Impresiones de la masacre

PARISJuan Marcelo Columba Fernández*Te escribo hoy. Anonadado. Respirando un espeso desconcierto, un brumoso aire de luto… Estridentes, las sirenas infaustas anuncian la tragedia y expanden en sus ondas un dolor que se incrusta lentamente en la sustancia del alma. El oscurantismo en la ciudad de las luces. “Balas. Balas. Siento esta noche heridas de muerte las palabras.” Los versos de Alberti rememoran – paradoja desdichada – una realidad en mímesis de la fabulación.¡Atención! El presidente acaba de decretar el estado de urgencia. Calma, calma. Puedes permanecer en casa, los medios se encargarán de embutirte el cráneo o, si prefieres géneros alternativos, las redes sociales y otras fuentes proveerán la infoxicación necesaria: un bufet a voluntad de teorías conspirativas, falsedades descaradas e inadmisibles comparaciones… ¡Como si el valor de la vida pudiera compararse!“Humaredas perdidas, neblinas estampadas…”. La voz del Estado llama a la guerra mientras el oscurantismo moralista, en una medrosa apostilla, evoca versículos y suras para masacrar amantes de la música e inofensivos habitués de bistró. “La capital de la abominación… idólatras en una fiesta de la perversión.” Los ladridos fanáticos no pueden abatir el raudal eufónico de las plegarias y las oraciones. El lenguaje del odio se desvanece ante el fluir de la humildad en la mística religiosa.El boulevard Voltaire y la plaza de la República, hace poco zonas de barbarie, congregan flores, bujías y exequias callejeras – los símbolos del coraje y la fraternidad. La valentía se reapropia del espacio público. La geografía se libera del miedo. Las calles y avenidas habitadas anteriormente por el terror retoman con entereza su distintiva vitalidad.Ha pasado ya un día desde la masacre. El nervio del viento aleja la nubosidad. Las centelleantes y discretas lucecillas de aflicción reavivan hoy la diamantina luz de esperanza. Vuelve intenso el sol otoñal, padre providencial baudeleriano, despertando versos como rosas y evaporando las aflicciones en el añil celestial.París, 15 de noviembre 2015.*Lingüista