Renovación: las razones del No

ivan okIván Arias DuránLa semana anterior siete ciudadanos y ciudadanas (Gualberto Cusi, Eduardo Maldonado, Amalia Pando, Luis Revilla, Alejandro Almaraz, Cecilia Chacón e Ivan Arias) firmamos públicamente un documento de plataforma democrática en el que expresamos las razones que nos unen para oponernos a la modificación de la Constitución Política del Estado (CPE). No somos candidatos a nada y con los derechos que nos otorga la CPE, los firmantes creímos y seguimos creyendo en la democracia, y en la construcción del Estado de Derecho como valor supremo de la acción política.El ejercicio del derecho a expresar nuestro punto de vista diferente al del poder central tuvo una rápida y furibunda reacción descalificadora por parte de autoridades y militantes del partido de Gobierno. Esta actitud gubernamental se enmarca en la advertencia realizada por los obispos en su centésima asamblea ordinaria, donde  señalaron que en Bolivia «muchos tienen miedo a expresar una opinión diferente del pensamiento ideológico dominante que se pretende imponer a toda costa, amedrentando y descalificando al que piense distinto”.A pesar del ambiente de miedo y amedrentamiento que vive el país, el documento que firmamos convoca a que, por encima de los intereses personales, los bolivianos, gobernantes y gobernados respetemos la CPE y que no se la modifique en función de objetivos coyunturales y personales.En los 190 años de historia boliviana nuestra Carta Magna fue modificada, entre total y parcialmente, sólo en 19 veces. No puede ser que en menos de seis años de su vigencia haya sido interpretada en decenas de veces y ahora se la quiera modificar sólo para satisfacer la voluntad del presidente Morales de mantenerse en el poder a como dé lugar. No se trata de oponerse a Evo, sino de garantizar la oportunidad para que líderes emergentes tengan la esperanza de la renovación.El MAS y el Presidente, usando abusivamente el poder, han decidido cambiar la CPE sin respetar su propia promesa de no cambiarla por los próximos 50 años. El Presidente y el MAS no están cumpliendo su palabra, no están respetando las reglas de juego y están usando el poder para acomodar la CPE a su gusto y antojo, cerrando el paso y la esperanza a nuevas generaciones.No hay hombres y mujeres imprescindibles, lo que hay son causas imprescindibles. Los avances que podrían ser significativamente mayores, de no ser la mezquindad del Gobierno, se deben al sacrificio del pueblo boliviano y a sus organizaciones, de las que el Gobierno se ha alejado.Desde esferas del poder se quiere casar la demanda marítima a la permanencia obligada de los actuales gobernantes porque sin ellos la cuestión se caería. Esto no es así, ya que nuestra demanda se basa en hechos históricos y el resultado ante La Haya no depende de un presidente, sino de una política de Estado.La estructura política y partidaria que llevó al MAS al poder se encuentra agotada políticamente (como lo demostraron los resultados de las elecciones autonómicas de marzo y el referendo de septiembre), ideológicamente (confundida entre el socialismo comunitario y los pedidos de inversiones capitalistas en Estados Unidos) y, lo peor, agotada en términos de gestión pública, carente de nuevas ideas y de proyectos que vayan más allá de las obras faraónicas.En este contexto, la actual estructura política en el poder se ha convertido en una fuente de corrupción y, por ende, no tiene el valor ni quiere luchar contra la corrupción generalizada en el Gobierno y sólo se dedica a utilizar a la justicia deslegitimada para perseguir y encarcelar a quienes piensan distinto.Está demostrado, por experiencia nacional e internacional, que el poder absoluto sin pesos y contrapesos y sin respetar CPE sólo sirve para que la corrupción se perpetúe y, lo más peligroso, impedir el recambio generacional.No es correcto mantener indefinidamente un Gobierno que se mofa y ríe de la CPE, y de quienes le reclaman respeto. No es correcto un Gobierno que gobierna con odio y resentimiento y que no reconoce la violación de derechos humanos.La cosa es más grave al acudir al referendo con un Tribunal  Electoral que no ha logrado recuperar la confianza de la población y que mantiene vigente prácticas que, en vez de demostrar su independencia del Poder Ejecutivo, se aferra a ser leal operador de los mandatos de éste.La falta de transparencia del Padrón Electoral es, hasta hoy, un misterio para la población. Seguiremos pidiendo que el Gobierno administre el bien público y que no gaste la plata de los bolivianos en campañas electorales para satisfacer sólo ambiciones personales, en un periodo que debería ser de austeridad y priorización de recursos para salud, educación y desarrollo productivo.Página Siete – La Paz