Un joven genio boliviano busca consolidar un centro científico

Aprendió a leer a los 3 años y salió bachiller a los 8.



Ciencia. José Iranzo durante su participación en el encuentro de científicos radicados en el exterior.

Ciencia. José Iranzo durante su participación en el encuentro de científicos radicados en el exterior. Foto: Fernando Cartagena

La Razón / Ibeth Carvajal / Cochabamba 

José Iranzo Justiniano aprendió a leer a los tres años y a los ocho salió bachiller. Luego se fue a España para especializarse en Inmunología. El joven, de 28 años, volvió 20 años después al país para cumplir un sueño: consolidar una corporación de desarrollo científico e innovación tecnológica.

“Decidí volver porque siento que soy más útil aquí que allá”, confesó Leonardo a La Razón. A los 13 años terminó su carrera de ingeniero agrónomo en la Universidad Mayor de San Simón (UMSS), de Cochabamba, y luego ingresó a la Facultad de Medicina de la Universidad del Valle (Univalle), en la misma ciudad.

A sus cuatro años, José, de padre español y madre boliviana, conocía los más de 200 huesos del cuerpo humano, pues había leído libros de anatomía. Cuatro años después celebraba su bachillerato, a sus ocho años.

A los 18 años hizo el servicio militar en el Centro de Instrucción de Tropas Especiales (CITE), un requisito para poder viajar y hacer su especialidad en Inmunología en el hospital La Paz de Madrid (España). “Aquí en Bolivia hay muchas tareas pendientes, existe una diferencia brutal entre lo urbano y lo rural”, lamentó.

METAS. José llegó hace un par de meses y empezó a trabajar en la consolidación de una corporación de desarrollo científico e innovación tecnológica, junto a otros 10 profesionales bolivianos y expertos en otras áreas.

“Nosotros, de forma particular, deseamos generar ideas y servir de incubadores de proyectos que sean socialmente útiles y rentables, para permitir que Bolivia sea puntera en ciencia y tecnología y no depender de la importación de tecnologías ajenas, que no siempre se adecuan a las necesidades que tenemos acá”, aseguró.

Emocionado y con una sonrisa en el rostro, el joven comentó que recientemente se obtuvo la personería jurídica y que el grupo multidisciplinario de científicos bolivianos desea crecer porque busca tener más ideas para resolver problemáticas sociales.

Estos profesionales trabajan en dos vertientes grandes: el primer proyecto es afianzar la soberanía energética en el país con la instalación de paneles fototérmicos voltaicos, que generarían electricidad y calor mediante una patente que además permitiría disminuir los costos, expresó José.

Otro reto es lograr la soberanía alimentaria. José y sus colegas quieren proveer tecnología hecha en Bolivia para optimizar la producción a pequeña escala en las comunidades agrícolas del país. El joven fue elegido para participar en el Primer Encuentro de Científicos Bolivianos Radicados en el Exterior, que se realizó el 7 y 8 de enero en el municipio de Tiquipaya, en Cochabamba, donde participaron 54 científicos que llegaron de 17 países.

José tiene previsto reunirse con autoridades de las gobernaciones de Pando, Cochabamba y Chuquisaca. Él espera que después de esos encuentros se den los primeros frutos de las metas planteadas por el grupo.

“Estamos moviéndonos porque realmente queremos que esto funcione para desarrollar confianza en aquellos innovadores y que se den cuenta que no es difícil incorporar técnicas que puedan transformar positivamente sus vidas y la de los demás”, agregó.

Estudios realizados

Bachiller

José Iranzo Justiniano se convierte en el bachiller más joven del país, a sus ocho años.

Medicina

A los 20 años terminó su segunda carrera universitaria, Medicina, en la Universidad del Valle.