo y que los movimientos bolivarianos han repetido como letanía.La izquierda minimiza los alcances del triunfo del ingeniero argentino, pero no deja de hablar sobre las implicancias catastróficas que tiene – de hecho – el “regreso del neoliberalismo”.Los sectores más conservadores, adormecidos tras una década de gobiernos izquierdistas, se envalentonan y se animan a sentenciar el “fin del populismo”.Ni uno ni otro. El “efecto Macri” es evidente, pero está acotado a cada realidad a donde llegan sus efectos de corto y mediano plazo.Tres bloquesEste nuevo ciclo marcado por el declive de la izquierda y el ascenso a tropezones de una nueva derecha, en realidad, viene de mucho antes que el ajustado triunfo de Macri en Argentina y está directamente relacionado con la expansión de las clases medias que demandan una democracia más efectiva y menos autoritaria, en un contexto de crisis económica después del fin de la bonanza de las materias primas.Con el regreso de la derecha al poder en Argentina, el bloque de la izquierda chavista pierde uno de sus eslabones más importantes. La alianza del matrimonio Kirchner con Hugo Chávez en Venezuela y con los mandatarios “socialistas” en Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Cuba consolidó las aspiraciones subcontinentales del Socialismo del Siglo XXI.Pero la pesadilla izquierdista no se despertó con el voto del 22 de noviembre, sino que comienza mucho antes con la crisis del modelo venezolano, la muerte del comandante bolivariano en marzo de 2013 y la debacle del Gobierno de Nicolás Maduro, cuya transición traumática todavía está abierta y con pronóstico reservado.Declive que se agravó con la debacle política de Dilma Rousseff, en Brasil, donde las protestas de las clases medias contra los deficientes servicios públicos y la corrupción la han puesto contra la pared con altos riesgo de un impeachment impulsado por una fortalecida oposición.El desgaste natural de más de una década en el poder hizo el resto del trabajo. La debacle económica, institucional y política de Cristina Fernández en Argentina terminó de cerrar el círculo del declive izquierdista.Los analistas consultados por Séptimo Día (el boliviano Gonzalo Chávez, el cubano Rafael Vilar y el argentino Andrés Oppenheimer) coinciden en un punto: hay un cambio de ciclo. Cada uno dura entre 10 o 15 años. El ciclo de la izquierda chavista está en su etapa de descenso, mientras que asciende uno nuevo, cuya característica central es que, en él, convivirán tres bloques relativamente definidos.Un bloque de izquierda socialista integrado por Evo Morales, en Bolivia, Rafael Correa en Ecuador, Daniel Ortega en Nicaragua y Raúl Castro en Cuba.Un conjunto de centro izquierda, más moderado, que propugnan, Dilma Rousseff (PT) en Brasilm Michelle Bachelet en Chile, Ollanta Humala en Perú y Tabaré Vázquez en Uruguay.Y un bloque de derecha, que ya estaba presente con Enrique Peña Nieto en México, Juan Manuel Santos en Colombia, Horacio Cartés, en Paraguay y que, ahora, obtiene una ficha clave con Mauricio Macri, en Argentina.Con este escenario en la cabeza, no es casual que el primer disparo del presidente electo de los argentinos haya sido Venezuela, epicentro del chavismo, y uno de los eslabones de mayor convulsión política en la región latinoamericana.Gonzalo Chávez destaca que “estamos ante un cambio de ciclo, no sólo en Argentina, sino a escala regional. Eso es positivo, porque fortalece el principio de la alternancia, como un elemento fundamental para la democracia. Este giro por el que han votado los argentinos va a fortalecer a la oposición.Por fortuna, la transición en el vecino país se está dando de forma impecable y en paz. No parece que vaya a ser el caso de Venezuela, donde la situación es más complicada.En Venezuela no se ha podido construir una alternativa política y, entonces, la transición de este desgaste que es natural después de una década en el poder, sin duda alguna es más dramático. La situación en Venezuela y Brasil están muy graves.Estas van a ser transiciones más dolorosas que esta que se está dando en Argentina.Macri plantea hacer cambios, pero sin una ruptura demasiado grande como seguramente va a ocurrir en Venezuela o tal vez, inclusive, en Brasil.En general, en toda América Latina hay un giro. Rafael Correa ha retrocedido en Ecuador en sus afanes de reelección. Son cambios de ciclo que duran entre 10 o 12 años.José Rafael Vilar destaca: “El triunfo de Macri representa el inicio del fin del populismo clientelista en Latinoamérica. Ya Brasil y Venezuela —aún sin cambios de gobierno— lo están sintiendo por sus crisis: Venezuela con crecimiento del PIB de -10% este año (inflación pronosticada de 200%) y -6,0 en 2016, mientras Brasil tendrá -3,0% y -1,0 respectivamente (8,9% de inflación), por eso la presidente Rousseff será la primer gobernante que se reunirá con Macri.En lo exterior, “ya Macri está cumpliendo lo prometido: decidido crítico del chavismo, promoverá la expulsión de Venezuela del Mercosur y la aplicación de la cláusula democrática”, indicó.Andrés Oppenheimer es el más radical en el análisis. “En América Latina los ciclos políticos, suelen durar 10 a 15 años. En los años 70 teníamos dictaduras militares, en los años 80 teníamos gobiernos socialdemócratas, en los 90 gobiernos neoliberales y en los 2000, el bolivarianismo, el chavismo. Afirmó que ahora es tiempo de un nuevo ciclo. No quiero decir que ese ciclo va a ser permanente porque ningún ciclo es permanente.Pero lo que sí vimos en Argentina y creo que vamos a ver un efecto contagio en otros países latinoamericanos”. “Esto fue una reacción contra este populismo radical que ha cundido en América Latina en la última década”, añadió el analista argentino.Séptimo Día, EL DEBER, Bolivia