EEUU vs. MAS, informe sobre coca/cocaína

Coca-Acopio-Caranavi-1Franklin Alcaraz del CastilloLo que se puede apreciar es que, en cuanto a contenido, los informes de la UNODC y el estadounidense tienen mucho en común, excepto la percepción sobre los estudios realizados por cada uno de ellos en lo que se refiere a los cultivos de hoja de coca en Bolivia.Un tema que ya es viejo, aunque de facetas muy cambiantes, que hoy tiene dos versiones, es el de coca/cocaína. Por un lado, el Gobierno apoyado en el informe de la UNODC (Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito) elaborado con fuentes y cifras oficiales (Monitoreo de los cultivos de coca) y, por otro, los Estados Unidos con su Control Strategy Report (CSR). A decir verdad, este último, en su versión del presente año, contiene muchos datos del estudio realizado por UNODC. Sin embargo, si hay algo que llama la atención es que el informe estadounidense insiste en la actual existencia de 35.000 hectáreas de coca en Bolivia. UNODC, por su lado, menciona la existencia de 20.400 hectáreas para 2014, fecha del último monitoreo. Ambos informes coinciden en señalar a Bolivia como el tercer productor mundial de cocaína y que el país multipluri se convirtió también en país de tránsito de droga peruana.¿A quién creer? Eso lo decide el lector, pero hay algunos datos no referidos en ninguno de los dos informes que pueden servir para inclinar la balanza hacia uno u otro lado. Veamos: Ambos informes omiten dos temas fundamentales para el cálculo del potencial de fabricación de cocaína: 1) la productividad por hectárea de coca de los suelos yungueños y chapareños; y, 2) el factor de conversión de coca a cocaína.El estudio sobre la hoja de coca llevado a cabo por el Gobierno entre 2010 y 2013 cita una productividad de 1,4 toneladas métricas por hectárea/año, sin especificar si ésta correspondía al Chapare o a los Yungas. Tampoco explica con detalle la metodología seguida para semejante cálculo, lo que le quitó credibilidad en su momento. Por otra parte, con el uso de fertilizantes y riego, el rendimiento por hectárea probablemente haya mejorado sustantivamente, por lo que se hace necesario nuevos estudios que clarifiquen el actual panorama en cuanto a rendimiento por hectárea cultivada de coca. El segundo punto fue objeto de estudio de la DEA (Administración para el Control de Drogas) a través de la “Operación Breakthrough”, que encontró un rendimiento de solo 45% en el proceso de extracción de la cocaína de las hojas de coca. Actualmente, con el método colombiano, este proceso mejoró y hoy se especula que alcanzó entre el 60 y 70% de eficiencia, pero no hay un estudio científico que respalde este supuesto. Y hay que convenir en la respuesta a una pregunta: ¿dónde va la coca excedentaria? Responda el lector.El llamado “consumo tradicional” de la hoja de coca en Bolivia tiende a disminuir, no a aumentar. Los hijos de los acullicadores ya no acullican. Eso muestran los datos fríos. De acuerdo con los estudios desarrollados por las Naciones Unidas en 1950, el 33% de la población boliviana, acullicaba hoja de coca. Carter, Mamani y Parkerson indicaron que el 18,67% de la población boliviana acullicaba coca para 1980. El Celin (Centro Latinoamericano de Investigación Científica), en su estudio hecho en 2000, mostraba que el 14% de la población tenía todavía tal costumbre y, finalmente, el estudio del Gobierno realizado entre 2010 y 2013 por el INE (Instituto Nacional de Estadística), advertía que solo el 11,2% de la población del país multipluri acullicaba coca. Éste es un tema que tampoco se incluye en ambos informes.Pero, ¿qué está pasando, entonces? El Gobierno ha anunciado en repetidas oportunidades su intención de estabilizar los cultivos de hoja de coca en 20.000 hectáreas. Si le creemos a UNODC, estamos a solo 400 hectáreas de llegar a tal meta; no obstante, el Gobierno también adelantó un plan de erradicación de 6.000 hectáreas para 2016. No hablamos de que se erradicó más de 10.000 hectáreas cada año durante las últimas gestiones y en la práctica solo se notan entre 2.000 y 3.000, para hablar de cifras redondas. ¿Hay resiembra de coca? Todo parece indicar que priman las decisiones políticas sobre lo práctico y racional. Los cocaleros del Chapare han solicitado públicamente 7.000 hectáreas, lo que deja 13.000 para ser distribuidas entre los Yungas y Apolo del departamento de La Paz, zona que puede ser considerada “tradicional” en cuanto a cultivos de coca se refiere.Pero aquí hay un dato interesante: hasta 2008 había 67.500 “productores de hoja de coca” autorizados en Bolivia. 