Bolivia, a 30 años de Chernobyl

FERRUFINO1Claudio Ferrufino¿Qué fue primero? Ni lo recuerdo. El gobierno de Evo Morales nos tiene acostumbrados a tantas –quisiera llamarlas locuras- sandeces que uno va perdiendo la cuenta. Creo que en los anales de la estulticia local está aquello de que íbamos a ser, o éramos, la Suiza de América. Luego vino el tiempo del mocochinchi y su estrepitoso fracaso porque no lo veo reemplazando a la Coca-Cola ni en el Palacio Quemado; el tiempo de la papalisa; el reloj de manillas volcadas; el litio; el gas; el teatro más grande del mundo –comparado con Viña del Mar- para que los cantantes aymaras cosechasen premios a manos llenas. A costa, eso sí, de un parque nacional con árboles que cultivaron gringos tontos por décadas.El concurso de Miss Universo, vieja y fracasada ambición del presidente, que al igual que para muchos de sus correligionarios o cómplices dependiendo de dónde se mire fue algo personal. En su otra vida, o en la que sigue, o la siguiente e incluso subsiguiente, estos políticos de escasa monta sueñan con nacer con las despampanantes tetas y la rubia cabellera de las señoritas de perfecta dentición. El destino les ha sido cruel no incluyéndolos en la lista de beldades, poniéndoles a cambio un tenebroso objeto entre las piernas que, en la mayoría de los casos al no existir un cerebro que lo acompañase, se convirtió en sujeto y nos impulsó hacia el paraíso machista, sexista, poco menos que violador que representa el Estado Plurinacional, ex Bolivia, nunca señorita universo.Vino el satélite. Enviaron al pobre de Tupac Katari al espacio con menos protecciones que a Laika en el Sputnik. Dicen que se perdió, y cómo no, en esa millonada de pasadizos galácticos que aún no han sido correctamente señalados en aymara. Pronto. A los chinos poco les importa. Y a quien embolsilló la comisión tampoco.Mi amigo John Shanahan, de Denver Colorado y presidente de una organización que se llama Go Nuclear, expone en sus boletines los inmensos y limpios beneficios de la energía nuclear, en infinidad de campos.No lo dudo, pero cuando un líder como el señor Morales menciona el asunto de Bolivia en la carrera nuclear se erizan los pocos vellos de mis mestizos brazos. Sería como darle una ametralladora a un niño caprichoso y bipolar. Porque, hay que decirlo, lo que menos importancia tiene para los jerarcas del falso Movimiento Al Socialismo (MAS) son los beneficios ambientales o cualquier otro de bien público. Apelan a esto por haber agotado las otras dramáticas, risibles, fálicas, neoindigenistas proposiciones cuyo único objetivo era perpetuar el impacto mediático que el individuo en cuestión logró en un inicio cuando su ascensión  al trono todavía tenía implicancias de justicia y hasta un poco de revancha.También se menciona el mundial de fútbol de 2025 (no hay Mundial ese año), prometido por un calvo portaestandarte de la FIFA que se pronunció al respecto a cambio de un latón decorado con un cóndor y un escudo obsoleto.Bolivia nuclear. En primer lugar debiésemos concentrar nuestro escondido talento, que lo hay pese a los gobiernos, en producir un clavo, un tenedor, en hilar esas prendas de vestir con que nos invaden los coreanos. Quizá cuando dejemos de vender podamos crear, porque Bolivia es país hasta donde los escritores venden, y se venden. El comercio intrínseco del alma nuestra ha alcanzado a las letras…No imagino una central nuclear, menos “plurinacional”, en Bolivia hecha por nosotros. Nos la ofertarían los chinos, los rusos. Tintineo de monedas, plata en el bolsillo, Johnny Walker etiqueta azul y a la nueva patraña. ¿Seguridad?, olvídenla, cosa de gringos. ¿Cómo se dice Chernobyl en aymara? Muerte, siempre muerte en medio de transacciones corruptas para beneficio de pocos.El Día – Santa Cruz