Entre hartazgo y repulsión

KAREN-OK1Karen ArauzLas redes sociales denotan un malestar que va adquiriendo características de epidemia. Todo hace suponer que la población está experimentando una suerte de empacho, de hartazgo. Esa molesta sensación sin plena identificación, se está acercando peligrosamente a una neurosis que en lenguaje cotidiano significa, cabreo.Ese algo cercano a la intolerancia y pérdida de paciencia, no deriva de una sola vertiente. Como en las neurosis pre divorcio, día a día se descubre que  desde el modo de lavarse los dientes, o dejar el champú mal cerrado,  precipita una inminente visita al abogado. Suena hasta gracioso, porque nadie se divorcia solo por  la manía  de dejar una toalla húmeda tirada en el piso o  por picotear los platos ajenos.Este proceso de deterioro es una suma -constante y sostenida- de situaciones que van escalando hasta el estallido. A riesgo de equivocarme, son los detalles que hacen prever una eclosión que, como la gota que colma un vaso, se traducirá con inusitada fuerza  en los resultados del próximo referéndum. Aburre y desagrada la machacona pose de magníficos siempre imitados pero nunca igualados a nivel global. Ese considerar que la administración masista es el non plus ultra mundial, la maravilla digna de envidia de reyes, presidentes y vasallos… carga. Al principio puede sonar hasta positivo que se muestre una autoestima elevada que promueva al optimismo, pero solo al principio. Luego, empacha y destruye.Es como un buen chiste. La primera vez que lo oímos es genial, la segunda, sigue manteniendo algo de su gracia, pero el chiste contado a diario y por el mismo relator, -peor aún si es a lo largo de diez años o tres mil seiscientos cincuenta días-, se torna inaguantable. E invivible.Con la triste reputación auto edificada por este gobierno -en Potosí por ejemplo- no se puede pretender gran algarabía por una nueva promesa, porque todos saben que es una postura a deshora solo por la inminente necesidad de votos a su favor. Cabrea que sin abandonar la postura soberbia de magnate que luce sin entreacto el vicepresidente, deje caer de sus cuidadas manos varios millones de dólares para la construcción de un hospital, pretendiendo que todos  ignoremos que es una demanda, entre muchas otras a lo largo y ancho del país, que ha sido ignorada por una década de sangre, sudor y lágrimas.Cabrea esa magnanimidad pretendida. Ellos olvidan que no solo es mandato y obligación, sino que son recursos propios de las regiones lo que se desembolsa. Ese discursito empalagoso de lo grandes que son, ha pasado de ser insulto a la inteligencia colectiva,  a una franca agresión. Y ningún agredido constantemente, deja eventualmente, de reaccionar en proporción.Seamos honestos. Los viajes del presidente a Europa en días pasados, -excepto Irlanda cuya intencionalidad fue bastante más oscura-, son viajes oficiales por su investidura, pero lejos están de ser Visitas de Estado. Son recibidos y muy bien tratados, pero no son invitados. Son viajes de negocios con tintes bien aprovechados en beneficio de su imagen pública. Lo que se conoce como matar dos pájaros de un tiro. Sus seguidores se emocionan al verlo compartir con la señora Merkel. Desengáñense. Si una empresa clave le pide a sus primeros ministros que reciba al presidente de un país de aquí o de la quebrada del ají, a quien le están vendiendo turbinas por cientos de millones de dólares, parte de la función exigida, es apoyar a sus empresas porque redunda además, en beneficio de su país. Lo propio sucedió en Francia donde estuvo de shopping de radares millonarios.  Las gestiones para las visitas presidenciales tienen su génesis en las propias cancillerías. Lo mismo para los múltiples doctorados honoríficos. Existen firmas internacionales que hacen lobbying a esos niveles. Y no son gratis, son  asesores pagados de relaciones públicas e imagen para la exportación cuya eficacia se mide en resultados. Camuflar esto en un supuesto desespero continental por contar con su excelsa presencia,  guarda una considerable distancia.Nosotros somos pocos y nos conocemos mucho. El incesante tener que hacerle el quite a cachetadas destinadas a otros, también cabrea. Fiel a su estilo, SE, quien está convencido de que es un ser angelado más allá del bien y del mal, se expone constantemente. -Lo que en lo personal-, sería su problema. Pero da la casualidad, de que representa a un país de diez millones de personas, que no son todas monigotes pintados en la pared,  por lo que se espera al menos discreción y buen tino en las declaraciones públicas. Amenazar con «disturbios» al candidato opositor y casi seguro próximo presidente argentino, por hacerle un mimo a su abatida amiga Cristina a tiempo de afianzar su auto proclamación como heredero del castrismo en extinción, es una mala idea.  Que un diputado chileno declare que Evo Morales le parece una «artesanía con patas», molesta y mucho. Pero aplica aquello de que el que dice lo que no debe, escucha lo que no quiere.