67.500 cocaleros, de los que 40.000 eran del Chapare cochabambino (Chapare, Tiraque, Carrasco, Yungas de Vandiola —datos de GECC, Grupo Especial de Control de Coca) y 27.500 eran cocaleros de los Yungas y norte de La Paz.Para 2015, existían 27.896 cocaleros en los Yungas paceños, 7.191 en el norte de La Paz (provincias Franz Tamayo, Murillo, Muñecas y Caranavi), y 46.240 cocaleros en el Chapare (Federaciones del Trópico, Yungas Chapare, Centrales Unidas, Carrasco, Mamoré, Bulo Bulo, Chimoré y Vandiola). Sumemos: a junio de 2015, habían 81.327 “productores de hoja de coca” autorizados en el país multipluri. Para poder apreciarlo mejor: 2008: 67.500; 2015: 81.327 cocaleros. Una subida sustancial.No tenemos datos previos, pero es probable que en años anteriores a 2008, el número de cocaleros haya sido menor. Algo que llama la atención es que habiendo una superficie menor de cultivos de coca en el Chapare, hayan más cocaleros autorizados que en los Yungas de La Paz. Efectivamente, en los Yungas paceños a 2015 hay 27.896 cocaleros y en el Chapare, 46.240. ¿Qué tal? (Datos de GECC y del Viceministerio de Coca y Desarrollo Integral).Tarea para el lector: Calcule cuántos catos de coca deberían haber en el país y luego calcule qué superficie de hoja de coca está actualmente autorizada, sabiendo que seis catos (40×40 m) hacen una hectárea. Y aquí también hay un problema para quienes autorizan los cultivos de hoja de coca: los chapareños dicen que el cato, en esa región del país, debía medir 50×50 m; pero si fuera así, se necesitarían menos cocaleros. ¿No es cierto?Segunda tarea para el lector: Sabiendo que cada cocalero puede sembrar solo un cato de coca, ¿cuántos se necesitan para cultivar 7.000 hectáreas en el Chapare? Estos datos, suficientes para generar por lo menos una discusión, no están en ninguno de los dos informes. También generan preguntas: ¿por qué hay más cocaleros en el Chapare que en los Yungas? (La misma UNODC refiere que alrededor de 95% de la coca de esa región va al narcotráfico).Sobre el lavado de dinero, el informe estadounidense señala que desde mayo de 2014 ya no existe información disponible al público, probablemente porque la Unidad de Investigación Financiera (Financial Investigative Unit) dependiente de la Autoridad Supervisora del Sistema Financiero (Financial System Supervision Authority), pasó a depender del Ministerio de Economía y Finanzas. El informe estadounidense menciona también que en marzo de 2015 el general Hugo Nina Fernández, exdirector de las fuerzas contra el narcotráfico y excomandante de la Policía, fue arrestado bajo cargos de lavado de dinero.En síntesis, lo que se puede apreciar es que, en cuanto a contenido, los informes de la UNODC y el estadounidense tienen mucho en común, excepto la percepción sobre los estudios efectuados por cada uno de ellos en lo que se refiere a los cultivos de hoja de coca en Bolivia. Hay que convenir que la tecnología estadounidense se encuentra muy por delante de otros países del globo.Es una pena que ya no contemos con otras fuentes de información para efectuar comparaciones, pero hay algunos hechos que no se pueden soslayar, como los señalados anteriormente, en lo que se refiere al número de cocaleros, especialmente en el Chapare, que cada vez son más y nada indica  que vayan a disminuir en cantidad, como disminuye el porcentaje de “consumidores tradicionales” de hoja de coca en el país.La Razón / Suplemento Animal Político