Un zapatazo contra «el proceso de cambio»

Sin títuloElizabeth Reyes*Lo dijo muy claro Cicerón: «quien presume de moralidad, suele morir de inmoralidad». Hasta hoy, el presidente Evo Morales se había reservado el rol de líder puro, esforzado, limpio de corrupción. Y durante casi 10 años le creímos.En esa década, el discurso de Evo Morales fue furibundo y agresivo. Como un profeta populista perseguía con su prédica al pasado y condenaba a los gobiernos y a los políticos que le antecedieron. En esto no estuvo solo, esa posición fue compartida por su entorno cercano y en especial por su Vicepresidente, quien escribió más de una vez complejos textos para demostrar que Evo Morales y los movimientos sociales indígenas, principalmente, eran la auténtica reserva moral del país.En una entrevista reciente en el periódico El Deber, Evo Morales incluso se llamó a sí mismo «hombre santo». Y en contraposición, los otros (la oposición) eran casi el demonio mismo: insensibles, corruptos, antipatriotas, etc.Pero esa impostura fenomenal se vino abajo el jueves 4 de febrero. El periodista Carlos Valverde demostró, documentos en mano, que el «santo» Evo Morales se había relacionó  clandestinamente con una jovencita, la había embarazado y tuvieron un hijo en el más absoluto secreto.Eso sin embargo no revestiría demasiada gravedad, sino fuera que la jovencita en cuestión (la madre del hijo de Evo Morales) en todos estos 10 años de «proceso de cambio» terminó convertida en una empresaria de fuste. De no tener nada, hoy es una potentada que gestiona desde la gerencia comercial de una empresa china, proyectos por más de 500 millones de dólares. Tenía razón en su momento el.Vicepresidente cuando dijo que esta fue una década de oro. Sí, definitivamente fue una década dorada para la madre del hijo de Evo Morales. 500 millones de dólares en contratos con el Estado son testimonio de esa década prodigiosa.El caso Gabriela Zapata es en realidad un tremendo zapatazo contra la impostura moral del MAS y su líder. Hasta hoy los seguidores de Evo Morales argumentaban que la corrupción era asunto de unos cuantos dirigentes que se habían desviado, pero que su líder máximo era impoluto. Pero el destape que hizo el periodista Carlos Valverde nos dice otra cosa: es prácticamente imposible que una joven, sin ninguna trayectoria conocida y sin una carrera profesional visible, salte del anonimato al manejo de proyectos millonarios.Pasado el escándalo, lo que queda hoy es empezar una investigación detallada para explicar los caminos sinuosos que siguió la señora Zapata en su encumbramiento como mujer rica y poderosa. Todo apunta a un complicado entramado de tráfico de influencias.El gobierno ha querido dar el caso por cerrado. Pero los bolivianos tenemos el derecho de saber la verdad. No es suficiente la nerviosa explicación de Evo Morales de que «no volví a saber de ella desde 2007». El mismo día que dijo eso, la prensa ya sacó fotografías de 2014 donde el presidente sale abrazado de Gabriela Zapata.Este gobierno quiso en su discurso proponerse como un proceso que batió todos los récords. Y sí, ya batió el récord de la corrupción con el Fondo Indígena (más de mil millones de bs comprometidos en malos manejos). Desde el jueves pasado Evo Morales tiene otro récord: 500 millones de dolares en contratos para una empresa vinculada a su ex pareja.*Ex Diputada y activista de derechos humanos