A Lariza Fuentes, interventora del Fondioc

Quien denuncia termina denunciado. Vaya paradoja, dice el autor de La verdad sobre el Fondo Indígena.

  • A Lariza Fuentes, interventora del Fondioc
Diego AyoPolitólogo

Señora Lariza Fuentes, usted me acusa de haber distorsionado la verdad con la publicación del libro La verdad sobre el Fondo Indígena, un modelo vicioso de gestión pública. No lo creo.

Le comento, con todo respeto señora, que su carta intimida. Aterra que ya no podamos discrepar. Asusta que usted, con esa carta, me esté prohibiendo mi derecho a escribir. ¿Puedo equivocarme en algunas cifras o hechos? Seguro, pero eso no le da derecho a usted de calificar al reporte con todos los adjetivos descalificadores que ofensivamente señala. Yo nunca le he faltado el respeto diciendo que su informe distorsiona la realidad, miente y un largo etcétera. No es que no lo crea, pero no lo digo. Valga la oportunidad para decirle que su informe, con toda la pulcritud que usted lo presenta (y a pesar de ésta), no deja de ser un alegato poco serio para justificar la inacción del gobierno de Evo Morales en un tema de tanta relevancia. Su informe dice muchas cosas para esconder la principal: el Fondo Indígena requiere una verdadera transformación que su gobierno no tiene la menor intención de acometer.Por eso cuando usted me dice que distorsiono los datos, quisiera que con el mismo énfasis, casi colérico, le diga lo  propio al presidente Evo Morales quien afirma que «sólo se malversaron dos milloncitos”. Imagino que usted cuenta con un estudio que avale semejante distorsión de la verdad. De lo contrario, eso sí es manipular la verdad. Y usted, por supuesto, se estrella contra quienes investigamos. Esa es la manera de proceder de este gobierno y usted se presta a ello. Quien denuncia termina denunciado. Vaya paradoja. En todo caso, le recuerdo que la señora Achacollo, quien la designó a usted en el cargo que ocupa, es la principal sospechosa de los delitos existentes. ¿Hay alguna acción en contra de ella o su informe apunta a mostrar lo evidente: que ella tiene por demás culpa en este caso? No, claro que no, y eso sí es distorsión de la realidad.Aunque algunos de los aspectos que usted señala en su carta intimidatoria sean correctos (no niego que se deba revisar una vez más el trabajo), lo cierto es que se olvida de los principales, dejando nuevamente en evidencia su intención de evitar llegar al meollo del asunto:No nos dice nada de las transferencias de recursos públicos a cuentas privadas (que estarían en el orden del 95%).No nos dice nada respecto al perverso modelo de gestión (un modelo de antigestión, más bien) del Fondo Indígena, que se aplazó en cada una de las fases de implementación de una política pública (el diseño, la planificación, la ejecución y la rendición de cuentas).No nos comenta nada respecto a que casi el total de proyectos a) no contaban con diseño final, presupuestos, factibilidad, etc y b) no podían ser siquiera medianamente supervisados pues el personal no alcanza para cubrir más que un 5% del total de proyectos.Omite las declaraciones de las máximas autoridades de su gobierno que realmente se dedican a distorsionar vulgarmente la realidad (recordemos: «El Fondo es una macabra creación neoliberal y por eso funcionó así” -Juan Ramón Quintana, ministro de la Presidencia-; «no son delitos, son errores administrativos e ingenuidad” -Álvaro García Linera, vicepresidente del Estado Plurinacional-; etc.).No nos dice nada de los más de 1.000 millones de bolivianos que no han rendido cuentas y que hasta que no lo hagan son recursos malversados.No nos dice nada de los más de 2.000 millones de bolivianos que no se han gastado aún y que supuestamente están en cuentas del Fondo Indígena pues nunca se han usado (díganos por favor si estos recursos están en la cuenta o no. Recordemos que cuando se habla de la corrupción en el Fondo, sólo nos referimos al tercio de la plata que fue usado y no a los dos tercios que nunca fueron usados: ¿dónde están?).No nos dice nada de lo principal: la información es dispersa (como usted misma sabe) o simplemente no existe. Vale decir, usted nos acusa de que hay errores malintencionados con la información, yo le digo que sí hay errores no malintencionados, pero errores. La razón es simple: todo esto se ha hecho de a poco. No había información y se ha recolectado información del SIGMA. Se lo ha hecho a pesar de que el funcionario que dio la información no estaba autorizado para entregar esta información. Y usted no dice nada respecto a este sistemático ocultamiento de información.No nos dice nada respecto a que NO hay una comisión única de fiscales y ustedes mantienen el proceso descuartizado en 69 fiscalías (¿eso demuestra mucha voluntad señora Larisa?).No nos dice nada respecto a la inoperancia absoluta de la Unidad de Investigaciones Financieras dependiente del Ministerio de Desarrollo Económico a cargo del ministro Luis Arce, que no hizo seguimiento de 54 transferencias que consignaron montos mayores en algún caso al medio millón de bolivianos.Puedo seguir, pero creo que con estos ejemplos queda claro que su designación por la señora Nemesia no fue casual. Usted la protege y ataca a quienes queremos ofrecer la verdad a los bolivianos. No contenta con esto saca inferencias que debe comprobar, como por ejemplo, afirmar que esta investigación la financia Unidad Nacional. Muéstreme una sola factura al respecto. No hacerlo es, en verdad, manipular la realidad para seguir encubriendo a ciertas autoridades. No aceptamos su amenaza de cierre en la carta que asevera que me harán un juicio. Hágalo señora Fuentes. Será una excelente ocasión  para decir nuestra verdad frente a la suya, de cara a la población boliviana. Tomo su intimidatoria carta para convocarla a un proceso abierto de diálogo con quienes son los verdaderos investigadores y comprometidos demócratas: el diputado Rafael Quispe y el abogado Eduardo León. Le agradezco esta oportunidad.Si estamos errados, estaremos muy contentos de aclararlo frente al país. En todo caso, en algo no estamos errados: el dinero de los más pobres ciudadanos del país, los indígenas, fue usado en cualquier cosa menos en favorecerlos. Y esa iniquidad está más allá de alguna variación cuantitativa que siempre estoy dispuesto a modificar.Es cuanto puedo responder.



Fuente: Página Siete