Impuestos, choferes al ataque

5WmQvSSc_400x400Rodolfo Eróstegui*Hace unos meses atrás afirmamos que las inspecciones estatales, sin importar de qué institución se trate, Trabajo, Impuestos, municipios, etcétera, iban de cacería al zoológico.  Es decir, sólo hostigaban con inspecciones y multas a todos aquellos que estaban en sus registros. Los otros bien, gracias.La frase «cacería en el zoológico” la tomé de un alto funcionario de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Su expresión estaba dirigida a las inspecciones que realizan los ministerios de Trabajo. Yo la extrapolé a todas las inspectorías, pero en especial nos referíamos a las del Servicio de Impuestos Nacionales (SIN),  porque  sus inspectores o fedatarios inducían al vendedor a no dar factura para luego multarlo. Poníamos como ejemplo una pastelería a la que multaban y cerraban porque vendían una  pieza de «cauca” sin factura a un cliente, que en realidad era un fedatario de Impuestos.Los de Impuestos no se dan cuenta que al cerrar un negocio por 15 días lo que están provocando es, primero, que despidan al trabajador que no entregó la factura al cliente (no creo que haya alguien que instruya no dar factura a sus empleados). En segundo lugar, al estar cerrado el negocio, se deja de facturar durante todo ese tiempo. Las pérdidas son entonces para los recaudadores de Impuestos y, posiblemente, para los trabajadores que no cobrarán su salario porque el negocio está cerrado. Se dice que con los fedatarios no se discute, se acepta lo que ellos digan. Si lo haces  te va peor.Pero existe un grupo muy grande  de personas que no tributa. Hace algunos años atrás se calculó que eran  más de 800 mil personas. También se afirma  que los integrantes de este grupo tienen ingresos que exceden con mucho a la media de ingresos de los otros contribuyentes.Los  inspectores de Impuestos no «saben” de su existencia porque no están en la base de datos del SIN  y, por lo tanto, no son sujetos de inspección. Al existir un número tan grande de personas que no están obligadas a tributar, se crea entre los contribuyentes efectivos una resistencia a tributar.La resistencia del contribuyente se hace mayor al comprobar que no puede utilizar como crédito fiscal facturas de alimentos, de la colegiatura de los hijos, etcétera, o como la de los choferes del transporte pesado, a los que les obligaron a quitar su mochila (tanque de reserva) porque supuestamente llevaban de contrabando combustible a otros países.Esa mochila la tienen los transportistas de otros países.  Los nuestros, al no contar con ese tanque suplementario, se ven obligados a comprar gasolina o diesel fuera de nuestra frontera y  no pueden utilizar esas facturas para descargar el impuesto en nuestro territorio.Hasta ahora los notarios de Impuestos sólo habían clavado sus colmillos en ciudadanos que no tienen una organización que los defienda. Pero cuando comenten los  excesos con un grupo de poder como los transportistas,  que tienen representantes en la Cámara de Diputados o Senadores y, al parecer, también tienen participación en la estructura del partido en función de  gobierno, se encuentran con una respuesta como el bloqueo de caminos.Lo más peligroso de esta situación es que otros grupos que se sintieron o se sienten «agredidos” por los agentes de Impuestos comenzaron a solidarizarse con las demandas de los transportistas pesados. De concretarse estas alianzas, se pondrá en jaque a todo el sistema tributario de la Ley 843, creada en la era neoliberal.Lo mejor que  puede hacer el Gobierno es revisar los reglamentos de Impuestos, no la Ley, así como los métodos de inspección para viabilizar el pago de alícuotas para que los ciudadanos contribuyamos con  mayor agrado con el Tesoro de la Nación. De lo contrario, verán reducir el número de contribuyentes de la base de datos del SIN.*Experto en temas laboralesPágina Siete – La Paz