Megabandas delictivas siembran el terror en las calles de Venezuela

Ante la ausencia de un Estado fuerte que garantice la seguridad de los venezolanos, el crimen y la impunidad crecen en el país caribeño. «Los asaltos masivos se han vuelto comunes», consigna el diario El Nuevo Herald, que destaca la «gradual y a veces violenta» consolidación de megabandas conformadas por pequeños y medianos grupos delictivos que se fusionan.
Además de pesar sobre la vida de los venezolanos, el tema se volvió de mayor preocupación para las compañías y los organismos internacionales que operan en la nación petrolera.
Un ejemplo de las temibles consecuencias del desarrollo de la actividad delictiva es la masacre de Tumeremo, en la que 28 mineros fueron asesinados por una banda criminal en el estado de Bolívar. Ocurrió en los primeros días de marzo.
Otra masacre, la de El Valle, encendió las alarmas de los expertos en seguridad. Se produjo luego de una serie de ataques contra instalaciones militares y policiales, perpetradas por algunas de las megabandas para adquirir armamentos de guerra, según consigna el diario.
Esa vez, se trató de una supuesta emboscada contra la banda de «Franklin El Menor» por el control del territorio en la venta de drogas.
El IHS advirtió en un informe: «La capacidad de bandas de coordinar operaciones conjuntas compuestas por casi 150 individuos representa una amenaza masiva de seguridad para las compañías que operan en Venezuela, así como para las embajadas, empresarios, e incluso las estaciones de policía y los cuarteles militares».
«No hay compañía privada de seguridad actualmente operando en Caracas que tenga la capacidad de resistir un asalto de la naturaleza que tomó por sorpresa a la banda que controlaba el sector de Cerro Grande, el cual también estaba bien armado con rifles de asalto y granadas», agregó el IHS.
Luis Izquiel, experto en materia de criminalidad, señaló que las megabandas «están mejor armadas que muchos de los policías».
El fortalecimiento de las organizaciones delictivas no sólo se debe a robos de grandes cantidades de armamentos y asaltos a organismos del orden público, sino también a compras realizadas a funcionarios corruptos.
Diego Moya-Ocampos, señaló a El Nuevo Herald que la seguidilla de asaltos registrados en Venezuela denota «el carácter de Estado fallido por parte del gobierno venezolano y la escalada, en cuanto a las capacidades, en cuanto al armamento y en cuanto a la capacidad de coordinar actos de grandes dimensiones».

Fuente: infobae.com