¡Estos alienados!


frankFranklin E. Alcaraz Del C.*Alienado, según la  Academia de la Lengua, entre sus varias acepciones incluye: “f. Limitación o condicionamiento de la personalidad, impuestos al individuo o a la colectividad por factores externos sociales, económicos o culturales”. En palabras para el pueblo, alienado es también aquel que vive con patrones culturales y costumbres ajenas a su propia cultura. Por eso generalmente se dice “alienado” a aquella persona que vive de acuerdo, por ejemplo, a las costumbres gringas. Pero también están los otros alienados. Aquellos que intentan vivir como vivían los aymaras antiguamente o los incas, o los aztecas, guaraníes, etc.De todos los “alienamientos” el más conocido es el alienamiento hacia lo gringo. Y es un término muy usado especialmente por aquellos que dividieron la política (dividen todo, es su forma de vivir y existir) en izquierda y derecha. Adivine cuál lado es mejor para esos muchachos. Para ellos el alienado hacia lo gringo es lo peor. Es pro-imperialista, pro-capitalista, pro-derechista y no cuántas cosas más, como si ser “pro-imperialista”, “pro-capitalista”, etc., fuera malo “per se”. Y hay algunos que se la creen y tienen vergüenza decir que son simpatizantes de lo que los muchachos zurdos llaman “derecha” con desprecio y hasta odio.Pero honestamente, a mí me da vergüenza ajena cuando alguien me dice “soy de izquierda”, especialmente de esa izquierda que se identifica con gente como los Castro o el Ché Guevara. Esos son los alienados sin causa (así los llamo), porque ellos mismos ¿no van a vacacionar a Miami? ¿No se mueren por obtener un visa gringa? ¿No mandan a sus hijos a colegios privados y mueven sus influencias para conseguir becas en los tan odiados países capitalistas? ¿Quieren para su propia gente un país donde nadie quiera venir? Seguramente Evo “no podría entender eso”, pero probablemente no se puso a pensar en el tema.Prefiero mil veces -y lo digo abiertamente- ser alienado capitalista o de derecha que uno que se alinee en esa izquierda dependiente ideológicamente de Cuba o de Venezuela, Corea del Norte o China. Y no, no me da vergüenza. Vergüenza me daría si dijera “soy pro-cubano, patria o muerte” y no fuera a Cuba ni siquiera de paseo. Y que viera de palco como arriesgan o pierden la vida aquellos que por escapar de ese paraíso salen sin nada en busca de horizontes mejores. Alguna vez uno de esos jóvenes me dijo “¡escapan los que quieren ser ricos”…! En fin… Le respondí  “¿y por qué no escapas a Cuba si quieres ser pobre?” (¿Dónde se fue mi compadre Choque? Lo extraño, ya hubiera algún comentario “ácido”).Bueno. Con el tiempo, todo vuelve a su cauce y los fracasados no duran. Un día sus víctimas se dan cuenta de sus errores y ahí todo acaba (y la plata también, si no, vean Venezuela. Les gusta malgastar la platita ajena, la platita del pueblo). Lo de malo es que para empezar de nuevo, como en el actual caso de la Argentina, hay que empezar de nuevo y perder valioso tiempo reparando lo que destruyeron “los que intentaron implantar el paraíso socialista”, que más se parece a un infierno, porque está muy, pero muy lejos del paraíso.*Médico, investigador y escritorEl Día – Santa Cruz